Suspender anticoagulantes en fibrilación atrial eleva el riesgo de eventos tromboembólicos: Experto

Los anticoagulantes son esenciales en pacientes con fibrilación atrial porque previenen la formación y desprendimiento de coágulos que pueden causar un derrame cerebral, infarto u otras obstrucciones arteriales graves.

Por: Katherine Ardila


La fibrilación atrial, la arritmia cardíaca sostenida más común en el mundo, se ha convertido en un desafío creciente para Puerto Rico, especialmente entre adultos mayores. Esta condición, conocida por latidos cardíacos irregulares y frecuentemente rápidos, conlleva riesgos graves cuando los pacientes interrumpen su tratamiento anticoagulante sin supervisión médica.

 El Dr. Francisco Merced, cardiólogo especialista en fallo cardíaco, explica: "La fibrilación atrial es una arritmia cardíaca bastante común, usualmente en pacientes después de los 65 años". 

Pero lo que es realmente preocupante es que "el riesgo que tiene esta arritmia en términos de efectos tromboembólicos, específicamente lo que es el derrame cerebral o eventos de embolismo sistémico, es mucho".

La función de los anticoagulantes en la prevención de eventos tromboembólicos

El cardiólogo explicó: "cuando el paciente presenta fibrilación atrial, nosotros utilizamos varias herramientas para estimar el riesgo de que este paciente pueda sufrir de un evento tromboembólico. Eso significa que el paciente puede desprender un coágulo formado dentro del corazón y que este coágulo viaje a través del sistema circulatorio y pueda causar un derrame o en algunos eventos infarto del corazón o obstrucción en algún sistema arterial de nuestro cuerpo". 

Aunque las consecuencias pueden ser multisistémicas y graves: "Esos mismos émbolos o coágulos pudiesen causar una obstrucción arterial al corazón y causar un infarto, o pudiesen causar obstrucciones en el sistema arterial digestivo y causar lo que se conoce como isquemia mesentérica, o embolismo a las piernas y causar lo que se conoce como una isquemia aguda de la extremidad".

No obstante, el riesgo específico de accidente cerebrovascular, que representa la complicación más temida de esta arritmia, se determina mediante escalas de evaluación validadas internacionalmente:

 "Nosotros cuando vamos a tomar la decisión de qué paciente vamos a anticoagular o no, utilizamos una herramienta, esto en el caso de fibrilaciones atriales no valvulares que tienen a ser las más comunes, y esa herramienta se llama la calificación de CHA2DS2-VASc", explicó el Dr. Merced, introduciendo al instrumento de evaluación clínica estandarizado. 

"Mientras más cualidades o más número tenga de esas condiciones médicas, mayor es su riesgo de que ese paciente desarrolle un evento cerebrovascular", por eso, la función del anticoagulante es evitar que esos coágulos lleguen a formarse dentro del corazón o, si se forman, impedir que puedan crecer y desprenderse. 

De esa manera se reduce la probabilidad de que el paciente sufra un derrame cerebral u otra complicación vascular mayor.

El peligroso error de abandonar la medicación por percepción de mejoría clínica

Frente a la común y comprensible decisión de los pacientes de suspender su tratamiento anticoagulante al sentirse clínicamente estables o asintomáticos, el Dr. Merced explica la desconexión entre la sintomatología y el riesgo subyacente: 

"Desafortunadamente muchas veces la fibrilación atrial el paciente no la va a sentir, de hecho hay pacientes que pueden padecer de fibrilación paroxística, que es que va y viene", eso es uno de los riesgos, pues, al no percibirla o al sentirse mejor, dejan a un lado el tratamiento. 

"Una vez nosotros identificamos la arritmia, siempre hay que reforzarle al paciente que el tratamiento no debe ser abandonado, porque una vez el paciente abandona ese tratamiento, su riesgo de sufrir un evento tromboembólico es extremadamente alto", añadió el experto.

Barreras que enfrentan los pacientes

El especialista identificó los principales factores que afectan negativamente la adherencia al tratamiento anticoagulante, comenzando por el temor de los pacientes:

 "Uno de los factores de riesgo para la pobre adherencia con el medicamento, primero que nada, es el temor del paciente al riesgo de sangrado". No obstante, procedió a contextualizar y balancear este riesgo: "cuando vamos a balancear el riesgo de sangrado VS el riesgo de eventos tromboembólicos, obviamente el beneficio de la intervención es mucho mayor". 

Además, reconoció las barreras económicas que enfrentan muchos pacientes: "son medicamentos costosos y muchas veces el paciente no tiene acceso al mismo", lo cual es una realidad preocupante para medicamentos esenciales. 

Educación del paciente como herramienta fundamental para el éxito terapéutico

"Siempre una buena orientación al paciente sobre las intenciones de tratamiento, las expectativas de tratamiento, es de extrema importancia porque eso es lo que va a hacer que el paciente sea más comprometido con su terapia". 

Concluyó que "más allá de decirle por qué le estamos dando el medicamento, es que el paciente tenga conocimiento de las consecuencias de no seguir con el mismo"





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