“Cuando una puerta se cierra, una nueva se abre para el PCI o angioplastía coronaria”

Procedimientos como la angioplastia coronaria permiten que los pacientes retomen actividades de manera eficiente y su recuperación sea más rápida. Además, minimizan los riesgos de muerte.

Por: Alexander Triana Yanquén


Según datos de la revista American Circulation, la intervención coronaria percutánea (PCI), denominada angioplastia primaria, podría reducir un 50 % la mortalidad en pacientes que sufren infarto agudo al miocardio, comparado con la fibrinólisis. 

Asimismo, estudios e investigaciones sobre el tema, han concluido que el uso temprano de angiografía en las primeras 72 horas de internamiento de un paciente redujo los riesgos de mortalidad, pasando del 9 % en 1995 al 60 % en el año 2015, y las cifras siguen mejorando.

El procedimiento se utiliza para abrir las arterias obstruidas del corazón. La angioplastia utiliza un pequeño catéter con globo (stent) que se introduce en un vaso sanguíneo bloqueado para ayudar a ensancharlo y mejorar el flujo sanguíneo al músculo cardíaco.

Desde la Revista de Medicina y Salud Pública conversamos con el Dr. Edwin Molina, adscrito al Centro Médico Episcopal San Lucas, quien nos compartió un caso de éxito de un paciente de 56 años, que vive en Ponce, a quien se le realizó este procedimiento. 

El caso: se cerró una puerta

A la sala de urgencias llegó un paciente que presentaba falta de aire progresiva, “ refirió que llevaba varios días con falta de aire, pero que iba empeorando agudamente, al punto en que se fatigaba al dar uno o dos pasos caminando hacia el baño”, dice.

Dentro de la primera observación del galeno que recibió el caso, se remitió al paciente a los exámenes de rutina indicados por las guías. Los primeros resultados que arrojó el electrocardiograma indicaba que tenía una afectación seria “consistente con que hubiese tenido un infarto al corazón”, agrega que este examen no reveló cambios mayores. 

“Una parte de las pruebas que se le hicieron, nos arrojó luz de que el paciente había tenido un infarto, por esa razón decidimos llevarlo inmediatamente al laboratorio de cateterismo dentro de las primeras 24 horas. Cuando llegamos al laboratorio de cateterismo encontramos que tenía la arteria principal del corazón, básicamente, en un 99 % obstruida”, detalla el experto. 

Este primer dictamen médico, hacía que este paciente fuese candidato para procedimiento quirúrgico, sin embargo, como comenta el doctor, en ese momento no contaban con un cirujano en la institución que pudiese intervenirlo, dado el importante éxodo de profesionales de la salud que afronta Puerto Rico.

Esto les llevó a consultar con el paciente, la familia y el equipo de médicos: “se habló con el paciente, se tomó la decisión en conjunto con los familiares y el paciente de repararlo vía percutánea (cateterismo), y él prefirió que nosotros lo interviniéramos vía percutánea”, dice.

“Nuestra recomendación en ese momento era que el cirujano lo viera, pero ante la escasez que había, tomamos la decisión en conjunto de hacerlo vía percutánea”.

Se abre una posibilidad, el procedimiento

La angioplastia a menudo se combina con la colocación de un pequeño tubo de malla de alambre llamado stent. Este dispositivo ayuda a mantener la arteria abierta, lo que disminuye la posibilidad de que se vuelva a estrechar. La mayoría de los stents están recubiertos con medicamentos (stents liberadores de fármacos). En raras ocasiones, se usan stents de metal sin revestimiento.

Este procedimiento puede mejorar los síntomas de las arterias bloqueadas, como el dolor torácico y la falta de aire. La angioplastia también se utiliza a menudo durante un ataque cardíaco para abrir rápidamente una arteria bloqueada y reducir la magnitud del daño al corazón.

Relata el doctor Molina que llevaron al paciente a donde le iban a realizar un cateterismo para reparar la arteria afectada: “se coloca un stent (malla), tanto en la arteria principal como en las otras dos arterias principales. En la descendente anterior, arteria circunfleja que son ramas de esa arteria principal”, explica.

