La cafeína, al actuar como antagonista de los receptores de adenosina, no solo tiene efectos estimulantes sino también un potencial efecto antidepresivo y de sinergia con diferentes fármacos antidepresivos.
Por: Katherine Ardila
La cafeína, reconocida como la sustancia psicoactiva más consumida globalmente, (Solinas et al. 2002 ), actúa principalmente como antagonista de los receptores de adenosina A1 y A2A en el sistema nervioso central.
Esta acción bloquea los efectos inhibitorios de la adenosina endógena, consiguiendo un aumento en la liberación de neurotransmisores clave como la serotonina, noradrenalina y dopamina. Estos mecanismos neuroquímicos explican sus propiedades estimulantes y también su potencial efecto antidepresivo observado en modelos experimentales.
La evidencia sugiere que aproximadamente el 22% de los pacientes hospitalizados con trastornos mentales consumen dosis particularmente altas de cafeína (=750 mg/día), lo que destaca la relevancia clínica de estudiar sus interacciones con psicofármacos.
Metodología experimental y evaluación del comportamientoEl estudio empleó el modelo de prueba de natación forzada (FST) en ratones, considerado un estándar preclínico para evaluar propiedades antidepresivas.
Los investigadores administraron cafeína en dosis de 5, 10, 20 y 50 mg/kg, tanto de forma aislada como en combinación con seis antidepresivos representativos de diferentes clases: imipramina y desipramina (antidepresivos tricíclicos), fluoxetina, paroxetina y escitalopram (inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina), y reboxetina (inhibidor de la recaptación de noradrenalina).
Para descartar falsos positivos, se monitorizó simultáneamente la actividad locomotora mediante actímetros computerizados, confirmando que los efectos observados no se atribuían a cambios en la movilidad general.
Resultados: Sinergia en la actividad antidepresivaLos resultados demostraron que la cafeína en dosis de 10, 20 y 50 mg/kg ejercía un efecto antidepresivo significativo por sí misma, reduciendo el tiempo de inmovilidad en el FST. Sin embargo, el hallazgo más relevante fue que una dosis subactiva de cafeína (5 mg/kg) potenciaba notablemente la actividad de todos los antidepresivos probados.
Específicamente, las combinaciones de cafeína con imipramina, desipramina, fluoxetina, escitalopram y reboxetina mostraron efectos sinérgicos estadísticamente significativos, donde agentes que individualmente no demostraban actividad antidepresiva en las dosis utilizadas, sí la manifestaban al ser coadministrados con cafeína.
Análisis farmacocinético de las interaccionesMediante cromatografía líquida de alta resolución, el estudio cuantificó las concentraciones de los antidepresivos en suero y tejido cerebral bajo diferentes condiciones. Los análisis revelaron que las interacciones con desipramina, fluoxetina, escitalopram y reboxetina eran exclusivamente de naturaleza farmacodinámica, ya que la cafeína no alteraba sus niveles séricos o cerebrales.
En contraste, la combinación con paroxetina mostró un aumento significativo en las concentraciones séricas del antidepresivo, sugiriendo una interacción farmacocinética. Particularmente interesante fue el caso de la imipramina, donde la cafeína redujo sus niveles cerebrales a pesar de no afectar sus concentraciones séricas, indicando una posible interferencia en su distribución through la barrera hematoencefálica.
Mecanismos neurobiológicos subyacentesLa potenciación observada se explica mediante múltiples mecanismos complementarios. Para los antidepresivos que actúan sobre el sistema serotoninérgico, la cafeína contrarresta la inhibición que ejerce la adenosina endógena sobre la liberación de serotonina en el núcleo dorsal del rafe, resulting en una mayor disponibilidad sináptica de este neurotransmisor.
Según los autores (Szopa A, Poleszak E, Wyska E, Serefko A, Wosko S, Wlaz A, Pieróg M, Wróbel A, Wlaz P.), en el caso de los agentes noradrenérgicos, la cafeína aumenta la liberación de noradrenalina en el locus coeruleus, complementando el mecanismo de acción de fármacos como la reboxetina. Adicionalmente, la inhibición competitiva de enzimas del citocromo P450, particularmente CYP1A2, podría explicar las interacciones farmacocinéticas observadas con algunos antidepresivos.
La amplia variabilidad interindividual en el consumo de cafeína entre pacientes bajo tratamiento antidepresivo podría contribuir a las diferencias observadas en la respuesta terapéutica.
Los resultados sugieren que un consumo moderado de cafeína podría potencialmente mejorar la eficacia de ciertos antidepresivos, particularmente aquellos cuya interacción es predominantemente farmacodinámica.
Sin embargo, las interacciones farmacocinéticas detectadas con paroxetina e imipramina subrayan la necesidad de considerar monitorización terapéutica de fármacos en casos de consumo crónico de cafeína.
Los investigadores enfatizan la importancia de incluir evaluaciones detalladas sobre hábitos de consumo de cafeína en la historia clínica de pacientes con depresión, así como la necesidad de realizar estudios clínicos controlados que confirmen estos hallazgos preclínicos en poblaciones humanas.