El regreso a clases en Puerto Rico enfrenta retos como la ola de calor y las infecciones respiratorias.
Por: Stephania Cortés
El Dr. Ramos confirma que la amenaza de infecciones respiratorias sigue latente. "Aún tenemos casos de COVID-19 y VRS (virus respiratorio sincitial), y aunque estos últimos suelen aumentar a finales de agosto y septiembre, ya estamos viendo un repunte de influenza entre los niños", comentó.
Durante el verano, los campamentos infantiles registraron un número considerable de contagios, especialmente en junio, y es probable que con el inicio de clases se mantengan altas las tasas de infección.
Un escenario complejo: infecciones respiratorias y más
Además de las enfermedades respiratorias, el polvo del Sáhara también está contribuyendo a complicar el cuadro. "Muchos pacientes están siendo admitidos con síntomas de asma y bronquiolitis, exacerbados por el polvo del Sáhara. En días con alta concentración de este polvo, sería prudente limitar las actividades al aire libre", aconseja el Dr. Ramos.
La ola de calor: un reto adicional
El calor es otro gran desafío. El año pasado, la isla registró casos de síncope, o desmayos, causados por golpes de calor tanto en niños como en adolescentes. "No solo los adultos mayores o las personas con condiciones preexistentes son vulnerables; cualquier persona puede verse afectada por un golpe de calor", advierte el Dr. Ramos. La hidratación constante es fundamental para evitar estos episodios.
El Dr. Ramos también destaca la importancia de las condiciones de infraestructura en las escuelas. "Muchas escuelas tienen sistemas de aire acondicionado defectuosos y falta de ventilación adecuada. La posibilidad de que los estudiantes usen uniformes de educación física en lugar de los uniformes regulares en días de calor extremo es una buena medida, pero no sustituye la necesidad de una mejor preparación de las instalaciones escolares."
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La amenaza del dengue y la necesidad de vacunación
El dengue es otra preocupación creciente, especialmente con la temporada ciclónica y las lluvias intensas que se avecinan. "Estamos en riesgo de una gran ola de dengue al final del año, similar a la que han experimentado nuestros vecinos en Centro y Sudamérica", alertó el Dr. Ramos. La acumulación de agua en las escuelas y otras áreas públicas podría exacerbar la situación, lo que hace imperativo un plan de acción para prevenir una epidemia.
En cuanto a la vacunación, el Dr. Ramos recalca la importancia de mantenerse al día con las vacunas tradicionales y anticipa la llegada de nuevas vacunas contra la influenza y el COVID-19. "Aunque las tasas de vacunación contra el COVID-19 han disminuido, es crucial que los padres no descuiden la inmunización de sus hijos. También existe una vacuna contra el dengue, pero su complejidad ha llevado a una baja acogida", indicó.
Salud mental: un problema persistente
Más allá de las infecciones y el calor, la salud mental de los niños sigue siendo una preocupación. Desde el huracán María, la incidencia de depresión y otros trastornos mentales en la población infantil ha sido notablemente alta.
"El único hospital que admite niños para tratamiento de salud mental en la isla, San Jorge, siempre está lleno", revela el Dr. Ramos. La pandemia y los terremotos han exacerbado esta situación, y es crucial que las escuelas y los padres estén atentos a las señales de alerta en los niños.