Placenta artificial imitaría las condiciones del útero materno y permitiría madurar órganos de prematuros

La placenta artificial permite que el feto siga desarrollándose de manera similar a como lo haría dentro del útero, sin necesidad de que sus órganos inmaduros tengan que funcionar.

Por: Katherine Ardila


La ciencia avanza a pasos agigantados, y en el campo de la medicina fetal, uno de los desarrollos más prometedores es el concepto de una placenta artificial. Esta innovación podría revolucionar el tratamiento de los bebés prematuros, en particular aquellos que nacen extremadamente prematuros, entre las 23 y 28 semanas de gestación. 

Podría ser una alternativa para disminuir las complicaciones de los prematuros 

En España, se estima que unos 28.000 niños nacen prematuramente cada año, y de estos, aproximadamente 800 son considerados prematuros extremos, lo que significa que tienen un peso que oscila entre los 500 y 700 gramos. 

Este grupo está particularmente en riesgo de sufrir complicaciones severas, no solo inmediatas, sino también a largo plazo, afectando su desarrollo pulmonar, inmunológico, cognitivo y motor. Ante esta realidad, un equipo de investigación en Barcelona está trabajando en un proyecto pionero para el desarrollo de una placenta artificial, con la esperanza de ofrecer una mejor calidad de vida a estos neonatos vulnerables.

El objetivo es replicar las condiciones del útero materno

El proyecto está siendo liderado por el Dr. Eduard Gratacós, director de BCNatal, y la Dra. Elisenda Eixarch Roca, experta en medicina y cirugía fetal, y coordinadora científica de esta ambiciosa iniciativa. Este equipo ha estado investigando durante los últimos cinco años con el objetivo de crear un sistema que pueda replicar las condiciones del útero materno, permitiendo que los órganos inmaduros de los prematuros extremos puedan madurar de manera más adecuada. 

La Dra. Eixarch resalta que los bebés que nacen antes de las 28 semanas enfrentan muchas más complicaciones que aquellos que nacen más cerca de término. "Cuanto más cerca están de las 24 semanas, más difícil es que estos pequeños puedan sobrevivir sin secuelas graves", explica. Aunque la medicina ha avanzado significativamente en las últimas décadas en cuanto a cuidados neonatales, aún no se ha encontrado una manera de mejorar la maduración biológica natural de los fetos que se desarrolla en el útero.

Esta placenta artificial permitiría que el feto continúe su desarrollo natural 

La idea de una placenta artificial no es nueva. Según la Dra. Eixarch, ya en los años 50 se empezó a discutir la posibilidad de prolongar la vida intrauterina de los fetos fuera del útero materno. 

"El concepto es permitir que un feto que deba nacer prematuramente, ya sea por complicaciones maternas o por un parto prematuro espontáneo, continúe su desarrollo de la manera más natural posible, como lo haría en el útero", señala. 

A pesar de los avances en incubadoras y en cuidados neonatales, los índices de supervivencia para los bebés extremadamente prematuros no han mejorado de manera significativa en las últimas dos décadas. La razón principal es que "romper la barrera biológica" que representa la maduración de los órganos fetales es extremadamente complicado.

En junio de 2023,  se consiguió que un feto en una placenta artificial sobreviviera durante 12 días en buenas condiciones. "Hemos demostrado que somos capaces de mantener la supervivencia de un feto en una placenta artificial por un periodo prolongado, algo que nunca antes se había logrado", subraya la Dra. Eixarch.

Ahora, el equipo está centrado en alargar aún más la supervivencia en la placenta artificial, con el objetivo de alcanzar entre 3 y 4 semanas. La clave de este sistema es que no solo replica la función del útero en términos de oxigenación y nutrición, sino que también protege al feto de posibles infecciones y lo mantiene en un entorno estable y controlado. 

¿Cómo funcionaría esta placenta artificial? 

Para lograrlo, han desarrollado un sistema de aislamiento llamado 'ambioshell', que asegura que el feto esté protegido de la luz y el ruido externo, y que las condiciones de temperatura y salinidad sean las adecuadas. 

Además, han tenido que crear un líquido similar al líquido amniótico, que no es solo agua, sino que contiene una composición bioquímica muy específica. Hasta ahora, las pruebas se han realizado en fetos de oveja, ya que su desarrollo pulmonar es muy similar al de los humanos, y es un modelo comúnmente utilizado en medicina fetal.

La oxigenación y nutrición del feto se realizan a través de un sistema de circulación extracorpórea con una membrana oxigenadora y una bolsa de goteo, que permiten el intercambio de oxígeno y nutrientes, así como la eliminación de desechos. 

¿Cuál es la diferencia entre una incubadora y esta placenta artificial? 

Todo el proceso es monitoreado de cerca para asegurar que el feto esté en las mejores condiciones posibles. La diferencia clave entre una placenta artificial y una incubadora es que la placenta artificial permite que el feto siga desarrollándose de manera similar a como lo haría dentro del útero, sin necesidad de que sus órganos inmaduros, como los pulmones y el intestino, tengan que funcionar. 

En una incubadora, el bebé debe respirar y alimentarse, lo que puede ser extremadamente difícil para un prematuro extremo. "Con la placenta artificial, los pulmones del feto no tienen que funcionar, y su intestino tampoco tiene que hacerlo. Solo tiene que preocuparse por crecer y madurar", enfatiza la Dra. Eixarch.

Fuente consultada aquí






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