Tanto la cantidad como la calidad del sueño son críticas para una salud óptima de la diabetes.
Por: Jose Ibraim Alape
Un ensayo aleatorizado publicado en Diabetes Care revela que las mujeres, especialmente aquellas en la posmenopausia, que duermen menos de las 7 horas recomendadas por noche pueden experimentar alteraciones en la sensibilidad a la insulina, independientemente de su adiposidad.
En el estudio, casi 40 mujeres fueron asignadas al azar a sueño restringido o adecuado durante 6 semanas, intercambiando luego a la otra condición. Durante la restricción del sueño, las mujeres durmieron un promedio de 6,2 horas por noche en comparación con las 7 a 9 horas por noche recomendadas.
El efecto es más notable en mujeres posmenopáusicas
Tanto los niveles de insulina en ayunas como la resistencia a la insulina aumentaron significativamente durante la restricción del sueño, siendo este efecto más notorio en las mujeres posmenopáusicas. Esto fue independiente de la adiposidad y de los cambios en la adiposidad.
La autora principal, Marie-Pierre St-Onge, directora del Center of Excellence for Sleep and Circadian Research del Columbia University Vagelos College of Physicians and Surgeons, en Nueva York, EE. UU., destacó que se necesitaba más insulina para normalizar los niveles de glucosa en condiciones de restricción del sueño, y en algunos casos, la insulina no fue suficiente para contrarrestar el aumento de los niveles de glucosa en sangre, especialmente en mujeres posmenopáusicas.
La falta de sueño puede acelerar la progresión hacia la diabetes tipo 2
St-Onge advirtió que si esta falta de sueño persiste, podría acelerar la progresión hacia la diabetes tipo 2, especialmente en personas con prediabetes. Este estudio aleatorizado es crucial, según ella, para demostrar el impacto de la restricción del sueño, ya que los estudios observacionales no ofrecen información sobre la causalidad.
La cantidad y la calidad del sueño son críticas para una salud óptima de la diabetes
El Dr. Robert Gabbay, director científico y médico de la American Diabetes Association (ADA), consideró que este es un "estudio importante" que construye un caso sólido sobre cómo los trastornos del sueño pueden empeorar la salud metabólica. Destacó que tanto la cantidad como la calidad del sueño son críticas para una salud óptima de la diabetes, y resaltó que los Estándares de tratamiento de la ADA recomiendan realizar pruebas de detección de problemas de sueño y asesoramiento para mejorarlo.
Además, Corinne Silva, directora del programa de la División de Diabetes, Endocrinología y Enfermedades Metabólicas del National Institute of Diabetes and Digestive and Kidney Diseases en Bethesda, EE. UU., que cofinanció el estudio, comentó que este proporciona nuevo conocimiento sobre los efectos en la salud de incluso pequeños déficits de sueño en mujeres de todas las etapas de la edad adulta y de cualquier origen racial y étnico.
Más de un tercio de los adultos duermen menos de las 7 horas recomendadas
Los autores señalaron que más de un tercio de los adultos duermen menos de las siete horas recomendadas por noche, lo cual es preocupante dada la fuerte asociación entre la falta de sueño y las enfermedades cardiometabólicas. Marishka Brown, directora del National Center on Sleep Disorders Research del National Heart, Lung, and Blood Institute en Bethesda, EE. UU., también cofinanciador del estudio, destacó que las mujeres duermen menos que los hombres, subrayando la importancia de comprender cómo los trastornos del sueño afectan la salud, especialmente en mujeres posmenopáusicas.
La falta de sueño y enfermedades cardiometabólicas
El estudio, parte de la Red de investigación Go Red for Women de la American Heart Association, reclutó a mujeres metabólicamente sanas de entre 20 y 75 años con mayor riesgo de enfermedad cardiometabólica. Se asignaron aleatoriamente a períodos de sueño adecuado o restringido durante 6 semanas, con evaluaciones al inicio y al final de cada fase.
Mujeres posmenopáusicas son afectadas por los trastornos del sueño
La restricción del sueño resultó en aumentos significativos de la insulina plasmática en ayunas y en la resistencia a la insulina, especialmente en mujeres posmenopáusicas. Los investigadores concluyeron que la falta de sueño podría contribuir al deterioro de la salud metabólica, enfatizando la importancia de abordar el sueño como un factor subestimado en la sensibilidad a la insulina.
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