Los 5 cánceres más frecuentes en la mujer y su impacto en la salud

El cáncer de ovario es el más letal debido a su diagnóstico tardío. La mayoría de los casos son de tipo epitelial y están asociados con mutaciones en los genes BRCA1 y BRCA2.

Por: Katherine Ardila


El cáncer representa una de las principales causas de morbilidad y mortalidad en mujeres a nivel mundial. Entre los tipos más frecuentes se encuentran el cáncer de mama, el cáncer de endometrio, el cáncer de cuello uterino, el cáncer de ovario y el cáncer de vulva

Estos cánceres, aunque diversos en su origen y manifestaciones, comparten la necesidad de un diagnóstico temprano y un tratamiento multidisciplinario para mejorar el pronóstico y la calidad de vida de las pacientes. A continuación, se presenta un mini - análisis de cada uno de estos cánceres, abordando sus factores de riesgo, síntomas, diagnóstico y tratamiento.  

1. Cáncer de mama

El cáncer de mama es el cáncer más diagnosticado en mujeres a nivel mundial, con más de 2 millones de nuevos casos registrados en 2020. Esta enfermedad se origina cuando las células mamarias comienzan a multiplicarse de manera descontrolada, formando tumores que pueden ser invasivos o no invasivos. 

Los subtipos más comunes son el carcinoma ductal, que comienza en los conductos que transportan la leche, y el carcinoma lobulillar, que se origina en las glándulas productoras de leche.  

Los factores de riesgo incluyen mutaciones genéticas, como las de los genes BRCA1 y BRCA2, antecedentes familiares de cáncer de mama, exposición prolongada a estrógenos (por menarquia temprana o menopausia tardía), obesidad y sedentarismo. 

En cuanto a los síntomas, generalmente se destaca la presencia de un bulto o masa en la mama, cambios en la piel o el pezón, y secreción anormal del pezón.  

El tratamiento del cáncer de mama es complejo y multidisciplinario. Incluye cirugía, como la mastectomía o la tumorectomía, radioterapia, quimioterapia y terapia hormonal. Además, en casos específicos, se utilizan terapias dirigidas, como los anticuerpos anti-HER2, que han demostrado mejorar significativamente el pronóstico en pacientes con tumores HER2 positivos.  

2. Cáncer de endometrio

El cáncer de endometrio es el tumor ginecológico más común en países desarrollados. Se origina en el revestimiento interno del útero, conocido como endometrio, y su subtipo más frecuente es el adenocarcinoma endometrioide. 

Este tipo de cáncer está fuertemente asociado con la exposición excesiva a estrógenos sin oposición, lo que puede ocurrir en mujeres con terapia hormonal no balanceada, menopausia tardía o síndrome de ovario poliquístico.  

Los factores de riesgo incluyen obesidad, diabetes, hipertensión y mutaciones genéticas, como las asociadas con el síndrome de Lynch. El síntoma más común es el sangrado vaginal anormal, especialmente en mujeres postmenopáusicas, lo que suele llevar a un diagnóstico en etapas tempranas.  

El tratamiento estándar consiste en una histerectomía total con salpingooforectomía bilateral, que implica la extirpación del útero, las trompas de Falopio y los ovarios. En casos de mayor riesgo, se puede complementar con radioterapia o quimioterapia. La investigación en biología molecular ha permitido el desarrollo de terapias dirigidas, que están siendo evaluadas en ensayos clínicos para mejorar los resultados en pacientes con enfermedad avanzada o recurrente.  

3. Cáncer de cuello uterino  

El cáncer de cuello uterino es una neoplasia maligna que se desarrolla en el cuello del útero. Su causa principal es la infección persistente por tipos oncogénicos del virus del papiloma humano (VPH), especialmente los tipos 16 y 18. Aunque es una enfermedad prevenible mediante vacunación y detección temprana, sigue siendo un problema de salud pública en países de ingresos bajos y medianos, donde los programas de prevención son limitados.  

Los factores de riesgo incluyen el tabaquismo, la inmunosupresión y la falta de acceso a programas de detección temprana. Los síntomas más comunes son el sangrado vaginal anormal, el dolor pélvico y las secreciones inusuales.  

El tratamiento depende del estadio de la enfermedad al momento del diagnóstico. En etapas tempranas, la histerectomía radical es el tratamiento de elección. En casos avanzados, se utiliza quimiorradioterapia concurrente, que combina quimioterapia y radioterapia para mejorar los resultados. La prevención se centra en la vacunación contra el VPH y la realización de pruebas de detección, como la citología cervical (prueba de Papanicolaou) y las pruebas de VPH.  

4. Cáncer de ovario  

El cáncer de ovario es la causa más común de muerte por cáncer ginecológico, debido a que suele diagnosticarse en etapas avanzadas. La mayoría de los casos son de tipo epitelial, lo que significa que se originan en las células que recubren la superficie del ovario o las trompas de Falopio.  

Los factores de riesgo incluyen mutaciones en los genes BRCA1 y BRCA2, antecedentes familiares de cáncer de ovario o de mama, y edad avanzada. Los síntomas son inespecíficos y pueden incluir dolor abdominal, distensión, sensación de saciedad rápida al comer, y cambios en los hábitos urinarios o intestinales.  

El tratamiento estándar consiste en cirugía citorreductora, que busca extirpar la mayor cantidad posible de tumor, seguida de quimioterapia basada en platino. En los últimos años, las terapias dirigidas, como los inhibidores de PARP, han demostrado ser efectivas en pacientes con mutaciones en los genes BRCA.  

5. Cáncer de vulva  

El cáncer de vulva es una neoplasia que afecta principalmente a mujeres posmenopáusicas. El subtipo más común es el carcinoma de células escamosas, que representa aproximadamente el 90% de los casos. Este tipo de cáncer está asociado con la infección por VPH y enfermedades cutáneas crónicas, como el liquen escleroso.  

Los factores de riesgo incluyen el tabaquismo, la inmunosupresión y la presencia de lesiones precancerosas. Los síntomas pueden ser sutiles e incluyen prurito vulvar, dolor y la presencia de úlceras o masas en la región vulvar.  

El tratamiento depende del estadio y la histología del tumor. En casos localizados, la cirugía conservadora, como la biopsia del ganglio linfático centinela, es el tratamiento de elección. En casos avanzados, se utiliza quimiorradiación concurrente para mejorar las tasas de curación y reducir la morbilidad.  



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