El paciente se trató de un atleta que, pese a que en un principio presentó resultados normales en todos sus exámenes, desarrolló secuelas cardíacas asociadas al COVID19 a los ocho meses.
Por: Belinda Burgos
El COVID-19 continúa enseñándole a la medicina todos los sistemas del cuerpo que puede comprometer como virus infeccioso ya sea en sus estadios graves y hasta leves.
En este caso el virus demostró el poder que tiene sobre el sistema cardíaco, en un paciente de 46 años que presentó el virus en modalidad leve y meses después, desarrolló taquicardia ventricular no sostenida, a pesar de haberse recuperado exitosamente del virus.
El hombre de origen caucásico y atleta tenía historial de hiperlipidemia leve, y presentaba síntomas de malestar general, tos seca, anosmia y fiebre baja durante dos días antes de su prueba diagnóstica del virus.
Al día número cinco de la enfermedad sus síntomas desaparecieron por completo y no requirió oxígeno de apoyo ni hospitalización. Precisamente por este cuadro clínico no requirió laboratorios o análisis de biomarcadores cardiacos adicionales y el electrocardiograma (ECG) basal practicado arrojó resultados normales.
“El paciente volvió a su vida normal después de haber superado la enfermedad, incluyendo el ejercicio aeróbico que usualmente practicada, volviendo a su condición normal. A los seis meses de habersele realizado una resonancia magnética cardíaca, demostró fibrosis miocárdica y pericárdica de la pared libre del ventrículo derecho y el tracto de salida y del pericardio sobre la pared anterior. El primer ECG anormal se registró siete meses después de la enfermedad”, describen los autores del caso.
El término fibrosis miocárdica se usa para describir un grupo heterogéneo de cambios en la matriz de colágeno miocárdico en respuesta a diversos ataques cardíacos, que genera alteraciones en la función cardíaca que facilita el desarrollo de arritmias e isquemia.
Precisamente este caso refuerza lo expresado por otros médicos y científicos, donde han señalado que el virus puede producir efectos cardíacos a largo plazo.
“También se ilustran los desafíos en los exámenes y modalidades diagnósticas de detección tradicionales para identificar a aquellos pacientes con posible compromiso cardíaco y destaca la utilidad clínica de realizar resonancias magnéticas en este tipo de pacientes. Como médicos debemos tener un alto índice de sospecha clínica independientemente de si las pruebas de detección arrojan resultados normales, como el ECG o incluso el ecocardiograma, y deben considerar un seguimiento o monitoreo a largo plazo luego de la recuperación del COVID19”, concluyen los autores.
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