La "Triple Meta", es un modelo que busca mejorar la experiencia del paciente, optimizar los resultados clínicos y reducir costos. Donde se exige integrar emociones y apostar por un control integral que incluya, dolor total, fatiga, tecnologías modernas y trabajo interdisciplinario.
Por: Katherine Ardila
En el marco de la conmemoración del Día Mundial de la Diabetes, este 14 de noviembre, la revista Medicina y Salud Pública, conversó en exclusiva con la Dra. Lenisse Candelario, una de las expositoras principales del evento "Diabetes, un reto común", un encuentro entre sociedades científicas para la integración de estrategías basadas en evidencias.
Durante la conversación, desde su especialidad como médico familiar aseguró que la salud individual no puede desligarse del entorno comunitario. En este sentido, se planteó que "comunidades enfermas generan individuos enfermos", lo que sitúa al entorno como un elemento importante para definir la posibilidad de generar patologías.
La pregunta que hace la doctora es: "¿Dónde están las directrices para nosotros poder poner en marcha programas que involucren a la comunidad como parte de las soluciones en el contexto de la salud de los individuos que la habitan?".
Frente a esta fragmentación, donde "el riñón tiene su nefrólogo, el corazón tiene su cardiólogo, la diabetes tiene su diabetólogo", se da espacio para una figura integradora: el médico de familia.
Su rol, aclara la Dra. Candelario, no es competir con los especialistas, sino armonizar sus aportes. La clave está en que "no se trata de quién mira mejor, se trata de que todos miramos diferente y así cada cual aporta su diferencia, podemos tener un trabajo más eficiente. Hay diferentes niveles y ámbitos de atención que necesita el paciente".
Su misión es, justamente, "integrar esa visión única y particular que solamente tiene el médico de familia por su propia concepción".
Su valor reside en la continuidad del cuidado y, sobre todo, en una comprensión profunda del contexto. Para este enfoque, la comunidad no es un escenario pasivo, sino un actor central. "La comunidad es un paciente para nosotros. La comunidad tiene un diagnóstico, es un paciente y hay que tener un plan de cuidado y de manejo".
La triple meta: una receta para un sistema más humano y eficienteLa propuesta se articula bajo un modelo denominado "Triple Meta", que persigue tres objetivos simultáneos: mejorar la experiencia del paciente, optimizar los resultados de salud y reducir costos.
El primer pilar exige un cambio de mentalidad. Se trata de ver a la persona más allá de su diagnóstico, integrando su humanidad. "La tristeza no se evita, se acompaña", afirma la doctora Candelario.
El objetivo es crear un itinerario continuo que "evite la peregrinación del paciente dentro del sistema" y que incorpore los cuidados paliativos desde el principio, pues "hoy en día hablamos de cuidados paliativos desde la cronicidad".
El segundo pilar, la mejora de los resultados, va más allá de controlar números. Implica un "control integral de factores de riesgo, no solamente números" y abordar lo que se conoce como "el dolor total, la fatiga".
Para lograrlo, es fundamental el "uso oportuno de fármacos y tecnologías como los monitores continuos de glucosa y el manejo interdisciplinario".
El tercer pilar, la reducción de costos, no debe comprometer la calidad. La prevención es clave, ya que "la prevención de la diabetes elimina gastos, pero no implica aumento del malestar".
El modelo apuesta por una atención primaria sólida y transiciones seguras cuando el paciente egresa del hospital. La ecuación final es clara: se busca ofrecer "más valor y menos costes" para permitir "una vida más funcional y con bienestar".
Los cuidados paliativos: acompañamiento esencial en la enfermedad crónicaEste modelo integral incorpora de forma temprana los cuidados paliativos, cuyo valor va más allá de solo la fase terminal. Su contribución es multidimensional.
Comienza con una "comunicación empática y la toma de decisiones compartidas". En este proceso, "el paciente necesita tener información que ayude a que tome las decisiones basado en el conocimiento y en la conciencia". Su autonomía es innegociable, porque "la opinión es suya, pero la vida es de él".
Estos cuidados también se extienden al núcleo familiar, que soporta una carga emocional inmensa. "¿Cuál es el nivel de angustia que maneja una familia que tiene que hacer un ingreso más de tres meses sin saber si su familiar va a salir bien?", se plantea.
Además, un aspecto importante es el "acompañamiento del duelo funcional", que ayuda al paciente a "aceptar las limitaciones sin perder el sentido y el propósito". Se trata de un proceso de adaptación para dejar atrás "la persona que era para abrazar la persona que es hoy".
La meta final de este enfoque es netamente humana: "poder cuidar y acompañar a nuestros pacientes para que tengan una vida digna de ser vividas". Cada historia merece un cierre coherente con una vida de lucha. O, como se concluyó con simpleza: "una buena historia merece un gran fin".