Desde su visión pionera hasta su impacto actual, la fundadora revela cómo una idea sencilla se convirtió en un movimiento que ahora mejora la atención hospitalaria para los niños más vulnerables
Por: Katherine Ardila
En el año 2014, cuando la Dra. Alicia Fernández contemplaba su retiro después de más de tres décadas de servicio en el hospital pediátrico, una inquietud la llevó a replantearse el significado verdadero de la atención médica.
Con la experiencia acumulada desde 1979, había sido testigo de cómo "el gobierno ayuda y produce para mantener este hospital", pero detectaba una carencia fundamental en el sistema. Fue entonces cuando, junto a otra colega pediatra, sembró la semilla de lo que hoy es una institución transformadora.
"Si, el gobierno da equipo, da personal, pero no da sensibilidad", explica.
Los primeros pasos de la fundación
Los inicios distaban mucho de la solidez actual. La doctora recuerda con cariño esos días iniciales donde todo se construía con el esfuerzo de un puñado de personas comprometidas. "Y al principio, yo digo que fue artesanal", confiesa al describir esos primeros años.
"Éramos un grupo de amigas mías, mayormente, y algunas otras personas conocidas, que hicimos un grupo y empezamos la fundación". Las actividades eran modestas pero llenas de significado:
"Muy sencillo. Hicimos un 5K y al próximo año otro 5K. Pero era una cosa muy elemental". Esta etapa de gestación, aunque humilde en recursos, estaba cargada de esa sensibilidad que tanto echaba en falta en la atención institucional tradicional.
El punto de inflexión: cuando la adversidad se convirtió en oportunidad
El año 2017, después del paso del huracán María por Puerto Rico, lejos de ser un obstáculo, este evento se transformó en el catalizador que la fundación necesitaba para crecer.
"Con el huracán llegaron personas nuevas", comenta la Dra. Fernández, reflexionando cómo la emergencia atrajo talento y compromiso. "La junta creció y se hizo más poderosa. Aprendimos que las fundaciones hay que enriquecerlas con más personas que solamente el voluntario de unas horitas".
La realización de un sueño: cuando la visión supera la imaginaciónHoy, al contemplar el fruto de una década de trabajo, la emoción de la fundadora es evidente. Lo que comenzó como una idea para humanizar la medicina pediátrica ha superado todas sus expectativas.
"Y Mi sueño era tener un hospital donde a los niños se les diera algo más que la medicina, algo más que el tratamiento, que los dábamos perfectos. Nos faltaba un lado humano que no teníamos", reflexiona.
La realidad actual le provoca una profunda conmoción: "Y hoy lo he visto logrado en grado superlativo. Me he puesto a llorar y a llorar viendo el progreso de aquella cosa tan sencillita y elemental de comprar una cosita, hacer un arreglito".
Un llamado a proteger el futuro de Puerto RicoCon datos demográficos, la Dra. Fernández hace un llamado contundente a la sociedad puertorriqueña. "El público debe entender que los niños son nuestro gran tesoro y son nuestro futuro", advierte.
"Cuando yo empecé de pediatra, nacían 60.000 niños al año. El año pasado no llegamos ni a 18.000". Ante este panorama, su mensaje es: "Así que esos niños, que siempre han sido queridos, que siempre han sido importantes, ahora los tenemos que súper proteger, este es el hospital para protegerlos. Hay que apoyarlos. Hay que tenerlos al día con todo el mejor equipo, con el mejor personal. Porque cada uno de esos niños es una joya y nuestro futuro".
La campaña actual: historias de resiliencia y acompañamiento integralLa iniciativa que hoy convoca a la sociedad puertorriqueña es el reflejo más fiel de esa filosofía humana. "Son cinco pacientes muy especiales", comenta sobre los protagonistas de la campaña, pero aclara que son "especiales como cientos de pacientes que llegan aquí".
La doctora detalla el acompañamiento integral que caracteriza su modelo: "Hay niños que pasan dos, tres, cuatro, un año hospitalizados. Y su familia está aquí todo el tiempo con ellos y la fundación está aquí con ellos".
Este apoyo va desde lo más básico hasta lo terapéutico: "Les ayuda de llevarles comida, darles bales, buscarles ropa, cepillo de dientes. Apoyo para terapia física. Apoyo de juego. Apoyo la técnica de entretener a los niños, ayudarlos a sobrevivir la crisis que tienen", concluyó.