El informe describe el caso de un paciente joven sin factores de riesgo previos que desarrolló una lesión hepática extensa de diagnóstico complejo.
Por: Katherine Ardila
Un hombre de 31 años previamente sano, sin antecedentes personales o familiares de tumores, acudió por dolor persistente en hipocondrio derecho, fiebre y anorexia de seis días de evolución.
Tras evaluación inicial en otro centro con ecografía abdominal que reveló hígado graso y ecos mixtos en lóbulo hepático derecho, recibió tratamiento antibiótico sin mejoría significativa.
Al ingreso presentaba fiebre intermitente de hasta 38.5°C sin sintomatología respiratoria asociada, con dolor a la percusión en área hepática como único hallazgo relevante en examen físico.
Los estudios de laboratorio descartaron hepatitis viral pero mostraron leucocitosis con neutrofilia y elevación de transaminasas (AST 76 U/L, ALT 477.4 U/L), con marcadores tumorales y perfil lipídico dentro de rangos normales. La tomografía computarizada contrastada evidenció hígado graso y una lesión irregular de 12.7 cm en lóbulo hepático derecho, con densidad ligeramente alta en estudio sin contraste sugerente de contenido hemático.
El patrón de realce, caracterizado por ausencia de captación central y realce tardío periférico, difería del típico carcinoma hepatocelular y orientaba hacia tumoración maligna atípica o proceso vascular. La reconstrucción tridimensional no mostró interrupción significativa de vasos hepáticos principales.
Manejo terapéutico y evoluciónSe inició tratamiento antibiótico con ceftriaxona y levofloxacino junto con hepatoprotectores, logrando control de la fiebre y mejoría de función hepática. Al noveno día de hospitalización se realizó hepatectomía derecha laparoscópica.
El estudio anatomopatológico de la pieza quirúrgica reveló necrosis extensa con múltiples áreas de transformación adiposa, estableciéndose el diagnóstico definitivo de infarto hepático. El paciente completó su recuperación con soporte nutricional y albúmina humana, siendo dado de alta al día 21 postoperatorio sin complicaciones posteriores.
DiscusiónSegún los autores (Wang FH, Yang NN, Liu F, Tian H.), el infarto hepático constituye una entidad infrecuente debido a la vascularización dual del hígado y la capacidad de desarrollar circulación colateral rápidamente. Si bien la oclusión simultánea de arteria hepática y vena porta se considera necesaria para infartos extensos, en este caso no se identificaron alteraciones vasculares evidentes.
La presentación clínica inicial con dolor abdominal y fiebre, junto con hallazgos inespecíficos en laboratorio, dificultó el diagnóstico diferencial con absceso hepático o tumor sangrado.
Las causas de infarto hepático incluyen injuria iatrogénica vascular, enfermedades sistémicas como vasculitis o síndromes antifosfolípidos, procedimientos intervencionistas hepáticos, y condiciones asociadas a hipoperfusión.
En este paciente, la presencia de hígado graso severo pudo constituir un factor predisponente, aunque no se identificaron las causas convencionales. La literatura sugiere que estados de hipercoagulabilidad y alteraciones microvasculares pueden contribuir al desarrollo de esta condición incluso sin oclusión macrovascular demostrable.
Implicaciones diagnósticas y terapéuticasEste caso subraya la importancia de considerar el infarto hepático en el diagnóstico diferencial de lesiones hepáticas agudas, particularmente en pacientes jóvenes sin factores de riesgo evidentes. Las modalidades imagenológicas avanzadas, incluyendo resonancia magnética con contrastes específicos, pueden aportar información crucial para el diagnóstico no invasivo. El manejo quirúrgico resultó curativo en esta presentación atípica, destacando el valor del abordaje multidisciplinario en patologías hepáticas complejas.