Los especialistas sugieren el uso de biológicos para tratar la artritis reumatoide, por encima de los corticosteroides debido a las múltiples complicaciones que podría acarrear.
Por: María Camila Sánchez
La artritis reumatoide (AR) tiene una alta incidencia y prevalencia en Puerto Rico. De hecho, un reporte de estadísticas de pacientes del Departamento de Salud, determinó que para agosto de 2021, más de 16.277 puertorriqueños (14,2%) padecía algún tipo de artritis, mientras que 2.449 (2,1%) había sido diagnosticados con artritis reumatoide.
Conociendo, entonces, el panorama de esta condición en la isla, los reumatólogos enfatizan la importancia de la remisión de esta condición para asegurar una mejor calidad de vida a los pacientes.
Por lo tanto, en el marco de la Convención anual de la Asociación de Reumatólogos de Puerto Rico, la Revista Medicina y Salud Pública conversó con la reconocida reumatóloga Dra. Paloma Alejandro Silva, quien recordó que la inflamación ocasionada por esta condición afecta especialmente las articulaciones pequeñas de las manos, pies y dedos, así como las rodillas y caderas".
Además, no podemos olvidar que todo este proceso puede ser responsable de la destrucción articular que, posteriormente, se traduce en deformidad y pérdida de la movilidad en las articulaciones.
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Esto no solo genera dolor e incomodidad en el paciente, sino que la gravedad de la destrucción articular impide que los pacientes puedan moverse adecuadamente y limiten sus actividades diarias.
"No solo se trata del dolor, sino de la pérdida de función. Los pacientes pueden llegar a un punto donde no pueden trabajar o realizar actividades básicas," explicó la especialista.
Es posible vivir sin dolor
A pesar de no tener cura debido a su naturaleza genética, los tratamientos actuales son muy avanzados. La Dra. Paloma enfatizó que es posible mantener la enfermedad en remisión, es decir, controlada de tal manera que los pacientes experimenten una mínima inflamación y dolor, permitiéndoles llevar una vida casi normal.
"Con los tratamientos innovadores de hoy, podemos mantener la condición en remisión. Aunque no podemos curarla, podemos controlar la enfermedad," afirmó la Dra. Paloma.
Seguimiento continuo
Para ello, se tienen en consideración estrategias agresivas para tratar la enfermedad. Y una vez la condición reduzca gradualmente su intensidad hasta llegar a la remisión, se mantienen monitoreos de la inflamación y el dolor en las articulaciones, así como pruebas de laboratorio.
"Evaluamos a los pacientes cada tres meses para ajustar el tratamiento según sea necesario. Esto es clave para prevenir el daño articular irreversible," dijo la Dra. Paloma.
Esto, además de mantener informado al paciente sobre el estado de su condición, también es una estrategia preventiva de daño irreversible en las articulaciones afectadas.
En búsqueda de una mejor calidad de vida
Si bien el objetivo principal del tratamiento es que los pacientes puedan vivir su vida de la manera más normal posible, sin ataques recurrentes y con mínima interrupción en sus actividades diarias, también se pretende evitar que que los pacientes dependan de corticoesteroides y, en su lugar, puedan acceder una variedad de medicamentos biológicos y moléculas pequeñas disponibles.
Lo cierto es que el uso prolongado de corticosteroides está asociado a múltiples efectos secundario, como la acumulación de líquido en las piernas, aumento de la presión arterial, cambios en el estado de ánimo, la memoria, la conducta, malestar estomacal, aumento de peso, síndrome de cushing, niveles altos de glucosa en sangre, entre otros.
"Queremos que los pacientes no necesiten corticoesteroides orales, ya que estos pueden causar más complicaciones que beneficios," concluyó la especialista.
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