Estudio demuestra que el cerebro de los jóvenes puede indicar el riesgo de adicción antes de que ocurra

Un estudio desafía las creencias predominantes sobre la adicción, al mostrar que ciertos cambios neuroanatómicos en el cerebro de los jóvenes podrían ser factores predisponentes al consumo de alcohol y otras drogas, antes incluso de la exposición a estas sustancias.

Por: Laura Guio


Los resultados abren la puerta a una nueva comprensión del desarrollo de los trastornos por uso de sustancias.

Neuroanatomía y adicción: ¿una relación más compleja de lo que se pensaba?

Tradicionalmente, se ha asumido que los cambios en la estructura cerebral de los adolescentes que consumen alcohol o drogas ilícitas son consecuencia directa de la exposición a estas sustancias. 

Sin embargo, un nuevo estudio, publicado en JAMA Network Open el 30 de diciembre de 2024, sugiere lo contrario: las diferencias neuroanatómicas pueden estar presentes mucho antes del inicio del consumo de sustancias y, de hecho, podrían predecir el riesgo de desarrollar un trastorno por uso de sustancias.

El estudio ABCD y sus resultados revolucionarios

El estudio se basó en datos obtenidos del Estudio de Desarrollo Cognitivo del Cerebro de Adolescentes (ABCD), una de las investigaciones longitudinales más grandes y detalladas sobre el desarrollo cerebral y el comportamiento en jóvenes.

 Con una muestra de casi 10,000 niños y adolescentes de 22 sitios de Estados Unidos, los investigadores analizaron los volúmenes cerebrales, el grosor cortical, el área de superficie cortical y otras características neuroanatómicas de los participantes.

Los resultados mostraron que aquellos jóvenes que iniciaron el consumo de sustancias antes de los 15 años ya presentaban características neuroanatómicas distintas, como un mayor volumen cerebral global y cortical, en comparación con aquellos que no consumieron sustancias

Estos hallazgos sugieren que el tamaño y la estructura del cerebro podrían ser factores predisponentes, y no solo efectos causados por el uso de sustancias.

Diferencias cerebrales antes y después del consumo de sustancias

Los investigadores encontraron que las personas que comenzaron a consumir sustancias mostraron una corteza más delgada en ciertas regiones del cerebro, como la zona frontal, pero con un grosor mayor en otras áreas, lo que indica una relación compleja entre las distintas áreas cerebrales.

Además, el estudio identificó que los volúmenes cerebrales subcorticales alcanzan su punto máximo alrededor de los 14 años, justo antes de la típica adolescencia temprana en que se inician muchos comportamientos de riesgo, como el consumo de sustancias.

Una visión más amplia sobre los factores de riesgo

Los hallazgos de este estudio refuerzan la idea de que tanto la genética como los factores ambientales juegan un papel crucial en la predisposición a desarrollar adicciones.

El profesor Alex P. Miller, director del estudio, explicó que los resultados son parte de un creciente cuerpo de investigación que busca integrar los factores genéticos y neuroanatómicos en los modelos predictivos de los trastornos por uso de sustancias.

Reevaluando los modelos tradicionales de la adicción

En un editorial que acompaña el estudio, Felix Pichardo y Sylia Wilson, del Instituto de Desarrollo Infantil de la Universidad de Minnesota, sugieren que los hallazgos podrían implicar la necesidad de reevaluar las actuales suposiciones sobre la causalidad de la adicción.

 Aunque los efectos neurotóxicos de las sustancias son una parte fundamental de los modelos tradicionales, los nuevos datos indican que las alteraciones cerebrales podrían ser un indicio temprano de vulnerabilidad a la adicción, más que su resultado.

Implicaciones futuras en la prevención y tratamiento de la adicción

Este estudio abre nuevas posibilidades para el desarrollo de enfoques preventivos y terapéuticos más precisos.

 Al identificar características cerebrales específicas que podrían predecir el riesgo de trastornos por uso de sustancias, los investigadores esperan que sea posible intervenir de manera más efectiva antes de que el consumo de sustancias se convierta en un problema grave. 

El análisis longitudinal del estudio ABCD, que recoge datos durante varios años, es crucial para entender cómo los cambios en el cerebro se relacionan con el comportamiento y el consumo de sustancias a lo largo del tiempo.

En resumen, estos descubrimientos representan un avance significativo en la investigación de la adicción y ofrecen una nueva perspectiva sobre el papel de la neuroanatomía en la predisposición a los trastornos por uso de sustancias, desafiando algunas de las creencias más arraigadas sobre la causalidad en este campo.


Fuente consultada aquí



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