Paladar hendido: detección desde semana 18 de embarazo facilita manejo temprano y multidisciplinario

El diagnóstico es por un examen clínico físico, pero con el avance de la tecnología, los profesionales de la salud ahora pueden detectar esta malformación incluso antes del nacimiento.

Por: Katherine Ardila


El labio y paladar hendido es una malformación congénita que ocurre cuando las estructuras faciales de los bebés no se desarrollan completamente durante el embarazo. 

Esta condición afecta la formación del labio superior y, en algunos casos, también el paladar, además, pueden presentarse por separado o juntas. 

Diagnóstico desde la semana 18 de gestación 

El diagnóstico de un labio y paladar hendido es por un examen clínico físico, pero con el avance de la tecnología, los profesionales de la salud ahora pueden detectar esta malformación incluso antes del nacimiento.

La Dra. Diana Ramírez, odontóloga y cirujana maxilofacial, en una entrevista en exclusiva para la revista MSP, explicó que "durante el embarazo, en los exámenes preparto, a partir de la semana 18 de gestación, se puede observar mediante ultrasonido si hay alguna fisura en el labio o el paladar". 

Esto permite que el equipo médico esté preparado para ofrecer orientación y apoyo a los padres tan pronto como nazca el bebé. Esto es importante ya que el manejo de un niño con labio y paladar hendido implica la colaboración de diversos especialistas.

Equipo multidisciplinario para tratar labio y paladar hendido en menores

De hecho, la Dra. Ramírez explica que todo el proceso se debe llevar de la mano de un equipo multidisciplinario, "en este caso, entran a hacer la evaluación y el tratamiento del bebé, el pediatra, el perinatólogo, los expertos en cirugía maxilofacial, fonoaudiología, los expertos en lactancia y demás", explica. "Y, para los padres, el apoyo psicológico es bastante importante también". 

Si bien es cierto que este es un proceso largo y constante, la intervención temprana es crucial para prevenir complicaciones de nutrición y desarrollo a futuro, pues, los bebés con esta condición, a menudo enfrentan dificultades para alimentarse correctamente.

Intervenciones quirúrgicas constantes 

La primera cirugía para corregir el labio hendido se realiza generalmente alrededor de los tres meses de edad, cuando el bebé alcanza un peso y nivel fisiológico adecuado. "La cirugía se enfoca en los tejidos blandos, no en los huesos", explicó la Dra. Ramírez, quien detalló que este procedimiento inicial tiene un objetivo funcional más que estético, permitiendo al recién nacido alimentarse bien.

"Esto lo que va a permitir es que el bebé pueda tener una adecuada nutrición, ya que, en esa malformación, como no hay división entre la nariz y la boca, los bebés suelen atragantarse y no son capaces de alimentarse de manera adecuada". 

 A lo largo del crecimiento del niño, se realizarán más intervenciones. "Más o menos alrededor de los siete años ya se puede ver si necesita también, reparación de paladar", mencionó la Dra. Ramírez. 

En las primeras etapas, las cirugías se centran en la corrección del labio y de los tejidos blandos. Más adelante, se abordan las complicaciones a nivel óseo, como la falta de hueso para alojar los dientes. 

¿Cuáles son las secuelas a largo plazo?

Para este punto, lo que sí es cierto es que, aunque los avances en cirugía han mejorado la calidad de vida de estos niños, las secuelas pueden ser diversas. 

"Las secuelas más comunes incluyen cicatrices visibles, deformidades en la nariz y la ausencia de dientes", explicó la experta. Esto se debe a la falta de continuidad ósea en la zona, lo que también puede afectar la posición de los dientes y la masticación. 

Para corregir estos problemas, los niños generalmente requieren tratamientos ortodónticos y cirugía maxilofacial. De hecho, es un aspecto fundamental del seguimiento, pues "la base ósea para los dientes en la parte frontal de la boca puede no desarrollarse correctamente".

Rehabilitación y terapias para la funcionalidad 

Finalmente, la Dra. Ramírez explica que, a lo largo de la vida, los niños con esta condición deben ser evaluados de manera constante por un equipo de especialistas, incluyendo fonoaudiólogos, para garantizar que desarrollen un habla y fonación adecuadas. 

"Son pacientes que, como ya tienen la estructura anatómica, adecuada (después de las intervenciones), es solamente hacer el seguimiento por fonoaudiología", explica la experta. "La idea es hacer que la fonación se dé de manera adecuada y de ahí, poder tener la rehabilitación dental que, finalmente va a ser la que va a marcar la diferencia en la vida adulta", concluyó. 



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