Omega-3, probióticos y dieta mediterránea: Nutrición para tratar inflamación y síntomas de esquizofrenia

Experta revela que la dieta mediterránea y los alimentos fermentados podrían reducir síntomas y mejorar la eficacia de tratamientos farmacológicos en este trastorno mental.

Por: Laura Guio


La relación entre la alimentación y la salud mental ha cobrado cada vez más relevancia en los últimos años especialmente en el manejo integral de trastornos psiquiátricos como la esquizofrenia.

Por ello, en una entrevista exclusiva de la revista Medicina y Salud Pública con la licenciada Alexandra Miranda Figueroa, psicóloga consejera y nutricionista explica cómo un abordaje dietético complementa el tratamiento farmacológico y mejora la calidad de vida de pacientes con trastorno de esquizofrenia.

Este trastorno y la alimentación tienen una relación compleja, y si bien no hay una dieta específica que la cure o prevenga, una alimentación saludable puede ayudar a gestionar los síntomas y mejorar el bienestar general

El impacto de la nutrición en la salud mental

La nutrición tiene una influencia directa en la salud emocional y el bienestar del cerebro, según lo explica la licenciada. 

"En el caso de la esquizofrenia, que es un trastorno complejo que no solo afecta a nivel de pensamientos y emociones sino también a nivel de la conducta y el comportamiento, la nutrición puede ayudar a modular uno de estos síntomas, también puede apoyar en el tratamiento farmacológico, en la adherencia al mismo y, en resumen, mejorar la calidad de vida de estos pacientes", explica Miranda Figueroa.

Aunque los antipsicóticos son pilar del manejo de la esquizofrenia, su eficacia y tolerancia dependen en gran medida del estado nutricional del paciente. "Nuestro cuerpo absorbe, metaboliza e incluso elimina correctamente los medicamentos gracias al estado nutricional —explica la experta—. Mantener una alimentación balanceada permite recibir todos los beneficios de los fármacos y minimizar efectos secundarios como el aumento de peso, resistencia a la insulina y dislipidemia."

Alimentos a evitar:

  • Altos en azúcares refinados (golosinas, bebidas azucaradas)

  • Ultraprocesados ricos en grasas saturadas

  • Harinas refinadas y snacks industriales

Alimentos aliados: ¿qué incluir en el plato?

  • Pescados grasos (salmón, sardinas, caballa): Ricos en ácidos grasos omega-3, fundamentales para la comunicación sináptica y la modulación de la inflamación cerebral.

  • Verduras y frutas variadas: Colores intensos (pimientos rojos, espinacas, berries) Aportan antioxidantes, vitaminas y minerales que favorecen la síntesis de neurotransmisores como dopamina y serotonina.

  • Cereales integrales y legumbres: Fuentes de fibra prebiótica que alimentan la microbiota intestinal, clave en el eje intestino-cerebro.

  • Lácteos fermentados (yogur natural, kéfir) y encurtidos (kimchi, chucrut): Probióticos que ayudan a restablecer la flora y disminuir la permeabilidad intestinal.

  • Frutos secos y semillas (nueces, chía, linaza): Además de grasas saludables, aportan magnesio y zinc, micronutrientes vinculados a la estabilidad del ánimo.

  • Hierbas y especias antiinflamatorias (cúrcuma, jengibre, orégano): Refuerzan el control de la respuesta inflamatoria sistémica.

  • Deficiencias nutricionales comunes en pacientes con esquizofrenia

    Los pacientes con esquizofrenia suelen presentar carencias nutricionales específicas que pueden exacerbar sus síntomas. La experta señala que una de estas deficiencias son los ácidos grasos omega tres, que son sumamente necesarios para la salud del cerebro y la comunicación de neuronas o sinapsis.

    "Investigaciones recientes han demostrado que la integración de omega-3 como complemento en fases tempranas de la esquizofrenia puede reducir la inflamación cerebral y atenuar síntomas negativos —apatía, aislamiento social— a la vez que ejerce un efecto neuroprotector."

    Sumado a eso, destaca otras deficiencias frecuentes: "Podemos identificar las deficiencias de vitaminas del complejo B como la vitamina B6, B9 y B12, que son sumamente importantes en la síntesis de neurotransmisores como la dopamina y serotonina, que comúnmente se conocen como la hormona del placer y la felicidad."

     También otras vitaminas como la vitamina E, minerales como el zinc, el magnesio y el hierro juegan un rol sumamente importante en la salud mental.

    El eje intestino-cerebro y su relevancia en la esquizofrenia

    La microbiota o flora intestinal emerge como un factor determinante en la salud mental de estos pacientes. "Hoy en día se ha demostrado que está íntimamente relacionado a la salud de nuestro cerebro y la salud mental en general, a través de lo que se conoce como el eje intestino-cerebro", explica Miranda Figueroa.

    La experta agrega: "En personas con esquizofrenia se ha observado una disbiosis o una alteración en esta comunicación, lo cual conlleva a mayor inflamación en nuestro cerebro y a nivel sistémico. También una producción anormal de neurotransmisores, permeabilidad intestinal, y una respuesta alterada al estrés o dificultad dentro de lo que se conoce como la regulación emocional".

    La especialista advierte que los fármacos antipsicóticos utilizados en el tratamiento de la esquizofrenia frecuentemente producen efectos secundarios metabólicos. 

    Entre estos destacan el aumento de peso, la resistencia a la insulina y alteraciones en los niveles de colesterol y triglicéridos (dislipidemia). Estos efectos, explica la licenciada, pueden verse potenciados si el paciente mantiene una alimentación rica en azúcares, harinas refinadas y alimentos procesados altos en grasas y bajos en fibra.

    Desafíos en la práctica diaria

    Los síntomas negativos de la esquizofreniaapatía, disminución de motivación y pobre organización— dificultan tareas básicas como planificar compras o cocinar. A ello se suman factores socioeconómicos y el limitado apoyo familiar.

    Estrategias recomendadas:

    • Rutinas visuales y listas ilustradas para la compra y preparación de comidas.

    • Involucrar al paciente en la elección de recetas sencillas, reforzando su autonomía y autoestima.

    • Porciones pre-preparadas y congelados saludables (verduras troceadas, legumbres cocidas) para facilitar el autocuidado.

    • Apoyo de cuidadores mediante diálogo y escucha activa, evitando críticas y generando refuerzos positivos.

    La nutrición ya no se debe ver como un aspecto aislado, sino como parte complementaria del tratamiento psiquiátrico, farmacológico y psicoterapéutico.

    "Este campo estudia cómo los nutrientes impactan el estado de ánimo, la cognición y la salud mental en general. La evidencia respalda que una dieta basada en el modelo mediterráneo mejora la adherencia al tratamiento y acelera la recuperación funcional." Concluye la licenciada Alexandra.




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