Tras este seguimiento persiste la necesidad de realizar más estudios que evalúen el papel del ácido desoxicólico en el tratamiento de los lipomas
Por: Belinda Burgos
La inyección de ácido desoxicólico se usa para mejorar la apariencia y el perfil de la grasa submental moderada a grave, que funciona al descomponer las células del tejido graso.
Estas inyecciones están actualmente aprobadas por la FDA para la eliminación de la grasa submentoniana excesiva, y el uso de este compuesto para el tratamiento de los lipomas no está indicado en su etiqueta. Sin embargo, ha tomado un poco de auge la aplicación de esta modalidad en tumores de grasas como el lipoma en un puñado de casos en literatura.
Los lipomas son tumores benignos comunes compuestos por células de grasas maduras. Aunque la mayoría de estos son asintomáticos, los pacientes a menudo buscan su extirpación por razones estéticas.
Precisamente en Puerto Rico se ha reportado lo que pudiera ser el primer caso del uso de este tipo de tratamiento en el rostro de una paciente de 33 años,
que se presentó con un bulto facial indoloro de crecimiento lento que le estaba causando malestar estético, reporta el caso con autores del Departamento de Dermatología del Recinto de Ciencias Médicas (RCM).
En una ecografía fue notable por la masa subcutánea hipoecoica (de baja densidad mayormente compuesta por grasa y líquidos), compatible con un lipoma subcutáneo.
La mujer solicitó la extirpación de la misma debido a la localización de la lesión y la apariencia de su rostro. Dada su apariencia, nuestro paciente solicitó la extirpación de la lesión, plantean.
Sin embargo, debido a su preocupación por el riesgo de desarrollo de posibles cicatrices asociadas con las modalidades de tratamiento tradicionales, el paciente optó por el uso no autorizado de inyecciones intralesionales de ácido desoxicólico, explican los autores.
“Nuestro paciente recibió en intervalos de 3 a 8 semanas, un total de 6 inyecciones, alcanzando una dosis total acumulada de 1 ml. Durante cada tratamiento, se inyectaron uniformemente 0,1 ml o 0,2 ml de una solución de 10 mg / ml en el centro del tumor con una aguja de calibre 30. Nuestro paciente toleró bien el tratamiento sin complicaciones graves, experimentando solo una leve sensación de ardor después del tratamiento, que se resolvió en unas horas”, sostienen.
“Después del segundo tratamiento, se observó una reducción en el tamaño de la lesión y, en 14 semanas, el tamaño de la lesión se redujo en un 50%. La reducción en el tamaño del tumor continuó observándose durante las inyecciones de seguimiento. En promedio, hubo una reducción del 12.5% en el tamaño de la masa entre tratamientos. Dado que la paciente estaba satisfecha con los resultados, se aplazó el tratamiento posterior con escisión quirúrgica. Hasta donde sabemos, este es el primer caso en la literatura que describe el tratamiento exitoso (es decir, el logro de un resultado cosméticamente aceptable) de un lipoma facial con ácido desoxicólico intralesional”, establecieron.
Las modalidades de tratamiento actuales, incluida la escisión quirúrgica y la liposucción, son muy eficaces, pero tienen un alto riesgo de cicatrización, explican. Añadieron de otra parte que la paciente solo experimentó una leve sensación de ardor después de la inyección con una rápida resolución.
“Nuestro caso destaca el potencial de la lipólisis intralesional con ácido desoxicólico como una opción terapéutica segura y eficaz para los lipomas, especialmente los que se presentan en regiones anatómicas cosméticamente sensibles como la cara. Sin embargo, persiste la necesidad de realizar más estudios que evalúen el papel del ácido desoxicólico en el tratamiento de los lipomas”, enfatizaron.
“Cuando ocurre en áreas cosméticamente sensibles como la cara, se deben considerar modalidades de tratamiento no invasivas para minimizar el riesgo de cicatrices asociadas con las opciones de tratamiento tradicionales”, concluyeron.
Entre los autores del caso se encontraron los doctores Marely Santiago Vázquez, Eduardo Michelen Gómez, Dianne Carrasquillo Bonilla, Osward Carrasquillo, y la doctora Alma Cruz, catedrática del Recinto de Ciencias Médicas.
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