La psoriasis es una enfermedad que afecta más allá de lo visible, mucho más que solo la piel.
Por: Luisa Ochoa
Fernando Rivera Cortés es un puertorriqueño que padece psoriasis desde hace más de doce años. Esta condición le ha enseñado grandes lecciones y le recuerda cada día la importancia de superar sus propios límites.
En su caso particular, la psoriasis ha sido hereditaria, ya que tiene familiares de primer y segundo grado de consanguinidad que la padecen, aunque no tan fuerte como le ha tocado a él.
"La psoriasis ha sido hereditaria en mi caso. Mi hermano, mi papá, una prima, todos sufrimos de psoriasis, aunque no de la magnitud que la llevo yo, pero ha sido bien difícil", expresó en entrevista exclusiva para la Revista Medicina y Salud Pública.
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La psoriasis no es una enfermedad contagiosa. Sus principales síntomas son las placas de piel irritadas, rojas y con descamación que se van formando usualmente en los codos, en las rodillas y en la parte media del cuerpo.
En el caso de Fernando Rivera, sus lesiones se sitúan más que todo en las piernas y en las manos, lugares visibles ante los demás, hecho que ha generado que tenga que explicar continuamente la condición que padece.
"También me ha dado artritis psoriásica, en mi espalda, y los dolores a veces son incontrolables. En mi caso me he percatado que entre más problemas o más estrés tengo, es cuando más fuerte me da", comentó.
La psoriasis no define la vida de Fernando Rivera
Aunque Fernando reconoce que no ha sido fácil vivir con psoriasis, el tratamiento médico correcto y el seguimiento con su dermatólogo le han permitido mantener el control de su condición.
"En ocasiones temo porque por el tipo de trabajo que tengo debo estar mucho tiempo de pie, y cuando me ataca por las piernas es bien difícil, trato de no quedarme quieto en una esquina y ha sido sumamente cuesta arriba, pero con ayuda de Dios, de mi médico, y ayuda tanto física como mental, me siento apto para ayudarme a mí mismo y a los demás", expresó.
Adicionalmente, Fernando confiesa que ha subido de peso, y eso lo ha convertido en objeto de críticas ante la sociedad, sin embargo, en cada oportunidad que puede, trata de educar a las demás personas sobre la psoriasis.
"Trato de que cada persona que padece psoriasis comprenda que no estamos solos, podemos seguir hacia adelante y hacer una vida como cualquier otro. Las manchas no me distinguen, no me dicen quién yo soy, lo que dice quién soy es el ser humano que soy por dentro".
Fernando agradece el apoyo crucial de su familia y APAPP
Los pacientes con psoriasis enfrentan múltiples retos para poder controlar su condición, y allí se vuelve indispensable la ayuda no solo del dermatólogo, sino de un profesional en salud mental y los grupos de apoyo para lograr la adecuada adherencia al tratamiento.
Así lo reconoce él. "Es de suma importancia tener apoyo familiar para poder controlar esto. Gracias a Dios hasta el momento no me encuentro en brote, estoy en un concepto saludable, sin dolores hasta el momento".
En su camino de más de una década con psoriasis, Fernando Rivera encontró una gran ayuda en la Asociación Puertorriqueña de Ayuda al Paciente de Psoriasis (APAPP), una organización que busca que los pacientes con psoriasis se acepten, manejen y se empoderen para asumir una vida en libertad.
"Estoy agradecido con APAPP porque cuando los he necesitado siempre han estado conmigo. Ha sido una ayuda sumamente importante y que más que ellos que comprenden la situación que uno vive día a día".
La psoriasis es una enfermedad de la piel que afecta al 2 % de la población mundial y si no se trata adecuadamente, puede generar graves afectaciones en la salud de las personas. Si desea conocer más sobre el cuidado de esta condición, visite www.protegetupielpr.com.