Dermatitis atópica: ¿Cómo la biotecnología ha transformado los tratamientos en la última década?

Esta patología puede tener un impacto significativo en la calidad de vida de quienes la padecen, generando algunas molestias.

Por: Mariana Mestizo Hernández


La dermatitis atópica se erige como la enfermedad inflamatoria de la piel más prevalente, caracterizada por su complejidad y naturaleza multifactorial. Su incidencia, especialmente en niños, ha experimentado un notable incremento en los últimos tiempos, duplicándose significativamente. 

Esta patología puede tener un impacto significativo en la calidad de vida de quienes la padecen, generando molestias como prurito, dolor y, en algunos casos, afectando de manera adversa la salud mental de los individuos afectados. El abordaje de la enfermedad sigue siendo desafiante y demanda constancia y colaboración por parte de los pacientes. 

Sin embargo, en este contexto, han surgido nuevos tratamientos que están generando un cambio significativo en la vida de las personas afectadas, según explica el Dr. José Manuel Carrascosa, Jefe de Servicio de Dermatología del Hospital Universitari Germans Trias i Pujol de Barcelona y destacado experto en dermatitis atópica.

Una afección predominante en la infancia

Aunque la dermatitis atópica puede manifestarse en cualquier etapa de la vida, su presencia es más predominante en la infancia, donde la incidencia ha experimentado un crecimiento notable. De hecho, esta enfermedad se posiciona como la dermatosis inflamatoria más frecuente. 

La mayoría de los pacientes, aproximadamente el 60%, inicia su padecimiento durante el primer año de vida, y hasta un 85% de los casos se presentan en los primeros cinco años. Aunque la mayoría supera la afección durante la infancia o la adolescencia temprana, un cuarto de los afectados continúa padeciéndola en la edad adulta, siendo numerosos los que experimentan formas graves. 

En este último grupo, aproximadamente el 20% de los casos se clasifican como moderados a graves, caracterizados por una extensa afectación cutánea (al menos el 10% de la superficie corporal) y prurito generalizado, que afecta significativamente la calidad de vida y el sueño de los pacientes. 

Para estos individuos, además de los tratamientos tópicos, se requieren fármacos inmunosupresores administrados por vía oral o inyectados, como señala el Dr. José Manuel Carrascosa. Son precisamente estos pacientes quienes más se benefician de los recientes avances en el tratamiento de la enfermedad.

Una década de avances gracias a la biotecnología

Hasta hace pocos años, los pacientes con formas graves de dermatitis atópica tenían a su disposición escasas alternativas terapéuticas, aparte de los corticoides orales y tópicos, que debían utilizarse con precaución debido a sus posibles efectos secundarios, así como los antihistamínicos y los inmunosupresores. 

Afortunadamente, esta situación ha experimentado un cambio significativo. Como señala el dermatólogo, "el panorama del tratamiento de la dermatitis atópica ha experimentado una transformación notable en los últimos 5 a 6 años. Todo comenzó con la aprobación, por parte de la agencia reguladora americana (EMA), del primer medicamento biológico en 2017, seguido por la aprobación de otros medicamentos". 

Un ejemplo notable es el dupilumab, un fármaco inyectable que se administra cada dos semanas y está indicado para personas con dermatitis atópica de moderada a grave. Este medicamento, un anticuerpo monoclonal humano diseñado específicamente para inhibir dos proteínas clave en la inflamación crónica asociada a esta patología, ha sido un hito en el tratamiento.

El impacto de la biotecnología en el tratamiento de la enfermedad

Tras esta primera aprobación, se han introducido varios tratamientos con mecanismos similares, incluyendo fármacos biológicos elaborados mediante técnicas de biotecnología y tres tratamientos orales en los últimos dos años. Estos últimos son conocidos como "moléculas pequeñas" debido a su menor tamaño en comparación con los fármacos biológicos, que se asemejan más a los medicamentos convencionales. 

El Dr. Carrascosa considera que estos nuevos enfoques terapéuticos representan un hito en el tratamiento de la dermatitis, destacando cómo "el desarrollo de la biotecnología ha habilitado un progreso terapéutico que resultaría difícil de concebir hace tan solo 10 años. Estamos presenciando una evolución significativa en el manejo de la enfermedad en los últimos años, con varios fármacos ya aprobados o en fase de desarrollo. Actualmente, existen dos categorías principales de tratamiento: las terapias biológicas y un conjunto de fármacos orales". 

La atención se centra especialmente en las terapias biológicas, que representan opciones terapéuticas dirigidas que han demostrado ser efectivas y seguras a largo plazo, aspectos cruciales en el tratamiento de enfermedades crónicas como la dermatitis atópica. La continua investigación en esta área plantea la posibilidad de que los futuros fármacos mejoren aún más la eficacia, la seguridad y la comodidad del tratamiento, en comparación con las opciones actuales.

 

Fuente consultada aquí.



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