Nuevas investigaciones han permitido mejoras en el tratamiento para pacientes que han presentado recaídas y resistencia a las terapias de recuperación.
Por: María Camila Sanchez Correa
Los estudios recientes que se han adelantado en torno a la Esclerosis Múltiple han permitido mejorar el manejo de la sintomatología relacionada con dicha enfermedad, con el objetivo de brindarle al paciente una mejor calidad de vida y disminuir el progreso de afectaciones físicas y cognitivas.
"Hay múltiples factores a considerar al momento de escoger la terapia, por lo que esta debe ser individualizada en cada paciente y la decisión compartida entre médico y paciente. Durante el tratamiento es importante mantener vigilancia de la actividad de la enfermedad utilizando tanto medidas clínicas como radiológicas, para obtener una respuesta adecuada al tratamiento. En pacientes con una respuesta inadecuada al tratamiento se recomienda buscar otras alternativas", así lo indicó la doctora Patricia De Jesús Umpierre, neuróloga.
Por su parte, la literatura médica indica que la Esclerosis Múltiple es una afección autoinmune del sistema nervioso y es, además, la enfermedad más común de las patologías que dañan la cubierta protectora de las fibras nerviosas del cerebro, los nervios ópticos y la médula espinal (vaina de mielina).
De otra parte, estudios recientes han permitido que el personal médico pueda contar con más alternativas para el tratamiento de esta afección, brindando un manejo adecuado más efectivo en caso de recaída o resistencia a la terapia.
La doctora De Jesús Umpierre añadió que las exacerbaciones en los pacientes con Esclerosis Múltiple pueden indicar la formación de nuevas placas desmielinizantes o la reactivación de una lesión desmielinizante previa. "Antes de iniciar tratamiento de cualquier exacerbación es importante descartar la presencia de una pseudoexacerbación, que incluye fiebre, infecciones (principalmente de vías urinarias o respiratorias) stress y exposición al calor", resaltó.
Agravamiento del cuadro sintomatológico: tratamiento inmediato
Cuando se ha iniciado una etapa de recuperación en los pacientes, es probable que sean remitidos nuevamente debido a una recaída o exacerbación que, de no ser tratada a tiempo, puede favorecer el progreso de la discapacidad.
Esto se traduce como la aparición de nuevas placas desmielinizantes o la reaparición de lesiones previas en esta área y es importante descartar pseudo exacerbaciones (episodios de empeoramiento sintomatológico menor a 24 horas) antes de iniciar la terapia de recuperación.
Por lo general, estos tratamientos se basan en el uso de esteroides (u hormonas en pacientes que son intolerantes a los esteroides sistémicos) y la plasmaféresis, sin embargo, esto solo se decide bajo unos criterios específicos de la salud del paciente.
Tratamiento a largo plazo
Actualmente, existen 17 terapias modificadoras de la enfermedad (DMT) cuyas pruebas individuales han tenido buenos resultados en pacientes de Esclerosis Múltiple, independientemente de su modo de administración, su mecanismo de acción y efectos secundarios.
Sin embargo, el personal médico aclara que este tipo de tratamiento tiene como objetivo modificar el curso de la enfermedad, sin que esto sea confundido con terapias curativas.
Este tipo de procedimientos debe ser individualizado teniendo en cuenta factores únicos del paciente como el tipo de esclerosis, frecuencia de las recaídas y tasa de progresión de la enfermedad, para así disminuir el curso de la discapacidad física y cognitiva a largo plazo.
De igual manera, el inicio de este tratamiento debe ser una decisión del paciente y su médico, más no una imposición por parte del profesional, pues debe ir acorde a las prioridades y necesidades de la persona.
Cambios en la terapia de pacientes con Esclerosis Múltiple, ¿Cuándo son necesarios?
La evolución del paciente debe ser supervisada por el personal médico para detectar cualquier anomalía o respuesta negativa a la terapia, y en ese caso, realizar las modificaciones necesarias para una mejor respuesta del organismo.
Asimismo, las Guías Prácticas recomiendan la consideración de un cambio terapéutico en aquellos pacientes que se han sometido a un tratamiento específico durante un periodo de tiempo importante y aún así han presentado una recaída.
Adicionalmente, se sugieren cambios en el tratamiento cuando hay afectaciones graves debido a los efectos adversos, desarrollo de fatiga, problemas de adherencia, entre otros.
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