El escenario clínico raro fue inducido por la inmunoterapia Pembrolizumab.
Por: Belinda Burgos
El hipotiroidismo es un trastorno que en su punto agudo, continúa demostrando a la medicina cómo puede afectar el organismo debutando de manera inesperada, como ocurrió en una paciente puertorriqueña de 64 años.
Según relató a Medicina y Salud Pública (MSP) la Dra. Stephanie Johnson Marrero, de la residencia de Medicina de Familia del Manatí Medical Center (MMC), la mujer acudió a las salas de emergencias con fatiga, debilidad generalizada y dolor en extremidades inferiores con 5 días de evolución.
“Como síntomas asociados, refirió cambios en el estado de ánimo. La paciente tiene un historial médico pasado de hipertensión, diabetes mellitus tipo 2, hipotiroidismo y cáncer endometrial estadio 4 tratado con la inmunoterapia Pembrolizumab. En el examen de ingreso, los signos vitales eran normales. En la exploración física la paciente estaba alerta y orientada en persona y lugar”, explicó Johnson Marrero.
“El examen neurológico evidenció disminución de la fuerza muscular en forma simétrica a predominio de miembros inferiores y los reflejos osteotendinosos estaban disminuidos. Los laboratorios iniciales de ingreso mostraron un CK, enzimas que se puede ver elevada cuando hay daño al tejido (creatina quinasa) con valores superiores a 2350 U/l y un CKMB (marcador cardíaco) enzimas que se puede ver elevada cuando hay daño a tejido muscular o al corazón en 88.4. El análisis de orina tenía presencia de sangre, pero sin evidencia de glóbulos rojos. Luego de ser admitida, a la paciente se realizaron varios laboratorios, de ellos los más relevantes al caso fueron un TSH mayor a 150 y T4 libre menor a 0.10.”, detalló.
Debido a los resultados hallados en la paciente, el equipo médico decidió ordenarle la prueba de anticuerpos séricos contra antitiroglobulina, para medir algún daño de glándula tiroides causado por el sistema inmunitario, pero salió negativa.
“Sin embargo, la sonografía de la tiroide reveló cambios de tiroiditis crónica con una tiroide notablemente heterogénea. Con la información referida se hizo el diagnóstico de rabdomiolisis secundario a un hipotiroidismo descontrolado. La paciente se inició en un tratamiento agresivo con fluidos y Levotiroxina intravenosos y la mejoría de síntomas fue notable”, sostuvo.
La rabdomiólisis se produce como consecuencia de una lesión muscular directa o de cualquier proceso que altere el balance entre la producción y los requerimientos de energía de la célula muscular. Asimismo, el descontrol de la glándula tiroides de la paciente se produjo como efecto secundario de uso de la inmunoterapia Pembrolizumab, que, entre sus efectos secundarios, podría afectar precisamente las glándulas endocrinas, reiteró.
Pembrolizumab es un anticuerpo monoclonal empleado como agente anticancerígeno. Fue aprobado en el año 2014 por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) para el tratamiento del melanoma en fase avanzada.
“Desafortunadamente la patogénesis de la rabdomiolisis inducida por hipotiroidismo no está claramente definida, pero la propuesta más aceptada y reconocida plantea que la deficiencia de la hormona tiroidea afecta el metabolismo normal de energía en el músculo lo que produce daño muscular directo”, abundó.
“Pocos casos como el presentado han sido documentados en la literatura. Por lo tanto, el diagnóstico de rabdomiolisis asociado a hipotiroidismo debe ser mantenido en el diagnóstico diferencial y sospechado de manera particular, en pacientes con debilidad muscular, más aún teniendo historial de enfermedad tiroidea. Entre las múltiples y diversas etiologías de la rabdomiólisis, el hipotiroidismo se encuentra entre las más inusuales”, puntualizó.
Concluyó reiterando que por cuadros clínicos como el de esta paciente, es importante “el médico de familia siempre debe colocar el hipotiroidismo como una causa potencial en su diferencial”.
“Una vez identificamos el descontrol de la tiroides, la paciente tuvo una buena respuesta. En el hipotiroidismo establecido se debe sospechar por la falta de adherencia a la medicación y tratarla de manera apropiada. Esta práctica aseguraría un diagnóstico rápido con la consecuente administración oportuna de tratamiento, como en el caso presentado, previniendo la realización de pruebas diagnósticas invasivas y costosas conllevando estadías prolongadas e innecesarias”, concluyó.