Investigación destaca la necesidad de una estrategia de tratamiento con inhibidores de SGLT2

El 88 % de los participantes prefirieron los inhibidores de SGLT2 a los inhibidores de DPP4.

Por: Luisa Ochoa


Según los hallazgos de un equipo de investigación latinoamericano, los pacientes con diabetes tipo 2 prefieren el tratamiento farmacológico con inhibidores del cotransportador de sodio-glucosa-2 (SGLT2) al tratamiento con inhibidores de la dipeptidil peptidasa-4 (DPP4).

Los hallazgos de este estudio se publicaron en Patient Preference and Adherence y destacan la necesidad de discusiones claras entre pacientes y médicos antes de definir una estrategia de tratamiento.

José Esteban Costa Gil, MD, PhD, endocrinólogo del Instituto de Cardiología de La Plata en La Plata, Argentina, comentó que "tener en cuenta las preferencias y necesidades de los pacientes al diseñar el tratamiento puede ayudar a mejorar el cumplimiento terapéutico".

Costa, presidente de la Asociación Latinoamericana de Diabetes, agregó: "Esto mejora así la calidad y la seguridad de la atención médica".

El estudio mostró que, cuando se les proporcionó información sobre el tratamiento, el 88,2 % de los participantes prefirieron los inhibidores de SGLT2 a los inhibidores de DPP4.

La Dra. Carmen Castillo Galindo, endocrinóloga de la Ciudad de México con alta especialidad en diabetes, observó que estos datos permiten interesantes reflexiones. Según su experiencia, los médicos de atención primaria en México suelen recetar inhibidores de la DPP4. No es hasta que el paciente ve a un especialista que el tratamiento cambia a inhibidores de SGLT2. Galindo no participó en el estudio.

De hecho, Galindo destacó que los beneficios de los inhibidores de SGLT2 superan a los de los inhibidores de DPP4, por un mejor control glucémico y por los beneficios de protección cardiovascular y renal. Esto explica la tendencia de los especialistas a recetar inhibidores de SGLT2 con mayor frecuencia, ya que los pacientes con diabetes generalmente tienen trastornos cardíacos o renales y obtienen beneficios extra del control glucémico.

"Cuando se discuten los beneficios del tratamiento con los pacientes, claramente van a elegir el que les da más [beneficio]. Por eso atribuyo la discrepancia entre la preferencia del paciente y el tratamiento que recibe como resultado de que al paciente no se le dan opciones”, agregó el especialista.

Esta idea está de acuerdo con las observaciones de los autores del estudio. Resaltaron que el equipo de salud rara vez tiene en cuenta la preferencia del paciente, aunque la consecución de los objetivos de salud deseados depende en gran medida de la aceptación y el cumplimiento terapéutico.

Lo que valoran los pacientes

El estudio multicéntrico inscribió a 390 pacientes con diabetes tipo 2 de México y Argentina. Entre junio y septiembre de 2020, los pacientes completaron un cuestionario de elección discreta para indicar sus preferencias entre el tratamiento con inhibidores de SGLT2 y el tratamiento con inhibidores de DPP4.

En general, el 88,2 % de los participantes prefirieron el tratamiento con inhibidores de SGLT2 al tratamiento con inhibidores de DPP4. Además, los participantes de mayor edad, aquellos con sobrepeso u obesidad, presión arterial alta, colesterol total alto y hemoglobina glicosilada (A1c) más del 7 % tenían más probabilidades de elegir inhibidores de SGLT2.

Las razones más y menos importantes para que un paciente eligiera cualquiera de los medicamentos fueron la reducción de A1c y el riesgo de infección genital, respectivamente.

Una posible explicación de que los pacientes prefieran un tratamiento a otro es que su efecto sobre la A1c implica el control de la diabetes tipo 2. Los médicos y los pacientes siguen centrándose en la monitorización y el control de A1c y no en un enfoque holístico que abarque los riesgos y las comorbilidades asociadas con la diabetes tipo 2, según los investigadores.

Por otro lado, los pacientes no le dieron tanta importancia al aumento del riesgo de infección genital como un efecto secundario del tratamiento, por lo que Castillo enfatizó la importancia de discutir todos los detalles del tratamiento con los pacientes.

"Prácticamente, la única contraindicación para recetar inhibidores de SGLT2 sería un paciente que tiene una infección urinaria actual o que se sabe que tiene un trastorno del tracto urinario que lo hace más susceptible a las infecciones urinarias crónicas", explicó Castillo.

La importancia de la autonomía

Los autores del estudio concluyeron que la atención centrada en el paciente, que busca un conocimiento profundo de las preferencias y necesidades de información de los pacientes, mejoraría la satisfacción personal y la salud. Pero también hay implicaciones éticas a considerar.

Susana Vanoni, MD, PhD, es experta en bioética y profesora de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina. “El respeto a las preferencias de tratamiento del paciente es una opción que se basa en el principio de autonomía, limitada por el de justicia distributiva. Por ello, es importante que el médico dedique tiempo a explicar diferentes regímenes que ofrezcan un perfil de seguridad y eficacia similar, también teniendo en cuenta los principales costos y la cobertura al hacer la recomendación".

Ciertos factores, como la experiencia en el uso de ciertos tratamientos, pueden dificultar que el personal de salud discuta las opciones y tenga en cuenta las preferencias del paciente.

“Y entra otro factor más: la educación permanente del profesional. La accesibilidad a la educación permanente es muy desigual en las Américas y, como agravante, los centros de salud no invierten en formación profesional, o lo hacen de manera inconsistente. Sería un tema para un debate más amplio. La industria farmacéutica con frecuencia proporciona gastos para la capacitación, y pueden surgir posibles conflictos de intereses cuando se habla de medicamentos", dijo Vanoni.

Podrían surgir conflictos de intereses relacionados con los inhibidores de DPP4, dijo Castillo. "Es una hipótesis, no es algo de lo que esté seguro, pero los inhibidores de la DPP4 han estado en el mercado por más tiempo, y dado que los médicos de atención primaria pueden estar más acostumbrados a recetarlos, es posible que no estén tan actualizados sobre los beneficios de nuevos tratamientos. O tal vez los pacientes han estado en ese tratamiento durante años, y ya no se cambia".

También está el factor de la comunicación médico-paciente, incluida la duración de la consulta, que puede estar limitada por las pautas institucionales, dijo Vanoni.

Otro elemento que reduce el tiempo de comunicación entre médico y paciente es la carga administrativa que tienen que soportar los profesionales sanitarios. Existe la obligación de cumplimentar, a veces incluso a mano, extensos formularios que justifican los procedimientos terapéuticos y diagnósticos. Esto también se puede dificultar mediante la preparación de una receta en un sistema electrónico que no es fácil de usar o tiene mala conectividad".

Este es el primer estudio realizado en América Latina que analiza la preferencia de tratamiento oral entre pacientes con diabetes. Los autores creen que su estudio puede ayudar a los profesionales de la salud a educar a sus pacientes y a tomar decisiones compartidas para mejorar el control de la diabetes tipo 2.

Fuente consultada aquí.



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