Ahora bien, no todos los pacientes pueden ser sometidos a una angioplastia coronaria. Según la magnitud de la enfermedad cardíaca que presente el paciente y del estado de salud general, el médico podría determinar que la cirugía de derivación coronaria es mejor opción que la angioplastia.

Posiblemente, tenga que someterse a una cirugía de baipás de la arteria coronaria si la arteria principal que lleva la sangre al lado izquierdo del corazón es estrecha, si el músculo cardíaco está debilitado, o si el paciente tiene diabetes y varias obstrucciones graves en las arterias. Es importante aclarar que, en la cirugía de baipás de la arteria coronaria, la parte obstruida de la arteria se elude utilizando un vaso sanguíneo sano de otra parte del cuerpo.

Rotablación y literatura médica

Asegura Molina que el caso fue complejo porque tuvieron que usar el procedimiento conocido como rotablación: “que consiste literalmente en usar un taladro dentro de las arterias del corazón para poder abrirlas, una vez abrimos, el paciente se recuperó exitosamente”, dice. Cabe mencionar que las arterias son las que se tapan y provocan infartos.

Una vez realizado el procedimiento, el paciente entró en una etapa de observación y seguimiento. Agrega el experto que al mes, “el paciente ya estaba afortunadamente libre de síntomas”, detalla.

“Hay literatura que dice que los pacientes que son candidatos quirúrgicos, a largo plazo se benefician más de la cirugía, pero todavía hay evidencia contundente que repararlo por vía percutánea es una opción real y con beneficios iguales. Además de ser menos invasiva”, explica. 

Aclara el doctor Molina que los pacientes que son intervenidos por vía percutánea “necesitan más intervenciones frecuentemente, contrario a quienes se reparan quirúrgicamente”, afirma.

Riesgos de la angioplastia coronaria

Si bien la angioplastia es una forma menos invasiva que la cirugía de baipás para abrir las arterias obstruidas, el procedimiento igualmente conlleva algunos riesgos. Los más comunes son el reestrechamiento de la arteria, coágulos sanguíneos (dentro del stent), sangrado; y dentro de los pocos comunes, pero de mayor atención, el paciente puede experimentar ataque cardíaco, daño en las arterias coronarias, problemas renales, accidente cerebrovascular, y ritmos cardíacos anormales. 

Después del procedimiento

Este procedimiento al ser poco invasivo, permite al paciente la oportunidad de recuperarse más rápido, pero es posible que tenga que pasar la noche en observación post intervención. 

Es importante que el paciente atienda con cuidado las recomendaciones del médico tratante y se hidrate constantemente para ayudar a expulsar el medio de contraste del cuerpo, evitar hacer ejercicios extenuantes y levantar objetos pesados durante al menos un día después del procedimiento. 

Claro está, no olvide preguntar al médico o a algún miembro del personal de enfermería si no puede realizar alguna otra actividad.

En caso de que presente sangrado, que presente dolor o malestar en el lugar donde insertaron el catéter; que presente mareo, dolor torácico o dificultad para respirar, signos de infección, como enrojecimiento, hinchazón, supuración o fiebre, no dude en asistir por urgencias al hospital. 

Tenga en cuenta que debe dejar de fumar, reducir los niveles de colesterol, consumir alimentos saludables que sean bajos en grasas saturadas, mantener un peso saludable; controlar otras afecciones, como la diabetes y la presión arterial alta, hacer ejercicio de forma regular, y tomar los medicamentos que te recetó el médico.

Medicamentos y anticoagulantes

Dentro de las indicaciones del médico estará el tratamiento e ingesta de medicamentos anticoagulantes como aspirina y clopidogrel (Plavix), prasugrel (Effient) o similares. Cabe mencionar que la mayoría de las personas que se sometieron a una angioplastia con o sin colocación de stent, tendrán que tomar aspirina por tiempo indefinido. 

Aquellas personas a las que se les colocó un stent deberán tomar algún medicamento anticoagulante, como clopidogrel, de seis meses a un año. Si tiene alguna pregunta o si necesita algún otro tipo de cirugía, hable con su cardiólogo antes de dejar de tomar cualquiera de estos medicamentos.

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