Su síntoma principal es el dolor en la ingle que puede irradiar al abdomen o los muslos y que empeora al caminar, correr o incluso al toser o cambiar de posición.
Por: Katherine Ardila
Un dolor punzante en la zona del pubis que aparece después del ejercicio y no cede. Molestias al cambiar de posición en la cama o al permanecer sentado durante horas. Esta es la realidad de quienes padecen pubalgia, una condición que va más allá de una simple molestia muscular y que, si no se trata adecuadamente, puede convertirse en un problema crónico.
Aunque comúnmente asociada con deportistas de élite, especialmente futbolistas y corredores, la pubalgia puede afectar a cualquier persona que realice movimientos repetitivos de miembros inferiores.
Su característica principal es un dolor intenso e insidioso en la zona del pubis, la ingle o la zona abdominal inferior, que puede instalarse progresivamente o aparecer de forma brusca después de un esfuerzo intenso.
¿Qué es la pubalgia?
La pubalgia es un síndrome doloroso que afecta específicamente a la sínfisis del pubis y los tejidos adyacentes, producto de una lesión en los grupos musculares de la zona inguinal y abdominal baja.
Lo que comienza como una molestia leve puede evolucionar hacia un dolor profundo y localizado que se intensifica con actividades cotidianas como caminar, correr o realizar esfuerzos físicos.
Es fundamental entender que la pubalgia no es una enfermedad en sí misma, sino un conjunto de síntomas que señalan una sobrecarga o lesión en las estructuras que se insertan en la región ilio-pubiana.
Conocida también como pubalgia del deportista u osteopatía del pubis, esta condición siempre apunta al mismo problema subyacente: dolor e inflamación en el área púbica con origen en el sistema musculoesquelético.
Señales de alerta: reconocer los síntomas a tiempoEl síntoma principal es un dolor en la ingle que puede extenderse hacia el abdomen, los genitales o la parte interna de los muslos. Lo particular de este dolor es su comportamiento: puede presentarse de forma gradual, casi imperceptible al principio, o aparecer repentinamente después de un entrenamiento intenso.
Otros síntomas pueden ser:
- Dolor al levantarse de la cama o cambiar de posición
- Dolor tras periodos de sedestación largos
- Cojera intermitente
- Sensación de rigidez en la zona púbica.
- Disminución del rendimiento deportivo.
- Molestias al toser o estornudar.
- Dolor al realizar ejercicios abdominales y ejercicios que impliquen sobre todo a los aductores.
El diagnóstico requiere la evaluación de un especialista, preferiblemente un traumatólogo, quien mediante exploración física y pruebas complementarias como ecografía o resonancia magnética podrá diferenciar la pubalgia de otras condiciones con síntomas similares, como hernias inguinales o problemas articulares de cadera.
Las causas son múltiples y suelen combinarse entre sí. Desde la sobrecarga de los músculos aductores o abdominales hasta los desequilibrios musculares entre abdomen y aductores, cada caso presenta sus particularidades.
La falta de calentamiento adecuado, las técnicas deportivas repetitivas con cambios bruscos de dirección, las transiciones abruptas en la intensidad del entrenamiento y las alteraciones posturales conforman el espectro de factores desencadenantes.
El tratamiento exitoso requiere un enfoque multidisciplinar que se adapte al grado de lesión y las necesidades específicas de cada persona. Mientras en casos leves la mejoría puede llegar en semanas con reposo y ejercicios específicos, los casos crónicos pueden necesitar entre tres y seis meses de recuperación.
El proceso terapéutico generalmente incluye reposo relativo, evitando actividades que agraven el dolor pero manteniendo la movilidad funcional. La fisioterapia personalizada se convierte en el pilar fundamental, complementada con la aplicación de frío local, técnicas como electroterapia o punción seca, y ejercicios de estabilización y propiocepción para fortalecer la zona abdomino-pélvica.
Para aquellos casos que no responden al tratamiento conservador, especialmente en deportistas profesionales, puede considerarse la intervención quirúrgica. Sin embargo, la verdadera clave del éxito terapéutico radica en no acelerar el regreso a la actividad física y seguir un proceso de readaptación guiado por profesionales de la salud.
La pubalgia, aunque compleja, tiene solución cuando se aborda con paciencia, perseverancia y el acompañamiento profesional adecuado. Reconocer sus síntomas a tiempo marca la diferencia entre una recuperación rápida y un problema que podría acompañar al paciente durante años.