En este día especial, Puerto Rico honra a todos los padres, especialmente a aquellos que, desde la medicina y la ciencia, han ejercido una paternidad ampliada, cuidando y protegiendo la salud de todo un pueblo.

Por: Katherine Ardila

Hoy, Puerto Rico se une a la celebración mundial del Día del Padre, reconociendo el rol de la figura paterna en el desarrollo familiar y social. 

En esta fecha especial, también rendimos homenaje a aquellos hombres puertorriqueños que, además de cumplir con su labor como padres, han dejado una huella en el campo de la medicina y la ciencia, contribuyendo al bienestar de la isla.

Entre estas destacadas figuras se encuentra el Dr. Ramón Emeterio Betances. Nació el 8 de abril de 1827 en Cabo Rojo, Puerto Rico, hijo de Felipe Betances, inmigrante dominicano vinculado a la industria azucarera, y María del Carmen Alacán. Recibió su educación inicial de maestros particulares en Mayagüez antes de trasladarse a Francia en 1837. 

En 1848 ingresó a la Facultad de Medicina de la Universidad de París, donde se especializó en diversas áreas médicas antes de obtener su doctorado en Medicina y Cirugía en 1855.

Regreso a Puerto Rico y lucha contra epidemias

Al regresar a Puerto Rico en 1856, Betances revalidó su título médico y se estableció en Mayagüez como cirujano de sanidad interino. Ese mismo año, la isla enfrentó una epidemia de cólera que afectó gravemente a Mayagüez. 

Junto al Dr. José Francisco Basora, Betances implementó medidas sanitarias revolucionarias para la época, incluyendo la quema de cuarteles de esclavos por sus condiciones antihigiénicas, el establecimiento de un campamento temporero y la creación de un cementerio suplementario. 

Su labor atendiendo a unos 24,000 residentes durante la epidemia le valió el respeto y admiración de la población.

Contribuciones médicas y científicas

Betances figuró como uno de los médicos más completos de su tiempo en Puerto Rico, dominando especialidades como obstetricia, oftalmología, urología y epidemiología. 

Se le considera uno de los fundadores de la medicina académica en la isla y su hospital temporero durante la epidemia de cólera se convirtió posteriormente en el Hospital San Antonio de Mayagüez. Su compromiso con los más necesitados, atendiendo gratuitamente a quienes no podían pagar sus servicios, le valió el sobrenombre de "El Médico de los Pobres".

Labor intelectual y literaria

Además de su brillante carrera médica, Betances cultivó una importante obra literaria que abarcó la poesía, el cuento, el periodismo y la traducción. Sus escritos combinaban elementos del neoclasicismo, romanticismo y realismo-naturalismo, demostrando una versatilidad intelectual poco común. 

También promovió activamente la educación, colaborando en 1865 con el abogado Segundo Ruiz Belvis para establecer un colegio en Mayagüez.

Lucha por la independencia y abolición de la esclavitud

Betances es reconocido como uno de los principales arquitectos del movimiento independentista puertorriqueño. Influenciado por las ideas republicanas francesas, fundó junto a Ruiz Belvis la Sociedad Abolicionista Secreta (1856-1857) y organizó el Comité Revolucionario de Puerto Rico en Santo Domingo (1867). 

Fue el autor de los "Diez Mandamientos de los Hombres Libres", documento que sirvió de base ideológica para el Grito de Lares en 1868. A lo largo de su vida, apoyó consistentemente los movimientos independentistas en Cuba y República Dominicana.

Betances pasó sus últimos años en Francia, donde continuó ejerciendo la medicina mientras mantenía su compromiso con la causa antillana. En una carta profética a Eugenio María de Hostos el 7 de junio de 1898, advirtió sobre los peligros de la intervención estadounidense en Puerto Rico. 

Falleció en París el 16 de septiembre de 1898, dejando un legado como padre de la patria puertorriqueña, pionero de la medicina moderna en la isla y símbolo de la lucha por la justicia social y la independencia. 

Su vida y obra continúan inspirando a nuevas generaciones de puertorriqueños.

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