Para prevenir la propagación de la enfermedad de manos, pies y boca, lávese las manos con frecuencia, limpie y desinfecte las superficies y evite el contacto cercano con otras personas.
Por: Laura Guio
La enfermedad Boca-Mano-Pie es común entre los niños, especialmente en aquellos menores de 5 años.
Su transmisión se da principalmente a través de la saliva, las mucosidades y las heces, lo que la convierte en una de las infecciones más contagiosas en los entornos infantiles como guarderías y colegios.
Raquel Toba, jefa del Servicio de Pediatría de Policlínica Gipuzkoa, destacó que el contagio puede producirse en distintos momentos: antes de que los síntomas aparezcan, durante el curso de la enfermedad e incluso días después de la recuperación.
Síntomas y características de la enfermedad
La infección es causada por el virus Coxsackie y se caracteriza por la aparición de ampollas en la boca, las manos, los pies e incluso en algunas ocasiones, en las piernas y la zona glútea.
Acompañado de fiebre, malestar general y pérdida de apetito, este brote puede resultar incómodo para los más pequeños, especialmente por las lesiones dentro de la boca que dificultan la ingesta de alimentos.
Aunque los síntomas suelen desaparecer en una semana y la enfermedad es generalmente leve, el malestar ocasionado puede afectar la alimentación y el bienestar general de los niños.
Medidas preventivas clave
La rápida propagación de esta enfermedad entre los menores obliga a tomar medidas preventivas rigurosas.
Lávese las manos con frecuencia con agua y jabón por al menos 20 segundos, especialmente después de cambiar pañales, ir al baño, y toser, estornudar o sonarse la nariz.
Ayude a los niños a lavarse las manos y mantenga las ampollas limpias.
Evite tocarse la cara sin haberse lavado las manos, especialmente los ojos, la nariz o la boca.
Limpie y desinfecte las superficies que se tocan frecuentemente y los objetos que se comparten, como los juguetes y las manijas de las puertas.
Evite el contacto cercano con una persona infectada, como abrazarla o besarla.
El diagnóstico de la enfermedad debe ser confirmado por un pediatra, ya que los síntomas pueden coincidir con otras patologías, aunque su evolución sea diferente. Es crucial consultar al especialista si el niño presenta un mal estado general o tiene problemas para comer o beber debido a las lesiones bucales.
El tratamiento de la enfermedad Boca-Mano-Pie es principalmente sintomático. Se recurre a antipiréticos y analgésicos para aliviar la fiebre y el dolor, sin que haya un tratamiento específico para erradicar el virus.
De igual forma, en algunos casos, alrededor de un mes y medio después de la infección, los niños pueden experimentar la caída temporal de pequeñas uñas, aunque no requieren tratamiento y se regeneran con normalidad.
Inmunidad natural tras la infección
Una vez que los niños han sido afectados por el virus Coxsackie, desarrollan inmunidad a largo plazo. Esto significa que, tras superar la enfermedad, es menos probable que vuelvan a padecerla en el futuro.
En resumen, la enfermedad Boca-Mano-Pie es una afección leve pero altamente contagiosa que requiere una atención especial en su diagnóstico, manejo y prevención.