Las personas cuyo microbioma nasal estaba dominado por ciertas bacterias como la Corynebacterium presentaban significativamente menos problemas cognitivos en comparación con aquellos cuya flora nasal estaba compuesta principalmente por otros tipos bacterianos.
Por: Katherine Ardila
La pérdida del sentido del olfato, un síntoma que muchas personas suelen pasar por alto, está revelando ser un importante indicador temprano de posibles problemas neurológicos futuros.
Estudios recientes han demostrado que la disminución en la capacidad para percibir olores puede aparecer hasta una década antes que otros síntomas de enfermedades como alzhéimer o párkinson, convirtiéndose en una valiosa señal de alerta para los especialistas.
Desarrollo del estudio
Un equipo de investigadores de la Universidad de Fudan en China, analizó a más de quinientos adultos mayores, descubrieron que las bacterias que habitan naturalmente en nuestra nariz -lo que se conoce como microbioma nasal- juegan un papel fundamental en esta relación.
Utilizando pruebas especializadas para evaluar tanto la capacidad olfativa como las funciones cognitivas, combinadas con análisis genéticos avanzados, lograron identificar patrones bacterianos específicos asociados con diferentes grados de deterioro mental.
Resultados del estudioLos hallazgos más reveladores mostraron que las personas cuyo microbioma nasal estaba dominado por ciertas bacterias como la Corynebacterium presentaban significativamente menos problemas cognitivos en comparación con aquellos cuya flora nasal estaba compuesta principalmente por otros tipos bacterianos.
Mecanismos biológicos subyacentes
Esto sugiere que algunas bacterias podrían tener un efecto protector para el cerebro, mientras que otras podrían estar relacionadas con procesos neurodegenerativos.
Los científicos plantean que estos microorganismos podrían influir en la salud cerebral a través de varios mecanismos, como la producción de sustancias que afectan al sistema nervioso o la modulación de respuestas inflamatorias que impactan las conexiones entre la nariz y el cerebro.
Este descubrimiento da paso a nuevas posibilidades para la medicina preventiva. Los expertos añaden que en el futuro podríamos contar con pruebas diagnósticas basadas en simples muestras nasales que permitan identificar riesgos de deterioro cognitivo mucho antes de que aparezcan síntomas evidentes.
Incluso se está explorando la posibilidad de desarrollar tratamientos que, mediante la modulación del microbioma nasal, puedan ayudar a preservar la salud cerebral durante el envejecimiento.