Por primera vez en la historia, un equipo multidisciplinar ha completado un trasplante de riñón entre una persona que vive con VIH y un receptor que también está afectado con el virus
Las personas que viven con VIH no han podido donar riñones hasta ahora porque existía la preocupación de que el VIH fuera un factor de riesgo demasiado importante para la enfermedad renal en el donante
Por primera vez en la historia, un equipo multidisciplinar dl Hospital Johns Hopkins Medicine (EE.UU.) ha completado un trasplante de riñón entre una persona que vive con VIH y un receptor que también está afectado con el virus de la inmunodeficiencia humana.
«Esta es la primera vez que a alguien que tiene VIH se le ha permitido donar un riñón en el mundo, y eso es impresionante: una enfermedad que fue una sentencia de muerte en la década de los 80 se ha convertido en una patología bien. Esto es increíble», explica una de las autoras del estudio, Dorry Segev.
Las personas que viven con VIH no han podido donar riñones hasta ahora porque existía la preocupación de que el VIH fuera un factor de riesgo demasiado importante para la enfermedad renal en el donante. Sin embargo, una reciente investigación de Segev y sus colegas sobre más de 40.000 personas que viven con VIH demostró que los nuevos medicamentos antirretrovirales son seguros para el riñón, y que aquellos con un VIH bien controlado -carga viral no detectable matenida en el tiempo- tienen básicamente los mismos riesgos que aquellos sin VIH y son lo suficientemente saludables como para donar riñones.
Nina Martínez, la donante de riñón de 35 años que tiene VIH, vive en Atlanta y es consultora de salud pública, voluntaria de investigación clínica y defensora de políticas que eliminen el estigma que aún rodea al VIH. «Yo sabía que gozaba de buena salud. El VIH ya no era una barrera legal para la donación de órganos, y nunca consideré que fuera una barrera médica. Quiero que la gente cambie lo que cree que sabe sobre el VIH. No quiero ser la heroína de nadie. Quiero ser el ejemplo de alguien, la razón de alguien para que considere donar», explica.
En julio de 2018, Martínez leyó a través de redes sociales que una amiga que también tenía VIH necesitaba un trasplante de riñón. Familiarizada con el proceso de investigación médica y las políticas de salud pública, se puso en contacto con la Universidad Johns Hopkins. Después de hablar con Segev sobre la posibilidad de donar, viajó a Baltimore en octubre para someterse a una evaluación que evidenciara que estaba lo suficientemente saludable como para donar.
Sin embargo, antes de terminar con el proceso, su amiga falleció. Aún así, decidió que todavía estaba dispuesta a donar, en esta ocasión a una persona anónima. Entonces, el equipo quirúrgico confirmó que Martínez tenía riñones sanos y una carga viral indetectable, lo que cumplía con los criterios requeridos por las garantías federales estadounidenses. Una vez que recibió la aprobación de los médicos, ha conseguido donar con éxito un riñón a un receptor que desea permanecer en el anonimato.