Un estudio revela que los tampones pueden contener metales tóxicos como plomo y arsénico, lo que plantea serios riesgos de salud y destaca la necesidad de regulaciones más estrictas.
Por: Katherine Ardila
Un estudio reciente publicado en la revista Environment International reveló una realidad alarmante. Los tampones son un producto utilizado por millones de personas cada mes y pueden contener metales tóxicos como plomo (Pb), arsénico (As) y cadmio (Cd). Debido a que la piel vaginal es muy absorbente, puede ser particularmente vulnerable a estas sustancias, lo que plantea serias dudas sobre su seguridad.
El estudio, realizado por un equipo de científicos de la Universidad de Berkeley, la Universidad Estatal de Columbia y la Universidad Estatal de Michigan en California, analizó diferentes marcas de tampones y encontró la presencia de hasta 16 metales diferentes. "Estábamos preocupados por registrar los niveles de todos los metales que probamos, incluidas algunas toxinas como el arsénico y el plomo", dijo la autora principal del estudio, investigadora de la Universidad de California en Berkeley, Jenny A. Shearston.
Riesgos asociados y falta de regulación
La presencia de estos metales en los productos menstruales es alarmante, dado que aún no se comprenden completamente los efectos de la exposición prolongada a estos metales. Los metales tóxicos como el plomo y el arsénico se han relacionado con un mayor riesgo de enfermedades graves como demencia, infertilidad, diabetes y cáncer, así como con daños a órganos vitales como el hígado y los riñones.
Sin embargo, las investigaciones aún no han demostrado si estos metales pueden escapar de los tampones y ser absorbidos por el cuerpo. "Este estudio no muestra si estos metales salen del tampón o son absorbidos por el cuerpo, pero esta cuestión podría abordarse en investigaciones futuras", dijo Sherston.
Variabilidad en las concentraciones de metales
El estudio también encontró que las concentraciones de metales varían dependiendo de factores como el origen del producto y si es orgánico. Por ejemplo, se observó que los tampones inorgánicos contenían niveles más altos de plomo, mientras que los tampones orgánicos contenían niveles más altos de arsénico.
A pesar de estas diferencias, no existía ningún tipo de tampón que estuviera libre de metales tóxicos. "Mientras que las concentraciones de plomo eran mayores en los tampones inorgánicos, las concentraciones de arsénico eran mayores en los tampones orgánicos", explicaron los investigadores, destacando la necesidad de una mayor transparencia en el etiquetado de estos productos.
La necesidad de una regulación más estricta
Las investigaciones han revelado que se necesitan urgentemente regulaciones más estrictas para garantizar la seguridad de los productos menstruales. Sherston expresó su esperanza de que se exija a los fabricantes que prueben sus productos en busca de metales tóxicos y etiqueten claramente los ingredientes utilizados.
Por ahora, los investigadores piden a la comunidad científica y a las autoridades sanitarias que sigan estudiando el tema y garanticen la seguridad de las personas que utilizan tampones. Aunque aún se desconocen los efectos exactos de estos metales sobre la salud, este estudio es un paso importante hacia una mayor conciencia y regulación en la industria de productos menstruales.
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