La pastilla está destinada principalmente a hombres que tienen sexo con hombres y personas trans. Sin embargo, a pesar de su éxito, aún se enfrenta al estigma asociado a su uso, especialmente en torno a la promiscuidad y factores de riesgo.
Por: Katherine Ardila
La profilaxis pre-exposición (PrEP) fue aprobada por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) en el año 2012 como una herramienta de prevención del VIH. Cuatro años después, en 2016, la Agencia Europea del Medicamento también dio luz verde a su uso en Europa. En España, la PrEP se incluyó en el Sistema Nacional de Salud (SNS) el 1 de noviembre de 2019, momento a partir del cual comenzó a estar financiada y accesible.
Esta pastilla preventiva, que combina los principios activos tenofovir disoproxilo y emtricitabina, ha demostrado ser una herramienta eficaz para prevenir la infección por VIH entre personas que están en mayor riesgo.
Sin embargo, tras cinco años de su implementación, aún persisten retos relacionados con el estigma, el acceso desigual y el impacto en la salud sexual.
Acceso y expansión del uso de la PrEP en EE.UU.
La PrEP es un medicamento que reduce el riesgo de contraer el VIH en cerca del 99% cuando se toma diariamente como se indica. A pesar de su eficacia, solo aproximadamente el 36% de las 1.2 millones de personas que podrían beneficiarse de la PrEP tenían una receta para recibirla a partir de 2022, aunque esto representa un aumento significativo desde el 23% en 2019.
La accesibilidad de la PrEP en Estados Unidos ha mejorado significativamente en los últimos años, aunque todavía presenta desafíos en algunos aspectos clave sobre cómo se puede acceder a la PrEP y las condiciones que afectan su disponibilidad.
Por ejemplo, para comenzar a usar la PrEP, es necesario obtener una receta de un médico profesional aprobada. Esto implica realizar pruebas clínicas para asegurarse de que la persona es VIH-negativa y que la PrEP es adecuada para ella, esto se lleva a cabo sin costo alguno, especialmente en aquellas personas con seguro médico privado o cobertura bajo la Ley del Cuidado de Salud a Bajo Precio (ACA).
El estigma asociado a la PrEPA pesar de su efectividad, el uso de la PrEP sigue estando rodeado de estigmas. Federico, un usuario de 48 años que ha tomado la pastilla desde antes de su aprobación en el sistema público, comenta cómo algunas personas perciben a quienes la consumen como promiscuos o con comportamientos sexuales de riesgo.
"Existe una doble moral que te señala. Yo tengo una sexualidad normal y llevo 18 años en pareja, pero hay quien cree que tomar la PrEP significa que tienes conductas peligrosas", comenta.
El estigma asociado a la PrEP puede generar barreras para quienes necesitan acceder a este tratamiento preventivo. Aunque los hombres que tienen sexo con hombres y las personas trans son los principales usuarios, colectivos como las mujeres trabajadoras sexuales no siempre están bien informados sobre esta herramienta.
Aumento de ITS y detección temprana
Uno de los efectos secundarios de la popularización de la PrEP ha sido el aumento en la detección de ITS como la gonorrea, la sífilis y la clamidia. Entre 2019 y 2022, la tasa de infección por gonorrea casi se duplicó, pasando de 26.95 casos por 100,000 personas a 49.
De manera similar, la incidencia de sífilis aumentó de 12.71 a 17.1 casos en el mismo período. Sin embargo, Rosario Palacios aclara que este incremento no necesariamente refleja una mayor propagación de las ITS, sino que es un resultado de las revisiones periódicas que los usuarios de PrEP deben realizarse cada tres meses. "Es probable que estas infecciones ya estuvieran ahí antes, pero ahora las detectamos con mayor frecuencia debido al monitoreo regular", explica.
La PrEP es una buena estrategia, pero se necesita educación y concienciación
A medida que la PrEP se consolida como una estrategia clave en la prevención del VIH, su uso plantea nuevas cuestiones. Aunque ha demostrado ser efectiva para reducir las tasas de infección, su adopción sigue siendo desigual entre diferentes grupos de población.
Además, es necesario un esfuerzo para eliminar los estigmas asociados a su consumo y garantizar que todas las personas en riesgo tengan acceso a esta herramienta preventiva.
Como señala Federico, la clave está en la educación y en cambiar las percepciones: "Cuanto más entienda la gente en qué consiste la PrEP y cómo puede ayudar a prevenir el VIH, antes se perderá el puritanismo que parece rodear la sexualidad y el uso de la medicina preventiva".
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