“Se debe llevar un balance, sabiendo escoger lo que se está comiendo”.
Por: Isbelia Farías
La nutricionista Julia Santiago, aclaró algunas dudas sobre las condiciones cardiovasculares y cómo debería ser la alimentación, acotando que “muchas condiciones cardiológicas son el resultado de haber estado muchos años sin tener una buena alimentación”. La alimentación puede ser un método preventivo eficaz para vivir bien.
No obstante, cuando una persona ya padece de hipertensión, por ejemplo, debe llevar una dieta que no es preventiva, sino que actúa como parte del tratamiento, con productos lácteos bajos en grasas y grasas saludables como el de oliva o canola.
La licenciada Santiago acota que los alimentos ya llevan sodio, por lo que recomienda dar sabor a las comidas con hierbas y especias naturales, como el perejil, orégano, achiote, cebolla, pimiento, ajo, que ayudan a condimentar sin necesidad de agregar sal a las preparaciones. “Una dieta baja en sal, es un cambio directo en la presión arterial”, señala.
Respecto a las enfermedades de las arterias coronarias, esta se desarrolla con dietas altas en grasas saturadas y sodio, lo cual predispone para padecer infartos. En estos casos, se recomienda una dieta dash, así como también se recomiendan ácidos grasos buenos, como el omega-3; en estos casos, se bajan los niveles de colesterol malo. Se debe llevar una dieta alta en fibra y en antioxidantes para evitar que la enfermedad progrese.
La carne roja, la manteca, la mantequilla, la leche entera, el mantecado, el aceite de coco o de palma, son ejemplos de grasas saturadas, que son dañinas para los pacientes con condiciones cardíacas.
Se debe buscar el omega-3 y el omega-6, que están presentes en el salmón, semillas, nueces, y las grasas monoinsaturadas, en el aguacate, aceitunas, mantequilla de maní. Sin embargo, no porque se trate de grasas buenas, se debe comer en exceso.
Otra de las condiciones es el fallo congestivo del corazón, en el que los pacientes tienen el corazón débil y requieren una dieta restringida en sodio y en líquidos. En estos casos, la nutricionista, debe enseñar al paciente cómo va a contar los líquidos, pues, el “líquido no es solo agua, sino el hielo, las sopas, helado, entre otros” enfatiza la especialista Santiago, es decir, que los pacientes pueden ingerir más líquido del que imagina, por lo que su atención se convierte en un reto.
La nutrición en estos pacientes no es un método preventivo, sino parte del tratamiento, ya que, de no seguirla, puede tener episodios de descompensación o terminar hospitalizados.
Aunque la diabetes no es una condición cardiovascular, la diabetes y la mala alimentación son un factor de riesgo para desarrollar una condición cardiovascular. Estos pacientes deben tener un control sobre los carbohidratos. Pues, deben estar pendientes de que los carbohidratos no tengan azúcares añadidos, ni azúcares refinadas.
Los carbohidratos deben tener una buena fuente de fibra en la que no tengan azúcar añadida. A nivel gastrointestinal, aporta muchos beneficios, puesto que la fibra baja el colesterol malo y evita el progreso de la enfermedad coronaria de las arterias. “Se recomienda de 25 a 35 gramos al día”, según la especialista.
“Hay una falsa creencia de lo que es comer fuera del hogar. Muchos pacientes dicen que no tienen tiempo para cocinar. Pero, hay muchas alternativas fuera del hogar, tal como las carnes blancas, el pescado, cambiar la bebida carbonatada por agua; existen muchas opciones de vegetales, se trata de saber escoger”, apunta la especialista Santiago.
La licenciada puntualiza que: “Se debe llevar un balance, sabiendo escoger lo que se está comiendo”.
Vea la entrevista completa: