La “dolorosa” enfermedad de Parkinson desde la perspectiva científica del Dr. Daniel Colón

El especialista destacó las diferencias genéticas entre géneros que predisponen al hombre a padecerla.

Por: Isbelia Farías


El interés de Daniel Colón, científico puertorriqueño, director inaugural del Centro de Neurodesarrollo y Plasticidad del Instituto Wu Tsai de la Universidad de Yale, no comenzó precisamente con el Parkinson, sino por conocer cómo funciona el cerebro humano y el de los animales; lo cual, al parecer de Colón, es algo mágico; además, destaca que para comprender cómo se rompe algo –como ocurre en la enfermedad de Parkinson- primero se debe comprender cómo funciona normalmente.

El acto de hablar, por ejemplo, implica que se emitan ondas sonoras a través de las cuerdas vocales, las cuales son controladas por las neuronas en el cerebro; dichas ondas sonoras son frecuencias en el aire que generan estímulos en el oído y, de alguna manera que nadie puede explicar, se transforman en ideas, conceptos, resalta el especialista, llegando a incrustarse en la memoria, lo cual es un misterio, y que nos hace quienes somos.

Es importante conocer estas nociones, ya que con enfermedades como el Parkinson, u otras neurodegenerativas, se pierden dichas facultades, como la capacidad de memorizar, y la persona va perdiendo quién es. En estas enfermedades algo deja de funcionar, por ello Colón se ha dedicado a tratar de comprender cómo funciona el cerebro.

El cerebro humano, desde la visión de Colón, es producto de una fuerza evolutiva, por lo que las propiedades fundamentales de cómo funciona un cerebro humano no son diferentes a la forma en la que funcionan otros organismos. “Las instrucciones de cómo se forman los circuitos nerviosos o de cómo se forma la memoria son similares en un murciélago, un ser humano o un gusano”, asevera Colón. 

Colón agrega que: “Hay diferentes categorías de neuronas en el cerebro -estas son las células que forman los tejidos básicos del cerebro-; hay una clase que se llama dopaminérgicas, porque usan un químico que se llama dopamina, y son las primeras que el paciente con Parkinson pierde”.

“Cuando se habla del Parkinson como una enfermedad neurodegenerativa se refiere al hecho de que esas neuronas se degeneran, es decir, se van perdiendo, muriendo”, añade Colón; estas neuronas controlan una serie de comportamientos asociados con la enfermedad de Parkinson, como el temblor de la mano o pérdida de facultades cognitivas.

Estas neuronas se pierden porque se ha visto que hay una acumulación de basura celular –para emplear términos comprensibles-, se acumulan moléculas que se deberían estar eliminando.

“Se sabe que hay factores ambientales que pueden contribuir a que surja una enfermedad como el Parkinson, por ejemplo: anteriormente se utilizaban con mucha frecuencia unos herbicidas y estos estaban asociados con la enfermedad de Parkinson”, destaca el especialista.

Sin embargo, “hay factores genéticos que predisponen a la gente a que les pueda dar Parkinson”, aclara Colón.

Diferencias entre el género femenino y masculino

El científico Colón acota que, en el caso de las mujeres, ellas estarán más protegidas que los hombres porque en el cromosoma X tendrá dos copias, pues las mujeres tienen dos cromosomas XX, por lo que, si hay una copia defectuosa, la otra no. En el caso del hombre, solo hay una copia, y si está presente en el cromosoma X, entonces no tendrá la misma protección.

Al inicio, la descripción del Parkinson era meramente fenomenológica, pero ahora hay un entendimiento molecular mucho más detallado. Respecto a la diferencia con otras condiciones, es destacable que mientras que en el Alzheimer la pérdida de facultades es más cognitiva, en el caso del Parkinson es más motora, esto es, pérdida de control en los movimientos.

El destacado investigador Colón afirma que: “Una de las cosas que encuentro fascinante es que a nadie le da Parkinson a los 6 años. A las personas les da Parkinson, inclusive teniendo factores de predisposición, luego de haber vivido décadas, lo cual quiere decir que debe haber un mecanismo presente que compensen por ese factor genético y que permiten vivir la vida normal hasta más tarde. Si nosotros pudiésemos comprender cuáles son esos factores que compensan, lo único que tendríamos que hacer es aumentarlo”.

“No todos los pacientes que sufren de Parkinson tienen factores genéticos identificables, por ello se deduce que hay otros factores no genéticos que están influyendo”, puntualiza Colón. Con ello recuerda el caso del famoso actor Michael J. Fox, quien admitió fumar mucha marihuana y, al parecer, eso que fumó en aquel entonces tenía ese insecticida asociado con el Parkinson. No era la marihuana per se, sino que el cigarrillo tenía ese insecticida.

No hay factor específico que se pueda recomendar, más allá de hacer ejercicio o tener una vida saludable, que estén asociados para impedir que surja el Parkinson. Hasta ahora, nadie lo puede decir”, resalta el especialista.

Hay una serie de enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson, el Alzheimer, la demencia frontotemporal, entre otras, que tienen un factor en común “se van acumulando proteínas defectuosas”; en cada una de ellas, la parte del cerebro que se afecta es diferente, pero sí tienen en común que se van acumulando proteínas defectuosas, unas moléculas que se van acumulando de manera anormal y se van degenerando las células de las neuronas, por lo que para todas esas enfermedades, incluida el Parkinson, se quiere entender cuáles son los mecanismos que utilizan las células para deshacerse de esas proteínas defectuosas en seres humanos saludables, o incluso en esos mismos pacientes antes de desarrollar la enfermedad y conocer cómo compensar esos mecanismos, pues, tal vez, el proceso de compensación sea similar, lo cual sería maravilloso porque la solución sería la misma para todas esas enfermedades, pero, de no ser así, sería bueno comprender el proceso bien para curar, no solo enfermedades como el Parkinson, sino otras neurodegenerativas, enfatiza el experto.

Colón indica que “la brujería sin ciencia es poco más que brujería”, por lo que sugiere a la comunidad médica el trabajo colaborativo con los científicos para comprender mucho mejor la condición; comprender que muchos de estos conocimientos de gran vigencia para la medicina se hacen en organismos que no son humanos, por lo que es importante mantenerse vigente en los mecanismos moleculares. Esta colaboración traería muchos beneficios para los pacientes de Parkinson.

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