El trasplante preventivo ofrece beneficios, como una mejor sobrevida, calidad de vida y menores costos al sistema de salud, según la especialista.
Por: María Camila Sánchez
Los trasplantes de riñón se realizan en pacientes con insuficiencia renal, ya sea por enfermedad renal crónica o enfermedad renal terminal, con el objetivo de brindar una mejor calidad de vida, o bien, como un proceso preventivo antes de llegar a necesitar diálisis.
De hecho, en una conversación exclusiva que sostuvo la Dra. Verónica Meza, directora médico del Programa de Riñón del Hospital Auxilio Mutuo con la Revista Medicina y Salud Pública, la especialista sostuvo que los diagnósticos de enfermedad renal en estadio III y IV pueden ser referidos a trasplante.
Terapia de reemplazo de elección y evaluación del trasplante renal"El paciente no tiene que estar en diálisis para poder acceder a una evaluación de trasplante, y acceder a una lista de espera o inclusive llegar al trasplante".
Además, la especialista mencionó que esta es la terapia de reemplazo de elección, ya que ofrece una mejor sobrevida a largo plazo por encima de otras alternativas, mejor calidad de vida y menores costos al sistema de salud de Puerto Rico.
"Es importante que esos pacientes de enfermedad renal que están en seguimiento con su médico primario y su nefrólogo, una vez lleguen a estas etapas de la enfermedad, sean referidos de esta forma al Centro para hacer un trasplante de manera preventiva".
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¿Trasplante de riñón o diálisis?
Ahora bien, en términos de beneficios, el trasplante de riñón tiene mayores beneficios sobre la diálisis como mejores opciones de conseguir un donante en vida, cuyos resultados, comparables con cadáveres, son todavía mejores a largo plazo, al igual que la sobrevida y las complicaciones en ese paciente son mucho menores.
"Un paciente cuando está en diálisis empieza a acumular enfermedades secundarias a la enfermedad renal, y ese cúmulo de enfermedades hace que los resultados en trasplante a largo plazo no sean los mismos a los que se obtienen cuando se realiza de forma preventiva", argumentó.
Pero esto no quiere decir que, en dado caso en que la enfermedad se detectó en estadios más avanzados, de modo que el paciente ya recibe diálisis, no pueda ser referido a trasplante o recibir una evaluación.
Monitoreo de la función renal en pacientes trasplantados
Los métodos actualmente disponibles para monitorear la función renal constan de la creatinina sérica y los laboratorios de sangre y orina que lo acompañan, así como la eliminación de proteinuria.
De modo que, clínicamente, los nefrólogos suelen hacer un seguimiento a la creatinina, los electrolitos, el uroanálisis y la excreción de proteínas. Sin embargo, en pacientes que fueron sometidos a un trasplante de riñón, todo este procedimiento se realiza mediante métodos moleculares adicionales que permiten identificar algún factor que irrite las células del riñón.
"Vamos a ver el DNA del donante circulante en la sangre del receptor, porque la creatinina sube tiempo después de que ocurrió el insulto, que pueden ser horas o días; no ocurre en tiempo real", continuó. "Lo ideal, cada vez más en medicina, es que nos estamos moviendo a que podamos usar herramientas diagnósticas que sean lo más tempranas posible para ofrecerle una mejor ventana de tratamiento al paciente".
Rechazo de un órgano trasplantado: riñones
Por otro lado, en algunas ocasiones los niveles de creatinina pueden aumentar debido a un rechazo del organismo receptor al órgano trasplantado. Si bien el diagnóstico en estos casos se realiza mediante una biopsia del riñón, los especialistas cuentan con herramientas que les permiten sospechar de estas situaciones.
"La biopsia no solo nos da con el diagnóstico de rechazo, también nos ayuda a saber qué tipo de rechazo es para poder dirigir la terapia, y también es pronóstica, porque nos deja saber a nosotros si la lesión ha ocurrido por un tiempo determinado que ya haya dejado una cicatriz permanente en el riñón".
La detección y la intervención médica en estos casos es fundamental para evitar cualquier tipo de daño en el órgano que disminuya la capacidad de filtración de los riñones.
"La mayoría de los rechazos son asintomáticos en las primeras etapas, así que lo único que nos ayuda a diagnosticarlo, es el seguimiento constante del paciente".