Cefalea en racimos: el tabaco como factor de riesgo, según investigación

Los resultados sugieren que los fumadores tienen un mayor riesgo de desarrollar esta enfermedad dolorosa y debilitante.

Por: Laura Alejandra Álvarez


Aunque no se sabe exactamente cuál es su causa, es una enfermedad neurológica que se caracteriza por un dolor intenso recurrente a un lado de la cabeza,  que puede ir acompañada de otros síntomas como lagrimeo, congestión nasal y enrojecimiento ocular. 

Cabe destacar, que un reciente estudio ha confirmado esta asociación demostrando que los fumadores tienen un riesgo significativamente mayor de desarrollar esta condición que los no fumadores.

Estudio realizado

Por ello, el estudio publicado en la revista Annals of Neurology se llevó a cabo mediante una metodología rigurosa, en la que se analizaron los datos de un grupo de pacientes con cefalea en racimos y otro grupo sin ella. Los resultados obtenidos fueron concluyentes demostrando que existe una dependencia directa entre el tabaquismo y la aparición de esta patología.

Además, se encontró que los fumadores tienen una mayor frecuencia e intensidad en cada ataque de dolor, ya que el tabaco puede desencadenar la liberación de sustancias inflamatorias que afectan al sistema nervioso

Mecanismos por los que el tabaco puede desencadenar el dolor

Es importante comprender los mecanismos biológicos por los que el tabaco puede desencadenar esta dolorosa condición. La nicotina, es uno de los componentes principales vasoconstrictor, que puede reducir el flujo sanguíneo a los vasos cerebrales por lo que puede causar inflamación además de dolor en las arterias y venas

Al igual que el monóxido de carbono, otro subproducto del tabaco que puede reducir el suministro de oxígeno al cerebro aumentando la producción de radicales libres, lo que desencadena la hinchazón. Además, el fumar aumenta la liberación de sustancias químicas en el cuerpo como la histamina y la serotonina, que pueden contribuir a la cefalea en racimos.

Medidas preventivas

Estas medidas son fundamentales para evitar el dolor y las molestias que esta patología produce, la más importante es dejar de fumar. El tabaco, como hemos visto es uno de los principales desencadenantes, su abandono puede reducir significativamente la frecuencia e intensidad de las crisis. 

Además, es importante evitar el consumo de alcohol como otros productos que contengan nicotina, por ejemplo los parches y los chicles, ya que también pueden desencadenar episodios de dolor. Otras medidas preventivas incluyen llevar una dieta saludable, hacer ejercicio regularmente, controlar el estrés y dormir las horas necesarias. 

Fuentes consultadas aquí.



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