Potencial de arritmias asociado a tratamiento de COVID-19

En pocos estudios sobre tratamiento del coronavirus, la hidroxicloroquina es la sustanacia más usada

Por: Medicina y Salud Pública


Dr. Antonio L. Orraca Gotay
Miembro de la junta de la Sociedad Puertorriqueña de Cardiología
Agencia Latina de Noticias de Medicina y Salud Pública

Nos encontramos bajo estado de emergencia a nivel mundial a consecuencia de la pandemia causada por COVID-19. Se teme que el sistema de salud en nuestra isla pueda colapsar si el número de pacientes positivos para coronavirus sigue aumentando desmesuradamente. Como médicos, formamos parte de la primera línea de defensa ante esta preocupante y creciente patología. Por esta razón, es de crucial importancia que continuemos educándonos y aprendiendo sobre el COVID-19 y todos los temas asociados al mismo.

Aún es muy temprano y reconocemos que hace falta investigación y estudios para poder ofrecer con seguridad un tratamiento que mejore los resultados clínicos en nuestros pacientes. Por el momento, seguiremos exhortando a nuestros pacientes a continuar con el aislamiento social y a tomar todas las medidas de higiene recomendadas para evitar el contagio y/o propagación del virus. De esta forma compramos tiempo y ayudamos a amortiguar el golpe a nuestro Sistema de Salud.

De acuerdo a la experiencia de otros países afectados por el coronavirus, se han propuesto algunos protocolos para el tratamiento del mismo. Dichos protocolos, en su mayoría se han extrapolado a base de resultados de estudios invitro y en modelos de animales. Hasta este momento son pocos los estudios en humanos, y los estudios disponibles no han arrojado resultados contundentes. Dentro de estos protocolos, el más popular y sugerido ha sido el uso de hidroxicloroquina (plaquenil) solo o en combinación con azitromicina. La azitromicina, en adición a su rol de antibiótico, ha mostrado tener propiedades antiinflamatorias. Por otro lado, la hidroxicloroquina ha llevado a una disminución en la replicación del coronavirus en células de animales. Las propiedades de estos medicamentos hacen que se considere lógico y razonable utilizarlos para combatir la infección del coronavirus.

No obstante, no todo lo que parece lógico en el campo de la medicina resulta ser positivo para los pacientes. Habiendo dicho esto, hay una gama de efectos adversos asociada al uso de estos medicamentos; entre los más temidos es la prolongación del segmento QT en el EKG y la predisposición a arritmias ventriculares dando paso a muerte súbita. Este riesgo de arritmias malignas suele potenciarse al combinar ambos medicamentos.

En adición a esto, el coronavirus, al igual que otros virus e infecciones severas puede estar asociado a una reacción inflamatoria sistémica exagerada la cual da paso a daño a múltiples órganos simultáneamente. La elevación de troponinas en sangre es un hallazgo común en pacientes hospitalizados por COVID-19. También se ha visto disfunción ventricular sistólica significativa en aquellos aún más enfermos.

Estos ejemplos son algunas de las manifestaciones que nos confirman el daño cardíaco existente mediado por el virus y la respuesta inflamatoria asociada a él. Si a este daño le sumamos el efecto proarrítmico de los medicamentos mencionados, damos paso a un paciente con un riesgo considerable de desarrollar arritmias ventriculares y muerte súbita. Ya se ha reportado casos de muerte súbita en Estados Unidos en pacientes bajo este régimen de medicamentos siendo tratados para COVID-19.

Es muy importante que tomemos en cuenta este potencial de prolongación de QT y arritmias ventriculares de los medicamentos mencionados antes de utilizarlos y/o recetarlos. En adición a evaluar el EKG y QT corregido en nuestros pacientes (QTc), deben de investigarse factores como muerte súbita familiar, historial de sincope y otros medicamentos que prolonguen QT.

Consensos estipulan que la hidroxicloroquina podría tener un rol en el tratamiento de estos pacientes infectados con COVID-19. No obstante, el tratamiento sería dirigido a pacientes debidamente evaluados, estratificados en base a su riesgo y hospitalizados para el monitoreo cardiaco pertinente. Las alteraciones en el segmento QT y la respuesta clínica del paciente, son algunos elementos que ayudan a determinar si el medicamento es continuado. No se recomendó la terapia combinada con azitromicina ni la hidroxicloroquina como tratamiento de COVID-19 en pacientes ambulatorios.

Como médicos debemos seguir exhortando al pueblo a tomar las medidas necesarias dirigidas a evitar el contagio y propagación de este virus. También debemos seguir utilizando nuestro mejor juicio clínico al momento de administrar cualquier tipo de terapia medica dirigida al tratamiento de COVID-19.



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