Gota: El difícil tipo de artritis que con tratamiento se puede controlar

La cronicidad del tratamiento aumenta las posibilidades de remisión, enfatiza la dra. Alejandro.

Por: María Camila Sánchez


Estudios durante la última década sustentaron un considerable aumento de pacientes diagnosticados con gota en diversos países del mundo, como Nueva Zelanda e Inglaterra. Esta enfermedad es más frecuente en hombres que en mujeres, y es el resultado de los desniveles de ácido úrico en la sangre, que conduce a la formación de cristales en las articulaciones y en otros tejidos del organismo.

Sin embargo, a pesar de este reciente incremento de pacientes, la gota ya figuraba históricamente como la “enfermedad de los reyes”, pues se relacionaba directamente con hábitos de vida poco saludables, como el consumo excesivo de alcohol y la alta ingesta de proteínas, más si tenemos en cuenta que, durante algunos años, el acceso a las carnes rojas era exclusivo de la clase alta, reyes, nobles y familias adineradas.

Historiadores sugieren que grandes personajes como Enrique VIII de Inglaterra, Carlomagno, entre otros, sufrieron de gota. Y, dadas las condiciones sociales y de salud de la época, esta enfermedad se consideraba benigna con respecto a otras, pues obligaba al afectado a guardar reposo en sus habitaciones, generalmente lujosas, recibiendo del servicio grandes cantidades de alimentos y bebidas.

Curiosamente, y a pesar de que actualmente se reconozca como la enfermedad del dedo gordo, esta condición recibió el nombre en la Edad Media, cuando se pensaba que existía una filtración “gota a gota” al interior de las articulaciones de malos humores sanguíneos.

Ahora bien, el tratamiento que se recomendaba para estas personas, constaba de seguir una dieta estricta para mitigar los efectos de la gota sobre el organismo. Sin embargo, la mayoría de los pacientes no llegaba a acatar estas recomendaciones, empeorando su condición física y, por supuesto, su salud.

Tratamientos modernos para la gota

Durante reciente evento de concientización y educación sobre las condiciones reumáticas organizado por la Fundación Puertorriqueña de Enfermedades Reumatológicas (FER), Reuma Expo 2022, la doctora Paloma Alejandro, reumatóloga y miembro de la junta directiva de dicha fundación, confirmó que estos problemas de excreción o sobreproducción del ácido úrico están fuertemente ligados al tipo de dieta que lleve el paciente.

“Los cristales que se forman en estas coyunturas suelen crear una cadena inflamatoria, es decir, una respuesta autoinmune que va a crear mucha inflamación y la destrucción de la articulación”, mencionó la Dra. Paloma.

Usualmente, la gota se reconoce como la inflamación del dedo gordo, a pesar de que su manifestación no es exclusiva en esta zona del cuerpo, pues puede afectar articulaciones como las rodillas, los hombros, las manos o los codos.

Además, esta condición se caracteriza por manifestarse mediante ataques súbitos que incluyen enrojecimiento e hinchazón de las zonas afectadas.

“Lamentablemente, tiende a ser una condición difícil de controlar, porque puede causar muchos ataques de inflamación en las coyunturas. Hay pacientes a los que esta enfermedad les impide caminar”, añadió la Dra. Alejandro. “La inflamación puede durar días si no se trata adecuadamente”.

Por lo general, la gota se diagnostica con mayor frecuencia en hombres jóvenes, aunque también se desarrolla en mujeres después de la menopausia, y suele presentarse en pacientes con comorbilidades como hipertensión, problemas de riñón y/o cardiomiopatías.

Los altos niveles de ácido úrico en el organismo

Además de los cristales que se pueden formar en las coyunturas óseas, los altos niveles de ácido úrico pueden contribuir a la formación de pequeñas concentraciones de masas en las articulaciones y en la piel, llamados tofos que, en ocasiones, puede ser incluso confundidos con carcinosis en la piel.

También, es posible que estas acumulaciones se desarrollen en tejido cartilaginoso, tendones y tejidos blandos, generalmente, sólo después de que se ha padecido la enfermedad durante muchos años. 


“Me gusta hablar de gota como una condición sistémica, porque en los últimos años se ha descubierto que, de la misma manera en que este ácido úrico se deposita en las articulaciones y causa inflamación y destrucción, tiene la capacidad de depositarse en las arterias coronarias, en los riñones, o en otras partes de los órganos donde va a causar esa misma respuesta inmune y destrucción de los tejidos”.

La buena noticia es que, desde hace ya varios años, la medicina cuenta con alternativas de tratamiento para eliminar los tofos, entre los que se destacan nuevos medicamentos orales e intravenosos que controlan los niveles de ácido úrico, favoreciendo, de igual manera, la función renal y la presión arterial.

“Hay que prestarle atención a la gota porque con tratamiento se puede evitar el daño de la articulación; hay que verla como una condición crónica donde siempre va a ser necesario el uso de medicamentos para mantener la remisión”, resalta la reumatóloga. “Yo he visto muchos pacientes que llegan a mi oficina sin poder caminar, con los tobillos ya anquilosados y con reemplazos de algunas articulaciones porque, a lo mejor, la gota no fue tratada ni controlada adecuadamente”.

El tratamiento de esta condición debe ser crónico, es decir, se debe continuar incluso cuando el paciente no presenta síntomas de gota; esto aumenta la probabilidad de alcanzar la remisión. Los medicamentos sugeridos para los pacientes con gota, suelen ser los corticosteroides, que contribuyen al control de la inflamación y el dolor propios de la enfermedad. Pueden administrarse en forma de comprimidos o inyectarse directamente en la articulación afectada.





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