El cerebro reacciona con mayor agilidad ante estímulos externos -como la voz- cuando considera que son amenazantes, una asociación que realiza a partir del tono que escuche.
Por:
El cerebro reacciona con mayor agilidad ante estímulos externos -como la voz- cuando considera que son amenazantes, una asociación que realiza a partir del tono que escuche.
Así lo concluyó una investigación realizada por la Universidad de Ginebra en Suiza. Este estudio clínico -de acuerdo con sus autores- se realizó a partir de la medición de la actividad cerebral ante las voces emocionales, ya que nuestra visión no alcanza los 360°. Es decir, no logra rodear el espacio en el que la persona.
Para obtener los resultados deseados, los investigadores plantearon una serie de preguntas específicas sobre la interacción de los seres humanos con su entorno, estableciendo a la vista y el oído como los sentidos más implicados en las experiencias sensoriales. Algunas de las preguntas fueron: ¿qué ocurre en el cerebro cuando percibe una señal amenazadora?, ¿cómo puede el cerebro reconocer a la voz amenazadora entre el ruido del ambiente? ¿Cómo se procesa la información?
La investigación publicada en 'Social Cognitive and Afective Neuroscience', también afirma que la atención de los individuos a las voces, depende del tipo de voz que se escuche en el medio ambiente. Sin embargo, el cerebro logra detectar a las voces más agresivas e incluso saber de dónde provienen.
El desarrollo de la investigación
Los desarrolladores del estudio, recopilaron 22 sonidos cortos (660 milisegundos) de voz humana, con las mencionadas voces emocionales. Algunas eran expresiones neutrales, otras de alegría y otras de enojo. Los sonidos fueron escuchados por 35 participantes, a quienes se les midió su actividad cerebral inmediata a través de un electroencefalograma (EEG). Esto debido a que se buscaban los elementos electrofisiológicos asociados con el procesamiento de los estímulos auditivos y la atención del individuo a ellos.
De acuerdo con el portal web infosalus.es, los participaron escucharon dos voces en simultáneo -cada una hacía referencia a una emoción distinta-.
Cuando los encuestados percibían enfado o alegría, "tenían que responder presionando una tecla con la mayor precisión y rapidez posible", ha explicado el investigador de UNIGE, Leonardo Ceravolo. Luego, se medía la intensidad de la actividad cerebral en lo referente a la atención que se prestaba a los diferentes sonidos, así como la duración de este enfoque antes de volver al estado básico.
Con los datos obtenidos en el EEG, los investigadores analizaron la aparición de un marcador cerebral llamado N2ac, relacionado con la atención auditiva. En el estudio se descubrió que al percibir ira o enojo, este marcador se amplifica y dura más, en relación con la percepción de otros sonidos emocionales. También se concluyó que otro marcador llamado LPCpc, asociado a la audición, se activa luego de 400 milisegundos y presenta una actividad mayor cuando el individuo oye voces fuertes, ya que el cerebro las interpreta como un sonido amenazante.
Este tiempo adicional también fue evidente en la respuesta de los participantes. Cuando tuvieron que indicar que percibieron ira, les llevó más tiempo de concreción que cuando lo hicieron por alegría, se afirma en el portal web.