El uso de glucocorticoides podría estar vinculado con cambios en la microestructura de la materia blanca, lo que podría explicar el desarrollo de ansiedad, depresión.
Por: Luisa Ochoa
Una nueva investigación vincula el uso de glucocorticoides con cambios en la microestructura de la materia blanca, lo que podría explicar el desarrollo de ansiedad, depresión y otros efectos secundarios neuropsiquiátricos relacionados con estos fármacos, indicaron los investigadores.
Los resultados de un estudio transversal mostraron que el uso de glucocorticoides sistémicos e inhalados se asoció con reducciones generalizadas en la anisotropía fraccional y aumentos en la difusividad media.
Los glucocorticoides tienen "un catálogo completo" de eventos adversos, y los efectos sobre la estructura cerebral "se suman a la lista", dijo el coinvestigador, Onno C. Meijer, Ph. D., profesor de neuroendocrinología molecular de los corticosteroides en el Departamento de Medicina del Centro Médico del Leiden University Medical Center..
Los hallazgos deberían alentar a los médicos a considerar si las dosis que prescriben son demasiado altas, observó Meijer. Agregó que el efecto negativo de los glucocorticoides en el cerebro también se encontró en aquellos que usaban inhaladores, como los pacientes con asma.
Efectos secundarios graves
Los glucocorticoides, una clase de esteroides sintéticos con propiedades inmunosupresoras, se prescriben para una amplia gama de afecciones, incluidas la artritis reumatoide y el asma.
Sin embargo, también están asociados con efectos secundarios metabólicos, cardiovasculares y músculo-esqueléticos potencialmente graves, así como efectos secundarios neuropsiquiátricos como depresión, manía y deterioro cognitivo.
La mayoría de los estudios previos que investigaron los efectos de los altos niveles de glucocorticoides en la estructura del cerebro han sido pequeños e involucraron poblaciones seleccionadas, como aquellas con enfermedad de Cushing.
El nuevo estudio incluyó a participantes del Biobanco del Reino Unido, una gran cohorte poblacional. Los participantes se habían realizado estudios de imagen y no tenían antecedentes de enfermedades psiquiátricas, aunque podrían tener afecciones asociadas con el uso de glucocorticoides, como ansiedad, depresión o manía.
El análisis incluyó a 222 pacientes que usaban glucocorticoides orales o parenterales en el momento de la imagen (grupo de sistémicos), 557 que usaban glucocorticoides inhalados y 24.106 que no usaban glucocorticoides (grupo de control).
Los esteroides inhalados se dirigen a los pulmones, mientras que un esteroide en forma de pastilla "viaja en la sangre y llega a todos y cada uno de los órganos y células del cuerpo y normalmente requiere dosis más altas", anotó Meijer.
Los grupos eran similares con respecto al sexo, la educación y el tabaquismo. Sin embargo, el grupo de glucocorticoides sistémicos era ligeramente mayor (edad promedio: 66,1 años frente a 63,3 años para los usuarios de glucocorticoides inhalados y 63,5 años para el grupo de control).
Además de la edad, los investigadores ajustaron por sexo, nivel educativo, posición de la cabeza en el escáner, tamaño de la cabeza, centro de evaluación y año de obtención de imágenes.
Análisis de imágenes
Los análisis de imágenes mostraron que el uso sistémico de glucocorticoides se asoció con una reducción de la anisotropía fraccional global y reducciones de la anisotropía fraccional regional en el cuerpo y rodilla del cuerpo calloso frente al grupo control.
El uso de glucocorticoides inhalados se asoció con una reducción de la anisotropía fraccional global y una menor anisotropía fraccional en el esplenio del cuerpo calloso y el cíngulo del hipocampo.
La difusividad media global fue mayor en los usuarios de glucocorticoides sistémicos y en los usuarios de glucocorticoides inhalados, en comparación con el grupo control.
Los efectos de los glucocorticoides en la materia blanca fueron "generalizados" y el "hallazgo más importante" del estudio, aseguró Meijer. "Nos impresionó el hecho de que la materia blanca sea tan sensible" a estos fármacos.
Señaló que es probable que la conectividad funcional entre las regiones del cerebro se vea afectada por el uso de glucocorticoides. "Se podría decir que la comunicación entre las regiones del cerebro probablemente esté algo deteriorada", dijo.
Los análisis de subgrupos entre los participantes que usaban glucocorticoides de forma crónica, definidos como informados en dos visitas consecutivas, sugirieron un posible efecto dependiente de la dosis o de la duración de los glucocorticoides en la microestructura de la sustancia blanca.
El uso de glucocorticoides sistémicos también se asoció con un aumento en el volumen total y en la materia gris del núcleo caudado.
Además, hubo una asociación significativa entre el uso de glucocorticoides inhalados y la disminución del volumen de materia gris de la amígdala, lo que Meijer dijo que era sorprendente porque los estudios han demostrado que los glucocorticoides "pueden impulsar la amígdala a lo grande".
¿Alejarse de prescribir ‘una dosis para todos’?
Otra sorpresa fue que los resultados no mostraron diferencias en el volumen del hipocampo con el uso de esteroides, observó Meijer.
La modesta asociación entre el uso de glucocorticoides y los volúmenes cerebrales podría indicar que la integridad de la materia blanca es más sensible a los glucocorticoides que el volumen de la materia gris "al menos a nivel estructural".
Agregó que puede ser necesario un uso más prolongado o dosis más altas para inducir también cambios volumétricos.
Los participantes también completaron un cuestionario para evaluar el estado de ánimo durante las dos semanas anteriores. Los usuarios de glucocorticoides sistémicos tenían más síntomas depresivos, desinterés, tensión/inquietud y cansancio/letargia en comparación con el grupo control. Los usuarios de glucocorticoides inhalados solo informaron más cansancio/letargia.
Los investigadores señalaron que los efectos relacionados con el estado de ánimo podrían estar relacionados con la afección para la que se prescribieron los glucocorticoides, por ejemplo, la artritis reumatoide o la enfermedad pulmonar obstructiva crónica.
En términos de cognición, los usuarios de glucocorticoides sistémicos se desempeñaron significativamente peor en la tarea de sustitución de símbolos por dígitos en comparación con los participantes del grupo control.
A la luz de estos hallazgos, las compañías farmacéuticas que fabrican corticosteroides inhalados "deberían averiguar si los glucocorticoides se pueden dosificar por kilogramo de peso corporal en lugar de simplemente una dosis para todos", como se hace actualmente, dijo Meijer.
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