Es posible que muchas personas que están recibiendo tratamiento para el cáncer no tengan información suficiente sobre los efectos tóxicos de algunas terapias sobre el corazón.
Hasta un 25% de pacientes que recibe tratamiento oncológico desarrolla algún grado de cardiotoxicidad, que puede llegar a ser muy grave
Es posible que muchas personas que están recibiendo tratamiento para el cáncer no tengan información suficiente sobre los efectos tóxicos de algunas terapias sobre el corazón. La responsabilidad, en muchas ocasiones, no es de los médicos porque muchos ignoran la importante cardiotoxicidad de algunos tratamientos. Por ello, un nuevo estudio presentado en EuroHeartCare 2019, el congreso científico de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC), revela la necesidad urgente de cuidar los corazones de estos pacientes.
El cada vez mayor número de supervivientes a un cáncer y el creciente número de personas mayores de 65 años que necesitan terapia crónica contra el cáncer muestra una necesidad urgente: la necesidad de servicios de cardio-oncología.
Los grandes avances en el tratamiento del cáncer, una enfermedad de la que cada año se diagnostican 4 millones nuevos casos en Europa, tienen en algunas ocasiones un ‘peaje’ que pagar en forma de efectos adversos importantes, como es la cardiotoxicidad.
Para prevenir o tratar la insuficiencia cardíaca asociada a las terapias se pueden administrar inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (ECA) o bloqueadores beta para prevenir o tratar la insuficiencia cardíaca. Y, además, es posible modificar la terapia contra el cáncer reduciendo la dosis o cambiando algunos de los fármacos que aumentan el riesgo de insuficiencia cardíaca cuando se toman juntos (por ejemplo, antraciclinas y trastuzumab).
«Controlar el corazón a lo largo del tratamiento del cáncer puede garantizar que esté protegido -señala profesor-. La cardiotoxicidad puede ocurrir incluso en personas sin factores de riesgo cardiovascular ya que los medicamentos como las antraciclinas y el trastuzumab son tóxicos para el corazón».
Actualmente, la atención cardiovascular se enfrenta a un cambio de paradigma, ya no se trata de evitar la cardiotoxicidad sino prevenirla o tratarla en un paciente con el tratamiento oncológico óptimo.