La Streptococcus salivarius puede adherirse a las células cubiertas de mucosidad y causar inflamación, además de otros síntomas desagradables.
Por: Isbelia Farías
Las personas con fiebre de heno albergan en las fosas nasales un tipo de bacteria capaz de empeorar los síntomas. La fiebre del heno se presenta cuando el polen o el moho, entre otros alérgenos, provocan una reacción inflamatoria en las fosas nasales, lo cual, a su vez, genera picazón, mucosidad y estornudos.
Un equipo de investigadores analizó la composición de la población microbiana en las narices de 55 personas que tenían fiebre del heno y las de 105 personas que no la tenían. Encontraron que había menos diversidad en el microbioma nasal de las personas que tienen fiebre del heno y mucha más de una especie bacteriana llamada Streptococcus salivarius, según informó el equipo en línea el 12 de enero en Nature Microbiology.
S. salivarius fue 17 veces más abundante en las narices de las personas alérgicas que en las narices de las personas sin alergias, afirmó Michael Otto, microbiólogo molecular del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas en Bethesda, Maryland.
Dicho desequilibrio parece jugar un papel en provocar más síntomas de alergia. En experimentos de laboratorio con células expuestas a alérgenos que recubren las vías respiratorias, S. salivarius impulsó la producción de proteínas en las células que promueven la inflamación.
La bacteria abunda en las narices son secreciones
El equipo se percató que S. salivarius abunda en las narices con mucosidad. Un síntoma prominente y desagradable de la fiebre del heno es la sobreproducción de secreción nasal. Los investigadores encontraron que S. salivarius se une muy bien a las células que recubren las vías respiratorias expuestas a un alérgeno y cubiertas de mucosidad, mejor que una bacteria de comparación que también reside en la nariz.
El contacto cercano parece ser lo que marca la diferencia. Significa que las sustancias en la superficie de S. salivarius que pueden provocar inflamación, comunes entre muchas bacterias, están lo suficientemente cerca como para ejercer su efecto en las células, dijo Otto.
Se estima que la fiebre del heno, que interrumpe las actividades diarias y perturba el sueño, afecta hasta al 30 por ciento de los adultos en los Estados Unidos. La nueva investigación abre la puerta "a futuros estudios dirigidos a esta bacteria" como un tratamiento potencial para la fiebre del heno, dice Mahboobeh Mahdavinia, médico científico que estudia inmunología y alergias en el Centro Médico de la Universidad Rush en Chicago.
Pero cualquier tratamiento debería evitar dañar las bacterias "buenas" que viven en la nariz, dice Mahdavinia, quien no participó en la investigación.
Las proteínas en la superficie de S. salivarius que son importantes para su capacidad de adherirse a las células cubiertas de moco podrían proporcionar un objetivo, dice Otto. Las bacterias se unen a proteínas llamadas mucinas que se encuentran en la mucosidad viscosa y líquida. Al aprender más sobre las proteínas de la superficie de S. salivarius, señaló Otto, es posible encontrar "métodos específicos para bloquear esa adhesión".
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