Investigadores identificaron que si una persona deja de consumir cigarrillo, puede recuperar algunas funciones cardíacas.
Por: Luisa Ochoa
Un estudio llevado a cabo por científicos de Dinamarca y presentado en el Congreso de la Sociedad Europea de Cardiología, confirmó que los riesgos para el corazón entre los fumadores es aún más severo de lo que se pensaba. Además de eso, hallaron que entre las personas que participaron del estudio, hubo algunas que lograron restaurar ciertas funciones cardíacas cuando la abandonaron el hábito.
La autora del estudio, Eva Holt, del Hospital Herlev and Gentofte, informó que, “es bien sabido que fumar provoca el bloqueo de las arterias, lo que lleva a enfermedades coronarias y accidentes cerebrovasculares. Nuestro estudio muestra que fumar también conduce a corazones más gruesos y débiles. Significa que los fumadores tienen un volumen menor de sangre en la cámara izquierda del corazón y menos poder para bombearla al resto del cuerpo. Cuanto más fuma, peor se vuelve su función cardíaca”.
Los expertos también establecieron que “el corazón puede recuperarse hasta cierto punto si se deja de fumar, por lo que nunca es demasiado tarde para dejar de fumar”, dijo la autora.
Según la Organización Mundial de la Salud, el tabaco mata a más de ocho millones de personas cada año. El tabaquismo es responsable del 50 % de todas las muertes evitables en fumadores, la mitad de las cuales se deben a enfermedades cardiovasculares ateroscleróticas, como ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares.
Los efectos perjudiciales del tabaquismo sobre las arterias y las enfermedades arteriales como el ataque cardíaco y el accidente cerebrovascular ya han sido bien establecidos por cientos de investigaciones científicas previas.
En esta misma línea, los estudios también han demostrado que fumar está asociado con un mayor riesgo de insuficiencia cardíaca, en la que el músculo cardíaco no bombea sangre hacia el cuerpo como debería, generalmente porque está demasiado débil o rígido. Esto significa que el organismo no recibe el oxígeno y los nutrientes que necesita para funcionar normalmente.
El vínculo entre fumar y la estructura y función del corazón no se ha examinado completamente. Por lo tanto, este estudio exploró si fumar estaba relacionado con cambios en la estructura y función del corazón en personas sin enfermedad cardiovascular y el efecto de cambiar los hábitos de fumar.
Para llevar a cabo la investigación, los especialistas recurrieron al 5º Estudio del Corazón de la Ciudad de Copenhague, que investigó los factores de riesgo y las enfermedades cardiovasculares en la población general. Se inscribieron un total de 3.874 participantes de 20 a 99 años sin enfermedad cardíaca. Se utilizó un cuestionario autoadministrado para obtener información sobre el historial de tabaquismo y estimar segmentaciones poblacionales a partir del número de cigarrillos fumados a lo largo de la vida.
Un paquete-año se define como 20 cigarrillos fumados todos los días durante un año. Los participantes se sometieron a una ecografía del corazón, llamada ecocardiografía, que brinda información sobre su estructura y qué tan bien está funcionando. Los investigadores compararon las medidas de ecocardiografía de los fumadores actuales con las de los que nunca habían fumado después de ajustar por edad, sexo, índice de masa corporal, hipertensión, colesterol alto, diabetes y función pulmonar.
Según los datos utilizados, la edad promedio de los participantes fue de 56 años y el 43 % eran mujeres. Casi uno de cada cinco participantes eran fumadores actuales (18,6 %), mientras que el 40,9 % eran ex fumadores y el 40,5 % nunca había fumado.
En comparación con los que nunca habían fumado, los fumadores actuales tenían corazones más gruesos, débiles y pesados. El aumento de paquetes-año se asoció con el bombeo de menos sangre. “Descubrimos que el tabaquismo actual y los paquetes-año acumulados estaban asociados con el empeoramiento de la estructura y función de la cámara izquierda del corazón, la parte más importante del corazón”, señaló Holt.
“Además, encontramos que durante un período de 10 años, aquellos que continuaron fumando desarrollaron corazones más gruesos, más pesados y más débiles, que eran menos capaces de bombear sangre en comparación con los que nunca fumaron y los que dejaron de fumar durante ese tiempo”.
Entre las conclusiones, “la investigación revela que fumar no solo daña los vasos sanguíneos, sino que “también daña directamente el corazón. La buena noticia es que parte del daño es reversible si se cancela la práctica del cigarrillo”, concluyó la especialista.
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