Debido a un error en el tratamiento inicial, la paciente desarrolló una infección grave que dejó cicatrices permanentes y afectó el crecimiento del cabello.
Por: Katherine Ardila
Niña de 6 años de edad fue llevada por su madre a consulta debido a la aparición de parches pruriginosos en el cuero cabelludo, los cuales estaban presentes desde hacía un mes. Inicialmente, la madre había observado que estos parches no sólo causaban picazón, sino que también producían una pérdida mínima de cabello.
Con el tiempo, en las áreas donde el cabello se desprendía, comenzaron a aparecer pequeños puntos negros, acompañados de escamas parecidas a la caspa, que se hicieron más notorias. Ante la preocupación, la madre decidió acudir a su médico de atención primaria, quien le recetó un champú de ketoconazol al 2%, un tratamiento antifúngico de uso tópico comúnmente utilizado para condiciones del cuero cabelludo.
Infección del cuero cabelludo con pus
Sin embargo, después de cuatro semanas de uso del champú, los síntomas de la niña no solo no mejoraron, sino que se agravaron. La madre, al ver que las lesiones en el cuero cabelludo de su hija comenzaron a supurar pus, buscó atención médica en un hospital cercano.
El pediatra que atendió a la niña en esa ocasión decidió iniciar un tratamiento más agresivo. Prescribió fluconazol intravenoso, un potente antifúngico sistémico, junto con loción de mometasona, un corticosteroide de alta potencia utilizado para reducir la inflamación, y mantuvo el champú de ketoconazol al 2%. A pesar de estos esfuerzos, el estado de la paciente continuó sin mejorar de forma significativa.
Debido a la persistencia de los síntomas, la niña fue hospitalizada por segunda vez, esta vez en el Hospital Pediátrico Universitario de San Juan. Durante su estancia hospitalaria, se solicitó la intervención del Departamento de Dermatología para una evaluación especializada.
Al realizar la exploración física, los dermatólogos encontraron que la niña presentaba placas gruesas, inflamadas, eritematosas y dolorosas, distribuidas en el cuero cabelludo en las regiones frontooccipital y temporal izquierda, así como a lo largo de la coronilla.
Diagnóstico de tiña de la cabeza con formación de querionEstas placas estaban salpicadas de pústulas, lo que indicaba una infección secundaria. Además, se observaron múltiples liendres y piojos adultos, lo que sugería una infestación activa por los piojos de la cabeza. Ante estos hallazgos, se procedió a tomar cultivos de las lesiones para identificar cualquier patógeno involucrado.
Los resultados del cultivo confirmaron la presencia de ´Trichophyton tonsurans´, un hongo dermatofito que causa tiña capitis (infección fúngica del cuero cabelludo), lo que llevó al diagnóstico de tiña de la cabeza con formación de querion.
El querion es una respuesta inflamatoria severa a la infección por dermatofitos, que puede causar dolor, supuración y, en algunos casos, cicatrices permanentes. Además de esta infección micótica, también se confirmó la coinfección con piojos, lo que complicó aún más el tratamiento.
¿Cómo se trata la infección por dermatofitos?
Dado el diagnóstico, se inició un tratamiento sistémico con griseofulvina, un antifúngico oral de elección para la tiña capitis. La dosis administrada fue de 10 mg/kg por día, durante un curso de seis semanas. Además, debido a la inflamación pronunciada, se prescribió un curso corto de prednisolona, un corticosteroide oral, a una dosis de 20 mg durante cinco días. Este tratamiento estaba dirigido a reducir la inflamación severa y controlar los síntomas.
Dos semanas después de comenzar el tratamiento, la niña fue remitida a una clínica dermatológica ambulatoria para su seguimiento. Durante esta consulta, se observó una notable mejoría en la apariencia de las lesiones.
Infestación por piojos persistente
El eritema (enrojecimiento) había disminuido, al igual que el número de pústulas. Sin embargo, a pesar de la mejoría general, la paciente todavía tenía piojos adultos en el cuero cabelludo.
Ante esto, el equipo médico decidió complementar el tratamiento antifúngico con una solución de permetrina al 1%, un pediculicida tópico utilizado para eliminar piojos y liendres. Se le indicó a la madre de la paciente que aplicara esta solución en el cuero cabelludo y se recomendó continuar con el tratamiento con griseofulvina durante las cuatro semanas restantes para asegurar la erradicación completa de la infección por Trichophyton tonsurans.
Crecimiento de nuevo cabello
Cuatro semanas después de esta consulta, la paciente regresó para su evaluación final. En esta ocasión, mostró una recuperación significativa. Las áreas previamente afectadas por la inflamación, la descamación y las pústulas habían mejorado de forma considerable.
Se observó recrecimiento de cabello en todas las zonas donde anteriormente había pérdida, aunque también se encontraron cicatrices visibles en algunas áreas del cuero cabelludo, una secuela común del querion. Además, no se encontraron piojos adultos en el cabello ni en el cuero cabelludo.
Caso complejo para su diagnóstico y tratamiento
Este caso (Raimundi-Santos et al), resalta la complejidad de manejar una infección micótica del cuero cabelludo que se agrava con la formación de querion y la coinfección por piojos.
Aunque la paciente logró una mejoría notable y el control de la infección, las cicatrices observadas son un recordatorio de la gravedad de la respuesta inflamatoria asociada con el querion y la importancia de la intervención temprana para minimizar secuelas permanentes.
La tiña de la cabeza a menudo es mal diagnosticada en niños, lo que puede llevar a complicaciones como la alopecia cicatricial. En este caso, aunque no hubo un diagnóstico erróneo de infección bacteriana, los médicos no siguieron las guías de tratamiento adecuadas, por esto es importante la educación y la comunicación interprofesional para evitar complicaciones.