Cada una de estas profesionales ha demostrado que las habilidades y la mentalidad pueden ser transferidas y aplicadas con éxito en la medicina.
Por: Katherine Ardila
Las similitudes entre el esfuerzo requerido en el deporte de élite y en la medicina son notables. Ambos campos demandan una dedicación inquebrantable, una capacidad para enfrentar y superar fracasos, y una búsqueda constante de la excelencia. Ser atleta olímpico y médico requiere no solo habilidades técnicas excepcionales, sino también una mentalidad resiliente y una pasión inigualable por el objetivo final.
Para las atletas olímpicas que luego se convirtieron en médicas, la transición pudo parecer natural. Las largas horas de entrenamiento, la necesidad de precisión y la fortaleza mental necesarias para competir al más alto nivel del deporte son cualidades que se trasladan efectivamente a la práctica médica. Estas experiencias enseñan a manejar la presión, a trabajar en equipo y a mantener un enfoque constante en la mejora y el aprendizaje continuo.
Tomemos, por ejemplo, las historias de cuatro ex atletas olímpicas que ahora son médicas exitosas. Cada una de ellas ha llevado las lecciones aprendidas en el campo de juego a la medicina, demostrando que el rigor y la disciplina del deporte de élite pueden ser una base sólida para una carrera en medicina. Sus trayectorias muestran que, aunque las probabilidades de alcanzar el éxito en ambos campos sean extremadamente bajas, con determinación y pasión, es posible superar cualquier desafío.
"Enfrentarse a los fracasos y tener que levantarse e intentarlo de nuevo", comenta la Dra. Ogonna Nnamani Silva, ex atleta olímpica y ahora médica. "Ese ciclo continuo de buscar la perfección en tu disciplina: eso es la esencia del atletismo". Esta conexión no es solo anecdótica; ha sido discutida en revistas médicas y analizada en encuestas. El consenso general es que los deportistas de élite desarrollan ciertas habilidades que los médicos, independientemente de su formación deportiva, pueden aplicar en su práctica médica.
Tal vez sea también una cuestión de mentalidad: algunas personas no se dejan intimidar por las probabilidades desfavorables. Buscan desafíos repetidamente, sin temer el esfuerzo que conlleva, porque creen que el resultado final vale la pena. A continuación, compartimos la historia de cuatro atletas que lograron convertirse en médicas de alto rendimiento y cómo lo consiguieron.
La gimnasta convertida en cirujana pediátrica
"La gimnasia me ayudó a desarrollar las habilidades necesarias para mi carrera", afirma la Dra. Lise Leveille, gimnasta olímpica canadiense convertida en cirujana ortopédica pediátrica. "Me llevó a tener éxito como estudiante de medicina y, en última instancia, a obtener el trabajo que quiero en el área que quiero, trabajando con la gente que quiero". Las habilidades que la Dra. Leveille premia incluyen el manejo del tiempo, el trabajo en equipo, la fijación de objetivos y una fuerte ética del trabajo, todo lo cual impulsa a un atleta hasta el momento crucial del "rendimiento".
La saltadora de garrocha que se convirtió en médica de urgenciasLeila Ben-Youssef, una saltadora de garrocha tunecina-estadounidense, tuvo una experiencia difícil en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008. Durante la ceremonia de apertura, sufrió un colapso debido a un dolor abdominal intenso y tuvo que ser llevada en camilla. A pesar de continuar sintiéndose mal el día de la competición, Ben-Youssef se presentó y compitió. "Apenas podía correr por la pista", recuerda. "Superé una prueba. Estaba contenta de haber podido hacerlo".
Al regresar a casa, la Dra. Ben-Youssef, quien creció en Montana, Estados Unidos, se sometió a una cirugía de urgencia para extirpar un gran tumor benigno que era la causa de su dolor. Aunque muchos podrían haberse sentido desanimados por tal revés, ella se enfocó en el éxito de haber clasificado y competido en los Juegos Olímpicos.
"Como deportista, siempre te enfrentas a una lesión, y alguien me dijo al principio de mi carrera que los mejores deportistas son los que saben manejar sus expectativas, porque es inevitable que ocurra", explica. "Así que hay decepción. Pero también reconocimiento, clasifiqué para los Juegos Olímpicos a pesar de estar incómoda y tener problemas, pude cumplir mi objetivo".
Antes de las Olimpiadas, la Dra. Ben-Youssef había sido aceptada en la Facultad de Medicina de la University of Washington, en la Montana State University, en Bozeman, Estados Unidos. Afortunadamente, la facultad apoyó sus sueños olímpicos y le permitió comenzar sus estudios con un mes de retraso. A su regreso de Pekín, se dedicó por completo a su formación médica, trabajando arduamente para completar su educación y cumplir su nuevo objetivo de convertirse en médica de urgencias.
La remadora que se convirtió en especialista en medicina deportiva
La Dra. Genevra "Gevvie" Stone, tres veces remadora olímpica estadounidense, decidió ser médica tras luxarse la rodilla en octavo curso. Su tenacidad y pasión por el deporte y la medicina la impulsaron a sobresalir en ambas áreas. Aunque inicialmente se resistió a remar, se enamoró del deporte a los 16 años y fue reclutada por Princeton University. Después de ganar el Campeonato de la NCAA en 2006, intentó sin éxito clasificar para el equipo olímpico de 2008.
Ingresó a la Tufts University School of Medicine, pero su amor por el remo la llevó a tomarse dos años libres para intentar nuevamente. Participó en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, se licenció en medicina en 2014 y ganó una medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Río 2016. Su historia es un testimonio de cómo la determinación y la dedicación pueden llevar al éxito en múltiples campos.
La jugadora de voleibol que se convirtió en cirujana plástica
La Dra. Ogonna Nnamani Silva, jugadora de voleibol estadounidense, trasladó su experiencia en colaboración y trabajo en equipo a su carrera médica. Hija de inmigrantes nigerianos que abrazaron el "sueño americano", Nnamani Silva se inspiró en sus padres y en sus propios médicos que la ayudaron con su asma grave durante su infancia.
Asistió a Stanford gracias al voleibol, tomó un año libre para competir en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 y ganó una medalla de plata en Pekín 2008. Después de jugar en el extranjero, retomó su sueño de ser médica a los 33 años, estudiando en la University of California San Francisco School of Medicine. Actualmente, es residente en el Programa de Cirugía Plástica de Harvard.
Nnamani Silva reconoce el apoyo de su familia en su éxito académico y profesional. Valora el trabajo en equipo tanto en el voleibol como en el quirófano, donde ha encontrado una sinergia similar a la del deporte. "En cirugía, cuando aprovechas el talento de todos los que te rodean y creas esa sinergia, es una sensación increíble", afirma.
Estas historias nos muestran que el camino desde el deporte de élite hasta la medicina no solo es posible, sino que también puede ser una transición natural para aquellos con la determinación y la tenacidad para triunfar en ambos campos. La disciplina, la perseverancia y la capacidad de trabajar bajo presión son habilidades universales que, sin importar el contexto, llevan al éxito.
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