La obesidad continúa siendo uno de los principales riesgos de insuficiencia renal crónica

Los pacientes deben conocer cuál es el número de su función renal y los médicos deben revolucionar la práctica y educar.

Por: Isbelia Farías


La enfermedad renal es un serio problema de salud para los puertorriqueños, así como la comunidad latina en Estados Unidos. Según datos del Consejo Renal de Puerto Rico, más de seis mil pacientes en la Isla se encuentran recibiendo tratamientos de diálisis, en etapa terminal, y en Estados Unidos son los hispanos quienes representan el segundo grupo étnico con mayor prevalencia después de la comunidad afroamericana.

Personas de cualquier edad y género pueden estar en riesgo de sufrir insuficiencia renal, sin saberlo. En las etapas tempranas de la enfermedad renal crónica, la persona puede tener pocas señales o pocos síntomas. Esta enfermedad puede que no se manifieste hasta que la función renal se vea totalmente afectada.

Si el daño renal avanza lentamente, el paciente pudiese experimentar, entre los síntomas, pérdida de apetito, fatiga, problemas para dormir, calambres musculares, hinchazón de pies y tobillos, dolor en el pecho y presión arterial alta.

El tratamiento de la enfermedad renal crónica se centra en retrasar el avance del daño renal, mediante el control de la causa no diagnosticada.

La insuficiencia renal crónica puede convertirse en una insuficiencia renal terminal, la cual es mortal si no se realizan filtraciones artificiales o un trasplante renal.

El doctor Rafael Burgos Calderón, reconocido especialista en nefrología en San Juan, Puerto Rico, con más de 57 años de experiencia en el campo de la medicina y destacado a nivel mundial por sus aportaciones en la salud renal, indica que el riñón es el órgano, un órgano vital, hay un acoplamiento entre todos los órganos del cuerpo y el riñón. Este mantiene el balance hídrico, el balance ácido básico del cuerpo, controla de cierta manera la hipertensión. Cuando se daña el riñón comienza a excretar los ácidos del cuerpo, los cuales pueden dañar la región y los huesos del cuerpo.

Burgos afirma que "El riñón es también un órgano endocrino, produce hormonas importantes para el cuerpo, una es la eritropoyetina –que aumenta la hemoglobina- y otras que aumentan el calcio y reducen la enfermedad renal ósea en los niños".

El especialista aclara, en cuanto a los factores de riesgo para padecer enfermedad renal crónica, que "en el modelo biomédico se contempla el fumar, la obesidad, la diabetes descontrolada, la hipertensión descontrolada, la enfermedad cardiovascular, los estilos de vida nocivos, el exceso de sal, el exceso de proteína y no hacer ejercicio".

Con la llegada de la pandemia por covid-19 se presentó un descontrol en los estilos de vida saludables, como la buena nutrición y la práctica de ejercicio, ya que lo que predominó fue el aislamiento.

"Hay un incremento en la obesidad en los niños, los adolescentes están marcados por los medios audiovisuales y el sedentarismo", lo cual es destacable, pues se podría considerar que los factores de riesgo de enfermedad renal no solo atañen a los adultos.

Sin embargo, más que culpar solo a la persona, el reconocido galeno considera que "la estructura de los sistemas de salud está dirigida solamente a la enfermedad, pero no a la prevención", y agrega: "por eso nosotros, en 1995, acuñamos el término salud renal, pero todavía a ese término le falta la prevención a nivel de Latinoamérica, falta que busquemos  dónde está el enlace con otros conceptos".

En cuanto al diagnóstico, Burgos estima que este es el punto más crítico en su práctica, pues, las personas conocen su hemoglobina, colesterol, la orina y otros, pero desconocen que el riñón se clasifica por etapas: etapa 1, etapa 2, etapa 3, etapa 4 y etapa 5, por lo que las personas deberían conocer cuál es su número, es decir, la función de su riñón, ya que esto le podría salvar la vida.

A ello añade: "si te dan Advil, yodo, antibióticos, sin saber la función del riñón, te pueden acelerar pasar a diálisis".

Los estadios de la enfermedad renal están clasificados en etapa 1, cuando la tasa de filtración glomerular es de 90 o superior, lo cual quiere decir que la función renal es saludable; de 60 a 89 es leve, de 45 a 59 es leve a moderada; entre 30 y 44 es moderada a grave; entre 15 y 29 es grave y menos de 15 se considera diálisis.

Lo importante es conocer cuál es ese número y la filtración, lo cual forma parte de la educación de las personas. Se debe revolucionar la práctica de la medicina hacia la educación, puntualiza el doctor Burgos. 



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