Los fármacos para la ansiedad actúan modulando los niveles de neurotransmisores clave en el cerebro, lo que ayuda a restaurar el equilibrio neuroquímico necesario para regular el estado de ánimo y reducir la ansiedad.
Por: Katherine Ardila
En los últimos años, la comprensión neuroquímica de la ansiedad ha avanzado considerablemente, permitiendo desarrollar tratamientos más específicos y efectivos para esta condición.
La ansiedad, un trastorno que afecta a millones de personas en todo el mundo, está íntimamente relacionada con el equilibrio de neurotransmisores clave en el cerebro, como el GABA, la serotonina y la noradrenalina. Los tratamientos farmacológicos modernos buscan restaurar este equilibrio neuroquímico, ofreciendo a los pacientes un alivio significativo de sus síntomas.
Ansiolíticos y antidepresivos: ¿Cómo funcionan en nuestro cerebro?
Uno de los enfoques más comunes en el tratamiento de la ansiedad es el uso de ansiolíticos y antidepresivos, que actúan sobre neurotransmisores específicos. "Básicamente los tratamientos farmacológicos lo que ayudan es a restaurar ese equilibrio neuroquímico en el cerebro, específicamente interactúan con GABA, serotonina y noradrenalina y ahí utilizamos ansiolíticos y antidepresivos", explicó la Dra. Millie González, farmacóloga y profesora asociada en la universidad interamericana de Puerto Rico.
Por ejemplo, algunos fármacos "ayudan a que aumente la cantidad de GABA en el cerebro", lo que tiene un efecto calmante. Otros inhiben la recaptura de serotonina, aumentando su concentración en las sinapsis, lo que mejora el estado de ánimo y reduce la ansiedad. Adicionalmente, existen fármacos que "actúan regulando el eje HPA que ya hemos hablado", reduciendo los niveles de cortisol, una hormona clave en la respuesta al estrés y la ansiedad.
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El mecanismo de acción de los fármacos para la ansiedad se centra principalmente en la regulación de neurotransmisores clave en el cerebro. Estos neurotransmisores son esenciales para la modulación de las emociones y el estado de ánimo, y su desequilibrio puede llevar a la aparición de síntomas de ansiedad.
1. Benzodiazepinas: Estos fármacos, como el diazepam, son moduladores del receptor de GABA, un neurotransmisor inhibitorio en el cerebro. Cuando las benzodiazepinas se unen a su sitio específico en el receptor de GABA, facilitan la entrada de iones de cloro en la neurona. Esto causa una hiperpolarización de la neurona, lo que significa que la neurona se vuelve menos propensa a dispararse.
"Las benzodiazepinas lo que hacen es que son moduladores de la serotonina, y eso es lo que hacen en los cerebros. GABA es un neurotransmisor inhibitorio. Así lo que está haciendo es que se une a su receptor y aunque no lo activa directamente, sí facilita que ese efecto calmante se dé en el cerebro", explicó la experta. Este efecto reduce la actividad neuronal y produce un efecto calmante y ansiolítico.
2. Inhibidores selectivos de la recaptura de serotonina (SSRI): Los SSRI, como la fluoxetina y la sertralina, actúan bloqueando el transportador de serotonina en la neurona presináptica, lo que impide la recaptura de este neurotransmisor. Al inhibir este proceso, los SSRI aumentan la cantidad de serotonina disponible en la sinapsis (el espacio entre neuronas), lo que potencia su acción sobre los receptores postsinápticos y mejora el estado de ánimo.
"Básicamente, está actuando en este subtipo de autorreceptor. Qué son los 5-HCF, 1-A que están en la neurona presináptica. Cuando la buspirona se pega, pues, ellos se inactivan", lo que reduce la actividad del sistema nervioso y alivia la ansiedad.
Sin embargo, el uso de SSRI no está exento de efectos secundarios, como "náuseas y vómitos, y pueden causar también disminución del libido".
3. Buspirona: Este fármaco tiene un mecanismo de acción único, ya que actúa sobre los receptores de serotonina 5-HT1A.
Estos receptores funcionan como autorreceptores en la neurona presináptica y, cuando se activan por buspirona, inhiben la liberación adicional de serotonina. Este proceso reduce la sobreestimulación de las neuronas y produce un efecto ansiolítico sin causar sedación.
Además, a diferencia de las benzodiazepinas, "la buspirona tiene un efecto ansiolítico, es que la persona siente calma, pero no se siente adormecida, como ocurre cuando una persona está tomando benzodiazepina. Y, también, lo bueno de la buspirona es que no genera dependencia".
4. Inhibidores de la recaptura de serotonina y noradrenalina (SNRI): Los SNRI, como la duloxetina, actúan de manera dual inhibiendo la recaptura tanto de serotonina como de noradrenalina. Al bloquear los transportadores que recapturan estos neurotransmisores, aumentan sus niveles en la sinapsis y mejoran la transmisión de las señales nerviosas que modulan el estado de ánimo y la respuesta al estrés, lo que contribuye a la reducción de los síntomas de ansiedad.
Los fármacos para la ansiedad actúan modulando los niveles de neurotransmisores clave en el cerebro, lo que ayuda a restaurar el equilibrio neuroquímico necesario para regular el estado de ánimo y reducir la ansiedad.
Tratamientos complementarios y otras terapias para la ansiedad
Además de los tratamientos farmacológicos, se ha demostrado que las terapias complementarias, como la meditación, el yoga y la respiración profunda, pueden tener un impacto positivo en la reducción de la ansiedad, ya que ayudan a relajar la mente y el cuerpo. "Algunas personas usan yoga, otras personas usan meditación, la respiración profunda, todo eso va a ayudar a disminuir los niveles de cortisol y los niveles de epinefrina y norepinefrina", comentó la experta, subrayando la importancia de las técnicas de relajación en el manejo de la ansiedad.
La elección del tratamiento farmacológico y complementario para la ansiedad, depende del tipo específico de trastorno de ansiedad que presente el paciente. Por ejemplo, para la ansiedad generalizada se recomienda una combinación de buspirona y benzodiazepinas, mientras que para el trastorno obsesivo-compulsivo (OCD) y el trastorno de pánico, los SSRI son los tratamientos de elección, según comenta la experta.
En el caso de las fobias, se utiliza una combinación de SSRI y benzodiazepinas. "Para tratar la ansiedad usualmente se usan las benzodiazepinas y los SSRI, que son los inhibidores selectivos de recaptura de serotonina", recomendó.
La neuroquímica de la ansiedad es un campo en constante evolución, y a medida que se profundiza en el conocimiento del cerebro, es posible desarrollar tratamientos más efectivos y personalizados para quienes padecen esta condición. "Sabemos que la neuroquímica de la ansiedad es un campo bien interesante y fascinante. Va a seguir evolucionando a medida que entendemos el funcionamiento del cerebro", concluyó la experta.