La enfermedad ocular tiroidea, es una afección autoinmune asociada a trastornos de la tiroides, especialmente el hipertiroidismo.
Por: Laura Guio
La enfermedad ocular tiroidea (TED) es una condición autoinmune que afecta a algunos pacientes con trastornos tiroideos, principalmente aquellos con hipertiroidismo causado por la enfermedad de Graves.
Esta patología se caracteriza por una inflamación de los músculos y tejidos alrededor de los ojos, lo que puede causar síntomas visuales y físicos.
Aproximadamente una de cada tres personas con la enfermedad de Graves desarrolla TED, generalmente en el primer año tras el diagnóstico de hipertiroidismo.
Se estima que entre el 25% y el 50% de las personas diagnosticadas con la enfermedad de Graves desarrollan síntomas oculares. Estos suelen aparecer dentro del primer año tras el diagnóstico, aunque en algunos casos pueden surgir años después.
¿Cuáles son los síntomas más comunes?
Los síntomas pueden variar en gravedad y suelen incluir:
Sensación de arenilla en los ojos y sensibilidad a la luz.
Dolor o incomodidad al mover los ojos.
Ojos secos, hinchados y enrojecidos.
Proptosis (abultamiento de los ojos) y visión doble.
En casos más graves, los párpados pueden no cerrarse completamente, lo que puede causar daño a la córnea y aumentar la irritación ocular. Además, si no se controla adecuadamente, TED puede comprometer el nervio óptico, provocando pérdida de visión o cambios en la percepción del color.
Diagnóstico y prevención
El diagnóstico de TED lo realizan médicos especialistas como endocrinólogos u oftalmólogos, quienes evaluarán los síntomas.
En algunos casos, se realizan pruebas adicionales para confirmar el diagnóstico, como tomografía computarizada (TC) o resonancia magnética (RM) para evaluar la extensión de la inflamación y el impacto en los músculos oculares. También se puede realizar una prueba de campo visual para detectar posibles pérdidas de visión.
Aunque la causa exacta no se comprende completamente, se sabe que factores como el tabaquismo y los desequilibrios hormonales pueden empeorar la enfermedad.
Mantener un control adecuado de las hormonas tiroideas y evitar el humo de cigarrillo son medidas clave de prevención.
Opciones de tratamiento
El tratamiento para la enfermedad ocular tiroidea depende de la gravedad de los síntomas y de la fase de la enfermedad. En los casos leves, los pacientes pueden beneficiarse de medidas no farmacológicas que ayuden a aliviar los síntomas:
Uso de gafas de sol: Para proteger los ojos sensibles a la luz solar y al viento.
Lágrimas artificiales: Ayudan a aliviar la sequedad ocular.
Gel lubricante nocturno: Especialmente útil para aquellos cuyos párpados no se cierran completamente mientras duermen.
Elevación de la cabecera de la cama: Puede ayudar a reducir la hinchazón ocular, especialmente por la mañana.
Prismas en gafas: En caso de visión doble, los prismas pueden ayudar a corregir la alineación de los ojos.
Si los síntomas son moderados a graves, los médicos pueden recurrir a medicación. Los esteroides son los más comúnmente utilizados para reducir la inflamación, y en algunos casos, los inmunosupresores pueden ser necesarios.
Cirugía: ¿Cuándo es necesaria?
La cirugía es una opción reservada para casos graves o cuando otros tratamientos no han tenido éxito. Los procedimientos quirúrgicos incluyen:
Descompresión orbital: Este procedimiento se realiza cuando los ojos están sobresaliendo significativamente y la visión está comprometida. Se elimina parte del hueso de la órbita ocular y, a veces, grasa, para dar más espacio a los músculos y tejidos inflamados, reduciendo así la presión ocular.
Cirugía de estrabismo: Si los músculos oculares están demasiado tensos o cortos, lo que provoca visión doble, se puede realizar una operación para corregir la alineación de los ojos.
Cirugía de párpados: En algunos pacientes, los párpados se retraen y dificultan el cierre completo, lo que aumenta la irritación ocular. Reposicionar los párpados quirúrgicamente puede aliviar estos problemas.
¿Cuándo consultar a un médico?
Es esencial consultar a un médico si experimentas cualquiera de los siguientes síntomas:
Cambios visibles en los ojos, como enrojecimiento o protrusión.
Visión doble persistente.
Pérdida de la visión o alteración en la percepción de colores.
Dificultad para cerrar los párpados.
Un diagnóstico temprano y un tratamiento adecuado pueden mejorar significativamente la calidad de vida de quienes padecen TED. Además, la intervención médica temprana puede evitar que la condición empeore y cause daños permanentes en la visión.