Técnica detecta si las pérdidas de memoria están vinculadas al Alzhéimer

Uno de los grandes problemas de la enfermedad es que su etapa preclínica puede extenderse entre 10 y 15 años.

Por: Medicina y Salud Pública


La prolongada etapa preclínica del alzhéimer, en la que apenas se muestran síntomas más allá de pequeñas pérdidas de memoria, es uno de los grandes desafíos a los que se enfrentan los investigadores. Pero, ¿y si una prueba relativamente común, como es la magnetoencefalografía pudiera ayudar a detectar si esas pequeñas pérdidas de memoria son o no el inicio de la enfermedad?

Eso es lo que se ha planteado un equipo de investigadores del Centro de Tecnología Biomédica de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) que propone el uso de esta técnica para favorecer el diagnóstico precoz de la enfermedad.

“Uno de los grandes problemas de la enfermedad es que su etapa preclínica puede extenderse entre 10 y 15 años, un periodo demasiado largo en el que los daños se van acumulando poco a poco en el cerebro hasta llegar a un punto irreversible a día de hoy”, explica David López, investigador del CTB y uno de los autores del estudio.

El trabajo, publicado en Frontiers in Aging Neuroscience, ha utilizado la magnetoencefalografía para discriminar si las pequeñas pérdidas de memoria o quejas subjetivas de memoria que muchos sufren a partir de una determinada edad se corresponden con una persona mayor sana o si, por el contrario, pueden ser el inicio del deterioro cognitivo.

Para ello se registró la actividad magnética cerebral de cada uno de los participantes mediante magnetoencefalografía (MEG), una técnica que permite a los expertos estudiar la conectividad funcional entre distintas áreas cerebrales, o lo que es lo mismo, medir cómo se comunican entre sí las regiones del cerebro en cada uno de los participantes.

Al comparar al grupo de pacientes con deterioro cognitivo leve con el grupo control (personas mayores sin quejas de memoria) se encontraron alteraciones en la conectividad funcional de los pacientes cuyo cerebro ya había empezado a deteriorarse.

Dichas alteraciones consistían en una importante desconexión entre regiones posteriores del cerebro, que disminuyen su comunicación, y que iban acompañadas de un aumento de conectividad entre ciertas regiones anteriores del cerebro. Sin embargo, el resultado más relevante del artículo es que las personas mayores con quejas subjetivas de memoria y sin deterioro cognitivo mostraban un patrón de alteraciones en su conectividad funcional muy similar al de los pacientes cuyo cerebro sí estaba deteriorado.

“Este estudio muestra que la pérdida subjetiva de memoria, incluso en ausencia de manifestaciones clínicas, produce cambios en el cerebro similares a los que se observan en un grupo de pacientes en los estadios iniciales de la enfermedad y que la magnetoencefalografía es capaz de mostrar esos cambios antes de que nuestras herramientas clínicas detecten ese deterioro”, explica López.

La importancia de este trabajo radica en la posible utilidad de una herramienta como la magnetoencefalografía para adelantarse al desarrollo de alzheimer en estadios tempranos.

Tomado de Jano.es.



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