Numerosos estudios apuntan a la genética y el medio ambiente como los factores que desarrollan esta condición, también a la predisposición poligénica
Por: Jean Mitchelle Vélez
La psoriasis es una afección crónica que ataca a la piel y al sistema inmunológico. Se estima que en Puerto Rico, 80.000 personas padecen de psoriasis siendo más común en los adultos jóvenes de ambos sexos. En la actualidad, no se conoce una cura definitiva para la psoriasis aunque existen tratamientos que evitan su progresión.
Los investigadores todavía no concluyen las causas que provocan la enfermedad. Aunque numerosos estudios apuntan a la genética y el medio ambiente como los factores que desarrollan esta condición, varios casos están asociados a una predisposición poligénica y a varios complejos de histocompatibilidad. En este último factor, el complejo HLACw6 es el que más se manifiesta.
Sin embargo, los especialistas han confirmado que otro causal de aparición de la psoriasis está relacionado con el sistema inmunológico. En las personas con psoriasis, un antígeno -que aún es desconocido- activa citoquinas claves como el factor de necrosis tumoral y las interferón gamma que activan a las células dendríticas. Como consecuencia, éstas migran a la piel y provoca la inflamación característica de la enfermedad, sin que se pueda detener el ciclo.
Ciertos factores determinan si una persona es propensa a desarrollar la enfermedad. Entre ellos: ser pariente cercano de un enfermo de psoriasis, fumar, infecciones no tratadas a tiempo o presentar efectos secundarios a un medicamento.
Psoriasis más allá de la piel
Como en otras condiciones crónicas, se conocen variantes de esta enfermedad. Desarrollar una u otra depende exclusivamente de cada individuo y del grado en que se presente la afección. Sin embargo, la detección temprana de la psoriasis evita el empeoramiento de los síntomas y una progresión negativa de la enfermedad e incluso la aparición de comorbilidades asociadas.
En los pacientes con un mayor grado de psoriasis, la enfermedad no solo causa daños físicos -como diabetes mellitus y afecciones cardiovasculares- sino también emocionales. Según estudios sobre el tema, en los afectados existe una 50% de probabilidad de sufrir enfermedades mentales como la depresión y un aumento notable en las tendencias suicidas.
Aunque la enfermedad no tiene cura, en la actualidad los tratamientos se recetan con la finalidad de reducir los síntomas o disminuirlos por largos períodos de tiempo y mejorar la calidad de vida del paciente. La efectividad del régimen de curación requiere de un análisis exhaustivo de cada caso en particular y de los factores que provoquen las reacciones inflamatorias en el paciente.