La incontinencia urinaria puede alterar por completo la rutina diaria, limitando la vida social y el descanso.
Por: Katherine ArdilaKatherine Ardila, Camila Sánchez
La incontinencia urinaria se ha convertido en un trastorno que limita significativamente la vida diaria de quienes lo padecen. Desde evitar reuniones sociales hasta interrumpir el sueño, este problema afecta tanto la salud física como emocional.
Según la Dra. Maitane Gil Azkarate, especialista en urología del Hospital Quirónsalud Bizkaia para Infosalus, "muchas personas cambian sus rutinas, evitan salir de casa o sienten pudor, lo que también afecta a su bienestar emocional".
Este problema, frecuente pero poco discutido, limita actividades sociales, reduce la participación en eventos deportivos e incluso interrumpe el descanso nocturno, generando un círculo vicioso de incomodidad y aislamiento.
Diagnóstico preciso: el primer paso hacia la solución
El abordaje de la incontinencia urinaria comienza con una evaluación clínica. La Dra. Azkarate explica que "son pruebas que permiten valorar cómo funciona la vejiga y la uretra, midiendo la presión, la capacidad y la fuerza del flujo urinario".
Estos estudios urodinámicos, combinados con una historia clínica detallada, permiten identificar el tipo específico de incontinencia y diseñar un plan de tratamiento personalizado. El diagnóstico diferencial es crucial, ya que existen varios tipos con características y abordajes distintos.
Los distintos tipos de incontinencia:Ahora bien, si hablamos de incontinencia urinaria, debemos tener claro que no es una sola entidad, sino un conjunto de trastornos que afectan la continencia del sistema urinario, con causas, mecanismos y tratamientos diferentes.
Incontinencia de esfuerzo: Es la más frecuente en mujeres, especialmente después del parto o en la menopausia. Ocurre cuando se pierde orina al realizar actividades que aumentan la presión intraabdominal, como toser, reír, levantar peso o hacer ejercicio. Suele deberse al debilitamiento del suelo pélvico o del esfínter uretral.
El tratamiento incluye fisioterapia del suelo pélvico, ejercicios de Kegel, dispositivos vaginales de soporte y, en algunos casos, cirugía (como la colocación de una malla suburetral).
Incontinencia de urgencia: Se caracteriza por una necesidad repentina y apremiante de orinar, difícil de controlar, que suele estar relacionada con una hiperactividad del músculo detrusor de la vejiga.
Puede ser idiopática o secundaria a afecciones neurológicas como esclerosis múltiple o Parkinson. Se trata con entrenamiento vesical, modificación de hábitos, medicamentos antimuscarínicos o beta-3 agonistas, e incluso toxina botulínica intravesical en casos refractarios.
Incontinencia mixta: Es la combinación de las dos anteriores. Muchos pacientes presentan síntomas superpuestos, especialmente mujeres mayores. El abordaje debe ser individualizado, tratando los síntomas predominantes primero. A menudo se combina terapia conductual, ejercicios y medicación.
Otras formas menos comunes incluyen la incontinencia por rebosamiento (por obstrucción o vejiga hipoactiva), la funcional (asociada a limitaciones físicas o cognitivas para llegar al baño) y la transitoria (relacionada con infecciones o fármacos).
Tratamientos innovadores y personalizadosDesde modificaciones en el estilo de vida hasta intervenciones quirúrgicas mínimamente invasivas, las opciones terapéuticas permiten adaptarse a las necesidades de cada paciente.
La Dra. Azkarate destaca que "en ocasiones, con pequeños cambios de hábitos se consigue mejorar mucho los síntomas", como ajustar la ingesta de líquidos o evitar alimentos irritantes para la vejiga.
Sin embargo, recalca que "el tratamiento debe adaptarse a cada persona y a cómo la incontinencia está afectando su calidad de vida".
¿Por qué nadie habla de la incontinencia?Aún se considera un tema tabú, asociado erróneamente a la vejez o a la pérdida total del control corporal. Esta percepción genera vergüenza, hace que muchas personas lo oculten y evita que busquen ayuda, incluso cuando el problema interfiere con su vida diaria.
El silencio también se mantiene porque falta educación sobre el tema: pocos saben que existen distintos tipos de incontinencia y que la mayoría tiene tratamiento eficaz. Hablar de ello no solo normaliza la condición, sino que empodera a quienes la padecen a recuperar su bienestar.