La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha identificado la obesidad como una epidemia mundial, y se espera que para 2050, casi el 50% de la población mundial sea obesa.
Por: Katherine Ardila
Un estudio arroja detalles importantes sobre cómo la acumulación de grasa abdominal, particularmente la grasa visceral, puede estar vinculada a procesos neurodegenerativos años antes de que los síntomas de alzhéimer se manifiesten.
A medida que el cuerpo acumula grasa en el abdomen, esta no solo afecta la estética corporal, sino que también tiene profundas implicaciones en la salud cerebral.
Mecanismo detrás de la relación entre grasa visceral y alzhéimer
La grasa visceral, que se encuentra profundamente en el abdomen y rodea los órganos vitales, es metabólicamente activa y tiene efectos adversos en varios aspectos de la salud.
A diferencia de la grasa subcutánea, que se encuentra justo debajo de la piel, la grasa visceral tiene una mayor capacidad para liberar hormonas y sustancias químicas inflamatorias, lo que aumenta la inflamación en todo el cuerpo.
Según el Dr. Raji, cuando esta grasa visceral se acumula, produce un efecto directo en la función cerebral. Uno de los mecanismos clave es la inflamación crónica, que puede alterar los procesos biológicos en el cerebro, como la circulación sanguínea, el flujo de nutrientes y la eliminación de residuos celulares.
Esto, a su vez, puede provocar cambios en áreas del cerebro responsables de la memoria y las funciones cognitivas.
Los investigadores también observaron que una mayor cantidad de grasa visceral en personas de mediana edad (alrededor de los 40 a 50 años) se asocia con la presencia temprana de placas amiloides y ovillos de tau en el cerebro, dos biomarcadores clásicos del Alzheimer.
Las placas de amiloide son depósitos de proteínas que se acumulan entre las células nerviosas, interfiriendo en la comunicación entre ellas. Los ovillos de tau, por su parte, son estructuras anormales dentro de las células cerebrales que pueden contribuir a la disfunción neuronal.
Impacto en la salud públicaEste descubrimiento resalta la creciente importancia de la obesidad y, específicamente, la grasa visceral como factores de riesgo para enfermedades neurodegenerativas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha identificado la obesidad como una epidemia mundial, y se espera que para 2050, casi el 50% de la población mundial sea obesa o tenga sobrepeso.
Esto implica que, de no tomarse medidas preventivas, un número significativo de personas podría enfrentar un mayor riesgo de desarrollar Alzheimer debido a la acumulación de grasa visceral.
La relación entre la obesidad y el Alzheimer es particularmente crítica dado que la enfermedad generalmente comienza a manifestarse a partir de los 60, 70 u 80 años, mucho después de los primeros indicios biológicos que el estudio ha revelado entre los 40 y los 50 años.
Implicaciones para la salud mental y el envejecimientoEstos hallazgos tienen implicaciones no solo para la salud cerebral, sino también para el envejecimiento en general. La prevención de enfermedades neurodegenerativas mediante el control de la grasa visceral podría mejorar la forma en que abordamos el envejecimiento y la salud mental a largo plazo.
Por ejemplo, la identificación de factores de riesgo en la mediana edad permite una intervención temprana que podría mejorar la calidad de vida de millones de personas al reducir el impacto de enfermedades como el Alzheimer y otras formas de demencia.
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