La genética trae consigo una predisposición a padecer esta afección de las vías respiratorias.
Por: Luisa Ochoa
El asma es una de las principales causas de visitas a urgencias, hospitalizaciones o ausencia de la escuela en la población infantil a nivel mundial. Pese a que no se puede curar, el tratamiento adecuado permitirá controlar los síntomas y evitar un daño a los pulmones del infante.
Según la Organización Mundial de la Salud, los desencadenantes más comunes de esta enfermedad crónica son las infecciones víricas, el polvo, el humo, los gases, los cambios meteorológicos, los pólenes de gramíneas y árboles, el pelaje y las plumas de animales y los jabones fuertes.
El Dr. David de Ángel Solá, neumólogo pediátrico, explicó a la Revista Medicina y Salud Pública el papel de la genética y las condiciones ambientales en la exacerbación de las crisis de asma: “nuestra genética es nacer predispuestos a esas alergias y hay una cantidad de alérgenos bien grande, están los polvos del Sahara, cenizas de volcán, hongos y diferentes infecciones que pueden empeorar las alergias y consecuentemente el asma”.
Además de ello, enfatizó que los puertorriqueños tienen una alta prevalencia de asma en comparación con otros habitantes. “Cuando hacemos estudios en EE.UU, la población de puertorriqueños tiene una tendencia de asma aumentada, si lo comparas con hispanos, afroamericanos o caucásicos”.
Diversos estudios han identificado que las infecciones virales juegan un papel determinante en la exacerbación de las crisis asmáticas en niños y adultos. El Rhinovirus es el patógeno más frecuente evidenciado en estos episodios, de acuerdo con una investigación sobre la relación entre el asma y las infecciones virales, por el Dr. J.A. Castro-Rodríguez, neumólogo pediátrico.
Allí, cita que “recientemente, se ha descrito que el metapneumovirus es el causante del 12 % del total de las infecciones respiratorias bajas en niños y también se ha comunicado la asociación de este virus con las crisis obstructivas en los niños menores de 3 años 7 y menores de 5 años de edad”.
Con relación a lo anterior, el especialista explicó que el asma puede ocurrir en la población infantil de forma intermitente (los síntomas van y vienen); por temporadas (reacciones a fenómenos naturales o épocas del año); y persistente (todo el año). “Muchos de estos niños, cómo están creciendo con la condición, no se dan cuenta de que la tienen. Además, un niño asmático bien tratado, en la inmensa mayoría de casos si puede jugar, brincar, correr, como un niño común y corriente”.
Síntomas
Los síntomas frecuentes del asma infantil incluyen la tos frecuente que empeora cuando el niño tiene una infección viral, un silbido al respirar, dificultad para respirar y congestión torácica.
El asma infantil también podría causar problemas para dormir debido a la dificultad para respirar, episodios de tos o silbido que empeoran con un resfriado o una gripa, recuperación lenta de una infección respiratoria o bronquitis posterior a ella, problemas para respirar que dificultan jugar o ejercitarse y cansancio.
En casos graves, es posible que el pecho y las costillas del niño se meten hacia adentro mientras se esfuerza por respirar, también podría sufrir un aumento en los latidos del corazón, sudor excesivo y dolor en el pecho, por eso es importante acudir con prontitud al médico.
Diagnóstico
Los principales diagnósticos de esta condición implican lo clínico y funcional:
Diagnóstico clínico: al auscultar al niño se escuchan pitos y dificultad. Sin embargo, especialistas sugieren que debe diferenciarse de algunas enfermedades del corazón que producen dificultad respiratoria y pitos.
Diagnóstico funcional: a prueba más determinante para demostrar la obstrucción al paso del aire es la espirometría, que muestra un descenso de la cantidad de aire que se puede expulsar en el primer segundo tras solicitar al paciente que eche todo el aire que tiene dentro de los pulmones (FEV1) y que mejora tras dar un broncodilatador inhalado. Usualmente, la prueba se realiza en niños mayores de 6 años.
Finalmente, el especialista indicó que el tratamiento más básico para el asma es el Salbutamol o albuterol que funciona como “una bomba de rescate”, ya que sirve par aumentar el volumen de aire que entra a los bronquios. “Por lo regular hay dos fases de tratamiento: está la de mantenimiento donde tú das un medicamento que mantiene la inflamación alejada para que al niño no le dé un ataque de asma, y está el tratamiento agudamente cuando el paciente siente que no puede respirar bien, tiene un catarro prolongado o mucha tos, y esos son esteroides inhalados”, afirmó.
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