¿Por qué se produce una disminución en la cantidad y calidad del sueño al envejecer?

A medida que las personas envejecen, experimentan cambios en su patrón de sueño.

Por: Mariana Mestizo Hernández


La respuesta a la pregunta sobre por qué las personas se despiertan cada vez más temprano a medida que envejecen es una reacción casi fisiológica. Con el paso de los años, se necesita menos tiempo de sueño

Durante la infancia, los bebés suelen dormir alrededor de 18 horas al día, lo que implica que pasan la mayor parte del día durmiendo. A medida que se crece, se van perdiendo horas de sueño progresivamente. 

En la etapa de Educación Infantil, los niños duermen aproximadamente nueve horas durante la noche y realizan un par de siestas, una por la mañana y otra por la tarde. Con el tiempo, estas siestas se van reduciendo, primero la de la mañana y luego la de la tarde. En la edad adulta, la necesidad promedio de sueño se estima en alrededor de ocho horas.

Fases del sueño

Cuando las personas se hacen mayores, se observa una reducción en la duración del sueño, así como en la calidad del mismo. El sueño se compone de distintas fases, siendo las fases de sueño superficial, conocidas como N1 y N2, las que se experimentan al inicio del sueño y nos llevan de un estado de vigilia al sueño propiamente dicho. 

Posteriormente, se entra en la fase de sueño profundo, denominada N3, la cual es crucial para el descanso y la recuperación del cerebro. Estas dos fases, el sueño superficial y el sueño profundo, se clasifican como no REM (Movimiento Rápido de los Ojos), debido a la ausencia de movimientos oculares rápidos. Por último, se encuentra la fase REM, en la cual se produce el sueño donde se presentan los sueños.

Patrones de sueño en el envejecimiento

A medida que las personas envejecen, experimentan cambios en su patrón de sueño. Duermen durante más tiempo en un estado superficial y menos tiempo en un sueño profundo, además de despertarse con mayor frecuencia. Aunque al final del día pueden tener el mismo número total de horas de sueño, la cantidad de sueño nocturno disminuye.

Por ello, las personas de edad avanzada tienden a tomar más siestas durante el día, cabecear en la mañana y hacer una siesta por la tarde. Si se suman todas esas siestas al tiempo de sueño nocturno, alcanzan un total de aproximadamente ocho o nueve horas. Además, muchas personas mayores tienden a acostarse más temprano, lo que contribuye a despertarse más temprano y tener la sensación de despertar demasiado pronto.

Otro factor importante es que, a medida que las personas envejecen, reducen sus actividades diarias, lo que disminuye su necesidad de descanso nocturno. Esto, por supuesto, se aplica a la reacción fisiológica normal en una persona mayor sin patologías. Sin embargo, a medida que cumplen años, aumenta la incidencia de trastornos del sueño. Los dos más comunes son el insomnio y la apnea obstructiva del sueño.

Trastornos del sueño relacionados con el envejecimiento

Ahora bien, el insomnio se caracteriza por dificultades para conciliar el sueño, despertares frecuentes o prematuros, y no es considerado una respuesta fisiológica normal del envejecimiento, sino más bien un trastorno patológico del sueño. Cuando las horas de sueño no son suficientes para el descanso adecuado, se requiere una evaluación para identificar posibles problemas, siendo el insomnio la causa más común.

La apnea del sueño, que se manifiesta a través de interrupciones en la respiración durante la noche, constituye la segunda causa más frecuente de trastornos del sueño en personas mayores. A medida que envejecemos, experimentamos un aumento en las pausas respiratorias durante el sueño, lo que interrumpe el descanso y resulta en despertares nocturnos, afectando la calidad y la reparación del sueño. Además, después de la menopausia, las mujeres también son propensas a sufrir apnea del sueño con mayor frecuencia.

En relación a la respuesta fisiológica normal del cuerpo humano durante el envejecimiento, se observa una transición de un estilo de vida activo y socialmente estimulante a uno más organizado y centrado en el descanso, especialmente después de la jubilación. En esta etapa, generalmente se respeta más el horario de sueño, lo que reduce la necesidad de períodos de sueño prolongados. Como resultado, las personas mayores pueden experimentar un sueño satisfactorio y despertarse naturalmente a una hora adecuada, sin necesidad de prolongar su tiempo en la cama.


Fuente consultada aquí.




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